Los siguientes cuatro días los pasé practicando en mi puntería con el arco y no era la única que hacía actividad física por horas. Kaie también entrenaba no muy lejos del lugar, aunque su forma de hacerlo es cazando a otras bestias que luego se convierten en mi desayuno-almuerzo-cena, dependía de la hora que cayera en que tuviera hambre y quisiera recomponer fuerzas de tanto practicar con el arco.
Me gusta cómo no olvida que los humanos comemos diariamente a diferencia de ellos y desde ese día siempre trae algo consigo para darme a pesar de que solo me vea comer, ya que para él no es necesario aún... Pero debo aceptar que ya estoy empezando a cansarme de la carne de todo tipo de bestias de este mundo, creo que empezaré a consumir frutos como el pango de la otra vez, el problema es que Kaie no colabora en lo de querer dejar la carne como alimento para su entrenamiento. De todas formas, solo tenía un objetivo en mente al igual que él, por el momento.
«Necesito ser más fuerte»
Fueron las palabras exactas que me dijo decidido, el primer día que llegamos a este lugar, antes de que me pusiera a entrenar. Me aseguró que no iría muy lejos de aquí por mi seguridad y que no demoraría mucho, después, simplemente me dediqué a esperarlo mientras utilizaba distintos puntos complicados para dar con mis flechas en el blanco. Tenía algo de temor al principio, pensé que me habría oxidado con esto del arco, pero mi destreza natural me sorprendió, es como si mi cuerpo tuviera marcado cada movimiento y sensación para disparar.
Siempre lo vi como un simple entrenamiento al no poder hacer más cosas dentro de la nave, pero al parecer sí que ayudó sin darme cuenta a mi propia forma de supervivencia. La cuestión principal es que todo empezó después de llegados aquí, pasaron varias horas hasta que el frío empezó a asentarse en muestra de que la noche estaba por caer. No mucho después, Kaie llegó a la hermosamente nueva caverna y casi me dieron mil infartos al verlo lleno de sangre del mismo color púrpura que él tiene y mi cabeza se volvió un lío andante a causa suya.
«¿Se habrá lastimado? ¿Y si sí, en dónde? Oh, dioses, todo su cuerpo está bañado en sangre»
—¡Kaie! ¿Qué pasó? ¿Estás bien? —pregunté angustiada al reaccionar y dejé tirado mi arma para ir a su lado lo más rápido que podía. Realmente estaba preocupada la primera vez que lo vi llegar de esa forma.
—Sí, mi pequeña presa, no te preocupes —acarició una de mis mejillas con su áspero toque—. Esta no es mi sangre.
Aunque dijo que no estaba herido, de todas formas, busqué alguna marca por su cuerpo, pero no encontré ninguna y para cuando me fijé en lo que traía arrastrando con su cola, era una criatura parecida a un oso por su tamaño, pero sus colores eran como los de una pantera blanca. Y así fue como empezó trayendo estos días los animales que cazaba y los usaba de entrenamiento, lo cual siempre me sacaba un susto al verlo algunas veces más ensangrentado que otras.
También fui conociendo más acerca de estas especies que habitan en Orlox, la que tenía el color de una pantera se llamaba Sckysh, luego trajo a una que era igual al que nos atacó la otra vez y se llamaba Snopch. Para ese entonces me percaté que llamaban a la mayoría de las bestias con ese sonido de «sss», lo cual tiene sentido ya que ese siseo vendría a ser como su acento, y Kaie me explicó sus puntos débiles para poder enfrentarlos con mi arco que él ya había comprendido su funcionabilidad al verme practicar.
Al ser las flechas fabricadas con las garras, colmillos, cuernos o cualquier parte filosa de las demás bestias, que de por sí son demasiado fuertes solo que la especie de Kaie estaría en la cima de la cadena alimenticia, mi seguridad por sobrevivir o al menos lograr salir con vida al toparme con alguna criatura no deseada, incrementó unos cuantos grados. Además, Kaie perfeccionó su filo y con ello el nivel de daño dependería de qué parte estratégica tendría que darle en el blanco, detalles que él explicó con calma y esmero para que yo entendiera a lo que se refería.
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Renacidos en Orlox
FantasyVarada en un planeta desconocido, infestado con bestias de todo tipo, sin esperanzas y con todos los planes estropeados para sobrevivir. Y, entre esas criaturas, está un Naga... Un hombre mitad serpiente como en la mitología o cualquier fantasía que...