𝘾𝙖𝙥í𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙚𝙭𝙩𝙧𝙖

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Un Aegon apagado después de todo lo vivido como Jacaerys, su cuerpo dolía y su estómago estaba en modo no querer comer nunca más por el extremo dolor, estaba escondido como un niño pequeño mientras veía a Sunfyre hacerle cariñitos.

— Solamente somos tú y yo, mi gran amigo. -Dijo con cierta tristeza, se había ido lejos de todos para no tener que ver como todos eran felices y él con quien pudo tener todo simplemente lo dejó abandonado con unas ganas de llorar al momento de casarse. Su mente estaba recordando todo hasta que por más extraño que sea lo vio.

Su cuerpo ya no podía moverse, sus ojos pesaban y su garganta estaba ya llena de jugó gástrico por tanto vómito, intento levantarse para ir con él pero tan pronto como se levanto cayo, Sunfyre con miedo lo ayudó a levantarse quien fue recibido con una sonrisa.

— Jace.... Volviste por mi. -lágrimas empezaron a caer al ver que todo era una ilusión pero ¿porqué tenía que ser tan débil? Se dejó caer en la arena gritando a los dioses que le dieran paz.

Más allá del lugar donde estaba Aegon, un Jacaerys estaba preocupado al volver a King's Landing y no verlo, la reina había hecho todo por la búsqueda de su amado hijo pero era imposible al parecer se lo había tragado la tierra, sin más se fue en Vermax a buscarlo podía haber sido todo lo malo, estar cansado de que solamente estuvieran escondidos pero amaba a ese chico todavía. Una de las cosas que tanto amaba de Aegon es que pocas veces lo llevo al lugar favorito de él y así que fue hacia aquello.

Gritos se escuchaban a lo lejos, tan pronto como se percató que era él bajo a toda velocidad para sacarlo de ahí, una vez en tierra se acercó despacio para que sunfyre no le hiciera algo y calmar a Vermax, así que ahí lo vio un chico descuidado y con todo su cuerpo lleno de moretones.

— Aegon ¿Qué carajos te pasa? Pudiste morir. -Tomo rápidamente al chico con sumo cuidado, miro aquellos ojos azules que tanto amaba y al ver que este no respondía a su llamado solamente intentaba tocarlo, lo llevo en Vermax.

— Volviste... -en todo el transcurso Aegon estaba llorando mientras le rogaba perdón pero en cierto punto dejó de escucharlo, se alarmo así que hizo el intento por llegar más rápido a King's Landing.

Al llegar podía escuchar a Aegon luchar por seguir respirando, dejó a los Dragones en cargo con los maestres y cargo al chico corriendo lo más rápido a que alguien lo viera para poder salvarlo. Por otro lado Aegon estaba en una especie de sueño viendo toda su vida pasar, quería salir de ahí y ver por última vez a Jace.

— Aegon escuchame, vive por mi por favor. -aún con el sueño lo escuchaba así que hizo su mayor intento y pudo volver así que sonrió con dificultad, los maestres le habían dicho a Jace que quizás tres noches podía sobrevivir ya que su cuerpo no había tenido nada en años.

—Volviste... Ahora estoy roto y no te gusto ¿verdad? -Intento ocultar sus lágrimas pero fue en vano, su piel se veía tan pálida que parecía transparente, sonrio con dificultad viendo la ropa que tenía y un dolor fuerte se instaló en su abdomen.

— Me gustas incluso si esta mal. -paso su mano por la mejilla del mayor, dejó un suave beso en la frente de este viendo que había sido llamado para recibir a su hermano e cuñado quienes al saber la noticia de que Aegon estaba vivo.

Aemond le pidió permiso al príncipe Jace de poder verlo a solas, al ver a su querido hermano quiso llorar, quizás hizo cosas malas pero todo era por amor e aprobación, entendía a su hermano después de todo y se acercó con dificultad a la cama sintiendo que no podría vivir con la culpa

— Estas más grande... -soltó una risa junto con él pero al instante vómito sangre, aemond le ayudó y no pudo sentir más que amor por parte de él, pudieron platicar bien aunque a veces se le dificultaba.

— Tienes dos sobrinos, ojalá pudieras conocerlos. -Tomo la mano de su hermano y la beso esperando que los maestres se equivocaran con el diagnóstico.

Pasaron las horas y Seguía ahí su sobrino viendo como estaba, la forma en que su historia fue escrita podía ser tan romeo y Julieta pero sin el suicidio, durmio una última vez con él sintiendo ese calor que tanto amaba pero sabía que ya no tenía fuerzas para seguir luchando contra algo.

El tercer día había llegado así que con cierta fuerza fue a ver a Sunfyre esa noche, lo abrazo con tanto amor y luego dio unos pasos atrás, su voz temblo por lo que haría pero era lo mejor nunca iba a mejorar y no podía ver más a Jacaerys dar su vida cuando él ni eso pudo cuando eran jóvenes. Pronunció un Dracarys con dolor en su mirada, al ver que su dragón no quería siguió gritandolo con más fuerza y se tiro al piso. Jacaerys salio con rapidez de el castillo al no verlo pero era tarde Sunfyre estaba quemando a Aegon.

— Aegon! -Se tiro al piso al ver la escena, su corazón dolía porque conocía a ese chico y que ya no tenía más fuerzas porque sabía que no importaba que tanto pelearan, sabía que seguían enamorados y que él volvería a su lado...

Sunfyre volteo a ver a Jacaerys y se acerco un poco para luego gritarle y llevarse el cuerpo de su jinete lejos de él.
Al día siguiente todos estuvieron en un pequeño funeral, Baela miraba a su esposo y le dio su mano con miedo, pero en cambio recibió un abrazo junto con un beso en su frente.

— Hay que volver a casa... -Le susurro con miedo, a lo que su esposo asintio y partieron sin más, Baela sabía bien que su esposo seguía enamorado de su tío.

Los próximos meses fueron los más difíciles para ambos, una por saber que no era la única en su vida y el otro por amar tanto y no ser lo suficiente fuerte para seguir siendo él pero aún así sacaron su matrimonio adelante. En un año y medio dieron a luz a su segundo hijo quien tuvo el nombre de Aegon.

— Quizás en esta vida no fui feliz contigo pero en la otra espero que me una de por vida contigo. -Pidio su deseo a una estrella fugaz.

Bajo la misma estrella te amaré siempre.

Final. 💕

𝙍𝙤𝙢𝙖𝙣𝙩𝙞𝙘 𝙡𝙤𝙫𝙚𝙧𝙨. - LuceMond.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora