CIUDAD CENTRAL: RELIQUIAS DE FAMILIA

PROLOGO

Los hombres, con sus trajes y sombreros, esperaban a las afueras del pequeño restaurante familiar, vigilando que nadie interrumpiera la negociación.

–Tranquilo hombre, solo estamos negociando, no pienso arruinarlos, ni provocar un terremoto por aquí–hizo una sonrisa que cualquiera detestaría.

–Señor Ivanovik, no estoy diciendo eso –respondió el anciano, angustiado y quitando su gorra francesa para secar su sudor.

Los únicos adentro del restaurante eran hombres con trajes iguales a los que estaban vigilando afuera, hombres que estaban callados y tomando vodka mientras miraban tímidamente a toda la familia.

–No te estoy diciendo que te vas a quedar sin trabajo y que te vamos a echar a patadas de tu casa, mira. Solo es que compartimos ganancias y si necesita ayuda nos pide a nosotros, sin temor de que te vayamos a cobrar más adelante, ¿entendiste? Aprovecha, vives en un gran lugar, no hace frío el ochenta por ciento del año y te estoy ayudando yo –decía mientras se acomodaba su traje y sacaba un cigarrillo hecho a propia mano –¿Te parece? Es algo interesante de manejar, venir hasta aquí por un "supuesto restaurante" que llamaba a todos la atención por su comida –haciendo comillas en el aire con sus dedos, después de acomodarse el cigarrillo en la comisura de la boca –no es fácil, ¿Eh? El mundo aquí es tranquilo o más o menos a las personas que van por buen camino, como tú si me apoyas –sonreía mientras le pedía a un compañero que le diera fuego con gestos de las manos.

–Señor... déjeme consultar con la familia ¿Si? –juntaba sus manos, pareciendo que pedía piedad –por favor, quiero saber que opinan ellos y quiero evitar problemas.

–carajo, ve pues hombre, no me moveré de aquí –el anciano acepto con un gesto de la cabeza –intenta no demorarte y tranquilo no voy a hacer nada si no llegan aceptar, al menos véndeme un buen almuerzo para quedar satisfecho no irme enojado –sonreía, mientras masticaba como idiota su cigarrillo.

–oh señor Ivanovik, si no sucede va a quedar satisfecho, pero haré lo posible para convencer a todos –hablaba y agachaba la miraba, levantándose de su silla y acomodándola como estaba, mientras se retiraba –muchas gracias, señor –se alejaba lentamente.

–¡Agh! Esto me va a acabar antes de que me vuelva Don –agitaba su cabello, mientras pensaba todas las situaciones a llegar a viejo al "tercer piso", su cigarrillo ya prendido, botaba humos cada segundo, mientras que, por otra parte, de la boca botaba el humo que sacaba de sus pulmones.

–fumando como chimenea no va a llegar ni a los cuarenta jefe –hablo un hombre que estaba en otra mesa y su traje no era azul oscuro como de los demás, era negro con una hebilla de un dragón enroscado que tenía en su traje –tienes que calmar esas ansias de fumar, tu padre no le molesta, pero sabes como se pone tu mamá –advirtió el hombre en la otra mesa, quien le daba vueltas a su copa de vodka, esperando a verse con su hija, algo no le atraía de su situación, pensaba que algo malo iba a suceder –y recuerda el humo en los pulmones te reduce el tiempo de vida, aprende a llevarla, hay alguien que te espera en la casa Maxim.

Ivanovik agacho la cabeza mientras sacaba el cigarrillo de su boca y sonreía a verlo respondió –puede que tengas razón, tío, pero hay personas que no sabemos como llevar la vida y podemos acabar locos o cometiendo otra cosa que no queremos –miraba la punta que estaba encendida y la punta donde estaba absorbiendo el humo –aunque por mi hijo, entiendo tío, ganaste –se lo pasó a uno de los hombres de azul que lo acompañaban, y mientras sonreía y pensaba la situación –vamos a purificar mis pulmones.

–Ya era tiempo de razonar, Maxim –cogió su copa, el hombre de traje negro y tomó un pequeño sorbo de ella –yo creo... –se había atorado con un el sorbo de vodka, pasó saliva fuertemente y siguió diciendo –que ese anciano no nos va a dar el restaurante, aunque no cometas locuras, es mejor esperar. Pueda que hoy no nos del restaurante –comenzó de nuevo a jugar con su copa –pero más adelante, nos puede dejar el negocio –sonrió, Ivanovik le contestó la sonrisa con otra igual –te sobran los años Maxim.