Narra Mateo
Saboreo cada segundo de tenerla conmigo. Aprovechando cada instante como quien sabe que el final es inminente. Como ese libro que no quiero que acabe, pero sé que sus páginas son contadas. Como ese recuerdo preciado que no deseo que se esfume, pero que reconozco lo traicionera que es la memoria. Como esa canción que no dejaría de escuchar jamás, pero que no deja de ser una única canción.
Sin remedio nuestra historia llegará a su fin, porque soy yo el que necesita contarle la verdad, convencido de que no querrá volver a verme otra vez. Es que saberla queriéndome cada día un poquito más, y no ser esa persona de la cual ella cree que se va enamorando, me mata. Aún así, el dolor en el pecho al imaginarme perdiéndola me convierte en un cobarde.
Y Eva. No puedo arriesgar a Eva.
- ¿Tan mal van las cosas?
Su mirada llena de preocupación me rompe. No se merece lo que le estoy haciendo.
+ No.
Me refugio en su boca sin querer pensar de más.
+ Malú.
La falta de aire nos exige una tregua, que aprovecho para mirarla fijamente.
+ Te quiero tanto.
Prometo.
+ Nunca lo dudes.
Le ruego.
+ Nunca.
- Yo también te quiero, nene.
Me sonríe de una forma preciosa.
+ ¿Vamos?
Opto por cortar con el dramatismo, ademas, si no nos movemos ya mismo de aquí, mi amiguito no podrá contener las ganas de hacerla mía otra vez que tengo.
+ Estoy deseando conocer a Vero.
Miento. Estoy cagado.
+ Y a Carla.
Esta vez si soy sincero. Malú no deja de babear por su ahijada.
- Sí.
En pocos minutos estamos listos.
+ Oye, que tendríamos que parar a comprar un vino o algo.
Reparo en que vamos con las manos vacías mientras retoca sus labios en el iluminado espejo del ascensor.
+ Que es de mal gusto plantarse así.
- Nene, yo no puedo beber.
Me recuerda, aunque yo no me olvido que tiene concierto en dos días. Lo que sí acapara mi atención ha sido su forma de llamarme por segunda vez, y que le ha salido tan natural que apostaría que ni ella se ha dado cuenta.
+ Ven aquí.
Tiro de su cuerpo para besarla. Estamos solos.
+ Creo que mejor volvemos arriba y las presentaciones las dejamos para mañana.
Sugiero antes de abandonar el hotel. Le tengo tantísima ganas que el asalto de hace solo un rato me sabe a poco.
- De eso nada.
Me aleja chula.
- Y de mal gusto será que llegues con ese bulto en el pantalón.
Se echa a reír, descartando mi idea.
+ Tendrás que bajarte tú del coche a comprar una botella.
Advierto avergonzado.
- Ni de coña.
Carcajea.
- Que este papelón yo no me lo pierdo.
Será capulla. Lo que disfruta de verme frágil.
- Tu te vienes conmigo.
Ordena en modo jefa.
- Y en cuanto antes encuentres un supermercado donde parar, mejor.
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Todos los secretos (Segunda parte)
RomanceUna historia en la que TODOS tienen algo que ocultar