¿Abandonar o romper las reglas?
—Álzar —el grito de la niña llama mi atención.
Estoy en el mismo bosque que la vez anterior, veo a la niña correr con una corona de flores en la mano hacia el chico que yace sentado en la raíz del árbol de ceiba
—Ten —le da la corona—. Póntela.
—No me voy a poner eso, no soy una nena.
Ella infla otra vez los cachetes enojada, pero no se detiene y vuelve a extender la corona de flores.
—¡Póntela idiota!
—¿Qué hemos dicho sobre las malas palabras?
—Perdón —se disculpa, él sonrie y le revuelve los cabellos rubios con su mano.
—El atardecer se acerca —dijo, miré al cielo, el sol estaba casi al meterse—. Es hora de volver, mocosa.
—¿Por qué no puedo quedarme contigo en tu casa? —preguntó triste.
Se agacha, poniéndose a su altura-La cabaña está llena de vampiros, es peligroso.
—Pero... tú estarás para protegerme.
—No insistas, algún día te llevaré para que la conozcas, pero eso será cuando seas mayor y no quiero protestas-lo dijo a tiempo, antes de que la niña pudiera quejarse.
La niña agarra su mano y se miran entre sí por unos minutos, luego comienzan a caminar a la salida del bosque. Los sigo a pocos pasos aunque sé que no pueden verme. La niña va dando saltitos mientras que el vampiro solo mira hacia el frente con la mirada perdida. Veo el final del bosque a pocos metros, pero la imagen tiembla antes de llegar, y como en el sueño anterior, otra imagen aparece frente a mis ojos.
La brisa del campo juega con mi cabello mentiras veo sorprendida a la persona que tengo en frente.
—Hola, Álzar —dice ella.
Ya no es una niña, es como si el tiempo hubiera pasado a unos años más tarde y ahora, es una adolescente. Aún usa sus vestidos de flores, su cabello es más largo y le llega a la cintura.
—¿Lista? —pregunta, ella asiente y le da la mano antes de comenzar a caminar hacia el bosque y adentrarse hasta lo más profundo.
Camino detrás de ellos sin entender nada. Sé que a veces los sueños no tienen explicación, pero quiero buscarle alguna a estos.
Pasamos un buen rato caminando hasta que finalmente se detiene detrás de unos enormes arbustos de fresas. Él avanza unos pasos y se agacha.
—Ven —le hace una seña para que se agache junto a él, ella obedece.
Aparta ligeramente las ramas y las hojas, dejando a la vista lo que quería mostrar: una cabaña de madera.
—¿Esa es? —susurra ella.
—Si.
¿Es la... ?
La imagen tiembla de nuevo y vuelvo a aparecer en un lugar distinto. Miro los alrededores, estoy en una especie de sala, pero no reconozco en cuál. Hay muebles, un candelabro cuelga del techo y alumbra los espacios, en el suelo hay una alforja roja con el símbolo de una espada en el centro.
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Lazos Prohibidos [DETENIDA]
FantasyElla rompió todas las reglas por él, creando el más fuerte de los lazos. **** Esta obra es mía propia. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS