Capítulo 27

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En honor a que hoy hace 13 años que se estrenó está serie, que me ha dado tanto alegrías como lágrimas, he sufrido y reído, pero sobretodo he aprendido el significado de la palabra Familia.
La llevaré siempre en mi corazón, tanto a la serie, como a los actores, como a vosotros por leerme y apoyarme.
❤️





Culebra: ¿T/n?


Me giré y vi que acababa de entrar a la cocina.


Yo: Culebra mira - dije enseñándole la lata mientras sonreía.

Culebra: Pero T/n, que estás controlando.

Yo: Sí.

Culebra: ¿Cómo lo has hecho?

Yo: Bueno, que más da como lo he hecho. El caso es que lo he hecho.

Culebra: Hombre, no da igual, pero ¿cómo? Si llevas meses intentándolo.

Yo: Una vez, alguien me dijo que cerrara los ojos y pensara en cosas felices. Y la verdad, no sabía que ese chico fuera tan sabio - bromeé.


Él se rio y se acercó a mí.


Culebra: Me alegra ver que estás mejor con lo del capullo aquel.

Yo: Sí, hay gente que ayuda a deshacerte de los problemas. Bueno, ya voy a poder ir a la fiesta.

Culebra: A ver reina, has conseguido no fundir una lata, y eso está muy bien, pero una piscina, ¿no crees que es ir un poco a saco?

Yo: No hay tanta diferencia ¿no? Solo tengo que volver a pensar en lo que acabo de pensar.

Culebra: ¿En qué pensabas?

Yo: No nada. Bueno, eso que me voy.


Salí de la cocina, dejándolo solo y algo rayado. Pero es que no sé porque, me daba vergüenza decirle que pensé en un futuro nuestro. Al final, decidí subir a la habitación y seguir practicando. Hasta que escuché jaleo fuera de la habitación. Salí al pasillo encontrándome a todos allí. Excepto Mario, que vino corriendo por la escalera.


Mario: ¿Queréis bajar la voz? Que nos va a oír. Vamos a ver chicos, la situación está muy complicada, tenemos una cámara en el patio y un policía en el sofá.


A ver, es que Mario, como buena persona que era, decidió meter a Antonio en nuestra casa, porque Rosa se enfadó con él. Y ahora está viviendo con nosotros, durmiendo en el sofá.


Culebra: Ah, pues mira, que bien. Si tenemos más seguridad que en el talego.

Carlitos: Que marrón.


Tras decir eso, Lucía y Valeria le dieron una colleja.


Jimena: Chicos, chicos, esto es serio, nada de atravesar paredes, ni de hacerse invisible, ni de transformarse en otras personas. No sé como, pero de verdad, está noche tenemos que ser una familia normal.

Lucas: Pero ¿por qué Sandra o T/n no funden la cámara o le echamos un trapo por encima?

Jimena: Porque Rosa tardaría 5 minutos en venir a ver qué pasa, o en llamar al técnico. Hay que seguirle el juego, ¿sí?

Ángel: Cuenta con ello Jimena. Al menos, por mi parte, yo soy el primero que quiere que todo salga bien.

Sandra: Bueno, y qué pasa si, no sé, que bueno, yo a veces no lo controlo, ni T/n, ni Carlitos.

Jimena: Es solo una noche. Mañana Rosa vendrá y lo solucionarán, ¿no? - le preguntó a Mario, que se quedó callado.

Yo: Jimena - hablé para salvar a Mario - Al final acabamos en el calabozo.

Lucas: Otra vez no, por favor.

Jimena: No, a ver, vamos a tranquilizarnos, ya sabemos lo que nos jugamos con todo esto.

Antonio: Familia, ¿estáis arriba? - preguntó subiendo las escaleras.


Todos nos miramos y rápidamente nos metimos en nuestras habitaciones. Yo seguí practicando, Culebra y Alex estaban hablando, y Sandra de vez en cuando intercambiaba algunas palabras con ellos. Sandra salió del cuarto, y al rato también salieron Alex y Culebra. Cuando me cansé de estar allí metida, salí del cuarto y vi que Culebra estaba en la puerta del baño, pero no entraba. Me puse a su lado, y me asomé para ver que estaba mirando. En el baño estaban Sandra y Ángel jugando con el agua. Miré a Culebra.


Yo: ¿Desde cuando espías a Sandra? - susurré mientras los dos nos alejábamos un poco de la puerta para que ninguno de ellos nos escucharan.

Culebra: No sé, ¿desde cuando te importa tanto lo que hago? - dijo con una sonrisita.

Yo: De Alex me lo esperaba, pero ¿de ti?

Culebra: ¿Qué? ¿Celosa? - dijo ensanchando la sonrisa.

Yo: Ja, ya te gustaría chavalín - dije sonriéndole - ¿Vienes?

Culebra: ¿A dónde? ¿Al cuarto? - seguía sonriendo.

Yo: No tonto - sonreí - Abajo. Pero bueno, si prefieres quedarte aquí, vigilando a esos dos... - sonreí mientras me dirigía a las escaleras.


Y como lo conocía a la perfección sabía que vendría detrás de mí. Empecé a bajar las escaleras hasta que sentí que empezaba a hacerme cosquillas. Rápidamente me di la vuelta para mirarlo mientras intentaba apartarme de su lado para que dejara de hacerme cosquillas. Me terminó acorralando en la pared mientras seguía haciéndome cosquillas.


Yo: Vale, vale, para - intenté decir mientras me reía.

Culebra: ¿O si no qué?

Yo: Te electrocuto - volví a intentar decir.

Culebra: Vale, vale - dijo levantando las manos en señal de rendición.

Yo: No hagas más eso - dije señalándolo con el dedo.

Culebra: ¿O si no qué? - se acercó más a mi, que aún seguía contra la pared.


Me quité el guante y le lancé un pequeño rayo.


Culebra: ¡Ah! Coño, reina, que haces daño.

Yo: ¿I si ni qui? - me burlé de él.


Terminé bajando las escaleras y él detrás de mí. Ambos fuimos al salón, allí estaban Leire, Carlitos, Lucía y Valeria, viendo una peli. Nosotros dos nos unimos a ellos, nos pusimos en un sofá, cogimos una manta y nos tapamos, mientras veíamos la peli. Después de cenar, subí y me acosté.



---Al día siguiente---

Me desperté, y bajé a desayunar, Sandra ya estaba allí. Me estuvo contando que ayer Ángel y ella estuvieron practicando con los poderes, pero yo no le dije que la vi. También me dijo que estaba peleada con Alex, discutieron en el colegio. Ambos subimos para prepararnos para la fiesta, y como era sábado, no teníamos que ir al cole. Me puse el bikini y una camiseta ancha, unos shorts y unas chanclas. Cogí un bolso grande de playa y metí ropa de muda, toallas, protección solar, gorras, gafas de sol... Lo estaba preparando en el patio, estaba doblando las toallas cuando Leo entró.


Yo: ¡Leo! Espera, ¿Leo?

Leo: Hola T/n - dijo riéndose por mi confusión.

Yo: ¿Qué haces aquí?

Leo: Vengo a buscar a tus hermanos.

Yo: ¿Vienes? - pregunté refiriéndome a la fiesta.

Leo: Sí.

Yo: Que bien. Bueno, voy a avisarles. Ahora vengo. Siéntate si quieres. ¿Quieres algo de beber?

Leo: No, estoy bien, pero gracias.

Yo: Vale, ahora vuelvo.


Subí en busca de mis queridos hermanos, que no vi en toda la mañana. Estaban en la habitación. Llamé a la puerta y asomé la cabeza.


Yo: Hola - sonreí al verles charlando en sus camas.

Alex: Buenos días.

Yo: ¿Venís?

Alex: Que va, no vamos.

Yo: ¿Y por qué?

Culebra: Nuestros motivos tenemos.

Yo: Bueno, pues os dejo con vuestros motivos, por cierto, venid abajo, Leo os busca.


Bajé con esos dos siguiéndome, fui al patio a por la bolsa, pero me topé con Sandra y Ángel en la cocina.


Sandra: T/n, ¿vienes con nosotros?

Yo: Vale, voy a coger las cosas.


Salí al patio aún con esos dos detrás de mí. Cogí la bolsa y me acerqué a Leo.


Yo: Me voy con Sandra y Ángel. Nos vemos allí. A ver si convences a esos dos cabezotas de que vengan - le susurré al oído.


Él se rio.


Leo: Vale - dijo aún riéndose.


Nos abrazamos y les dije adiós a los tres. Luego me fui con Sandra y Ángel. Llegamos a la casa de Paqui, que la verdad, era muy grande. Ella nos estaba esperando en la puerta.


Paqui: Sandra, T/n - vino corriendo hacia nosotras - Mirad, mirad, ¿habéis visto cuánta gente?

Sandra: Si, ya te lo dijimos.

Paqui: Joe, la verdad es que si no es por vosotras... Gracias. Es el primer año que no me deprimo el día de mi cumpleaños.


Le di el regalo que tenía en una bolsa a Paqui.


Paqui: No hacía falta. Bueno, hola yo soy Paqui - le dijo a Ángel.

Ángel: Hola, ¿qué tal?


Claudia se acercó.


Claudia: Paqui cariño, que dice Héctor que dónde está el baño. Corre ve, que este se hace pis en tu piscina.

Paqui: ¡Héctor! - salió corriendo hacia la piscina.

Claudia: Bueno, ¿y tú quién eres? ¿Y cómo es que no nos hemos conocido antes? - dijo agarrándole el brazo a Ángel.

Ángel: Soy Ángel, acabo de llegar al pueblo. Soy el novio de Sandra.

Claudia: Ah - rápidamente lo soltó - Bueno pues pasad, que ya está llegando todo el mundo.


Fuimos a las tumbones que había enfrente de la piscina. Después de un rato, todos se salieron de la piscina para ir a comer, así que Sandra y Ángel aprovecharon para meterse en la piscina. Y me di cuenta de que Culebra y Alex vinieron, porque ambos me saludaron desde la distancia. Después de un rato nadando, Ángel se salió para ir a por algo de beber. Así que Sandra y yo nos quedamos hablando, pero después de un ratito, al ver que Ángel no aparecía Sandra fue a buscarlo. Y decidí que era el momento de meterme en la piscina, así no había nadie al que pudiera hacerle daño. Entré en la piscina y estuve unos minutos dentro del agua, pero Paqui apareció corriendo hacia mí.


Paqui: ¡T/n! ¡Espérame! ¡T/n, que voy!

Yo: ¡Paqui no!


Intentaba salirme del agua, pero por los nervios me resbalaba y hasta yo misma me daba calambres. Paqui cada vez se acercaba más y yo no podía salir del agua. Culebra vino y le puso una excusa a Paqui.


Culebra: Paqui, no te puedes bañar. Que tienes que soplar las velas, que ya está la tarta.


Conseguí salirme del agua y me senté en el borde de la piscina, recuperando la respiración.


Paqui: Vale.

Culebra: Vamos corre.


Paqui se fue. Culebra me miró un instante, pero terminó alejándose de mí, y yo me quedé mirando por donde se había ido. Decidí recoger mis cosas e irme a casa. Culebra vino detrás de mi, pero en ningún momento me paré. Abrí al puerta del patio y estaban comiendo Rosa, Antonio, Jimena y Mario.


Yo: Hola.


Me fui para dentro de casa.


Culebra: ¿Qué hay? ¡T/n espera! - escuché que dijo.


Lo volví a ignorar, y rápidamente subí al baño, a por el botiquín y fui a mi habitación, cerrando con seguro, impidiendo que Culebra entrara. Me senté en el suelo y empecé a curarme las quemaduras, aunque Culebra no paraba de llamar a la puerta y gritar que le abriera.


Culebra: ¿Me quieres dejar entrar?

Yo: Culebra, lárgate y déjame en paz.

Culebra: T/n, ábreme la puerta.


Me levanté y le abrí la puerta.


Yo: ¿A qué has venido? ¿A decirme ya te lo dije, yo tenía razón y tú estabas equivocada? Bueno, pues muy bien, ya me lo has dicho, déjame en paz.

Culebra: Que no.

Yo: No, ¿qué?

Culebra: Que ni me voy a largar, ni vengo a decirte eso.

Yo: Entonces ¿a qué leches has venido? - dije dirigiéndome al suelo de nuevo, pero él me cogió del brazo.

Culebra: Ey, para ver si sigues rayada con la movida de la piscina.

Yo: ¿Te refieres a que casi mato a Paqui? ¿O a que nunca voy a ser normal? - me estaba poniendo nerviosa, haciendo que las luces empezaran a encenderse y apagarse.

Culebra: Normal - puso una mueca - Que manía con ser normal ¿no? Pues mira, te digo una cosa. Yo no quiero ser normal. Porque si fuéramos normales tú y yo no nos habríamos conocido.


Vale, admito que esa fue la gota que colmó el vaso. Esas palabras hicieron que sintiera mariposas en el estómago. Cosa que me puso nerviosa y afectó a las luces, porque se apagaron por completo. Él me agarró de la mano y me guio hasta el suelo, los dos nos sentamos en el suelo. Volví a curarme las quemaduras, y él me ayudaba, pero después de unos minutos en completo silencio, no aguanté más. Y empecé a llorar, estaba harta de todo. Sí, yo misma dije que las cosas pasan porque tienen que pasar, pero yo también estoy harta de siempre igual, sin poder tocar a nadie por esta desgracia. Él me miró algo confundido, supongo que no sabía porque lloraba.


Yo: Tú no lo entiendes Culebra. Es que, no sabes lo que duele, querer tocar a alguien con todas tus fuerzas a alguien y ni poder hacerlo.

Culebra: Sí, sí lo sé - dijo mirándome fijamente a los ojos.


Ambos nos miramos, él me iba a limpiar una lágrima, pero me la quité yo. No quería hacerle daño. Nos empezamos a acercar. Muy poco a poco. No era lo correcto, pero era lo que quería. Cuando estábamos a simples milímetros de besarnos, se encendieron las luces, haciendo que Culebra se separara, me mirara, suspirara y saliera por la puerta. Terminé de curarme las heridas y bajé las escaleras, pero Mario y Jimena estaban hablando, así que me senté en las escaleras.


Jimena: Y yo soy la única persona que puede hacer algo por ella, ¿me entiendes? Solo yo. Y estoy sola.

Mario: ¿De verdad crees eso?

Jimena: Mario, no es tu hija.

Mario: Ya - escuché pasos detrás de mi.


Me giré y vi que eran Lucas, Leire, Alex, Sandra y Culebra, que se apoyaron en la escalera, también sin hacer ruido.


Mario: Ni Sandra, ni Lucas, ni Culebra, ni Lucía, ni Alex, ni T/n, ni Leire, ni Valeria. Pero llevo cuatro meses oyéndote hablar de ella, viéndola a través de tus ojos. Mira, yo la hecho de menos sin haberla conocido. Y no es verdad Jimena. No estás sola. Yo estoy contigo.

Yo: Y yo - dije poniéndome de pie, junto a mis hermanos.

Sandra: Y yo.

Leire: Yo también.

Lucas: Y yo.

Alex: Y yo también.

Culebra: Y yo tronca.


Ellos dos se levantaron del sofá y se abrazaron. Culebra me miró, y yo a él.


Lucía: ¡Jimena! ¡Mira! - dijo bajando las escaleras seguida de Carlitos y Valeria - Mira lo que hemos encontrado.


Los demás terminamos de bajar las escaleras para ponernos a su lado. Lucía le entregó a Jimena un papel.


Valeria: Esto lo hemos encontrado en la libreta de Silvestre.

Carlitos: Apaga la luz.


Sandra fue a darle al interruptor. Los demás nos colocamos alrededor de Jimena para ver bien el papel. Era un papel roto, pegado como si fuera un puzle sobre uno nuevo, en el roto había una especie de laberinto que se iluminó al apagar la luz.


Mario: ¿Esto que es?

Culebra: Esto parece un plano.

Alex: Como de un laberinto ¿no?

Jimena: Pero este es el túnel que va a Villa Dorita. Sí. Y aquí, este pasillo - señaló un pasillo sin salida - No lleva a ningún sitio, ¿no?

Mario: ¿Tú este pasillo lo habías visto antes?

Jimena: No. Tengo que ir ahora.

Mario: Espera que voy contigo.

Jimena: ¿Sí?

Mario: Seguro. Ya te he dicho que no estás sola en esto.


Ellos se acercaron a las puertas que hay debajo de las escaleras. Es verdad, no lo conté. El día que Carlos y Lucía eran perseguidos por Don Andrés, escaparon por unos túneles que hay tras la puerta debajo de las escaleras, que lleva a Villa Dorita, de esa forma también secuestraron a Jimena.

Nosotros nos miramos, y cuando ellos dos se fueron, decidí subir y acostarme, ya estaba cansada.



***

El finde había pasado rápido y ya estábamos otra vez a lunes.

Me desperté, me preparé, desayuné y fuimos al cole. Al llegar a la clase, nos sentamos Culebra y yo juntos, delante de nosotros estaban Sandra y Alex. Don Salvador entró a clase.


Salvador: Buenos días. Hoy tenemos examen sorpresa. A partir de este momento si alguien abre la boca está suspendido.

Culebra: Dabuti, ¿otra que me dejo para septiembre?

Salvador: Tranquilo Señor Castillo - dijo repartiendo un sobre a cada alumno - este es un examen especial. Solo lo va a hacer una vez, y sin necesidad de estudiar.

Culebra: Ah bueno, pues si no hay que estudiar apruebo fijo ¿no?

Salvador: No es un test del colegio. Es una prueba oficial para medir su nivel cultural.

Culebra: ¿El nivel de qué? - me miró, un poco preocupado.

Salvador: No abran los sobres todavía.

Yo: Pero ¿esto cuenta para la nota final?

Salvador: No, no, esto es una prueba oficial para examinar el fracaso escolar. Quien no apruebe será investigado para estudiar el porqué de su bajo rendimiento.

Yo: ¿Investigado?

Salvador: Sí, sí. Se comprobaran sus expedientes, se hará un seguimiento de sus notas en los distintos cursos... Pero tranquilos, desgraciadamente es casi imposible suspender este examen. Incluso para usted Señor Castillo. Quien tenga acabada la primaria puede llegar al aprobado. Y ahora abran los sobres y ya pueden empezar.


Culebra y yo nos miramos preocupados, ya que él no había ni empezado primaria. Tras un momento decisivo, decidí que él se copiaría de mi examen. Cuando yo respondía, acercaba mi examen al suyo para que lo viera y copiara las respuestas. Las preguntas eran todas de cultura general, cosas que son básicas.


Salvador: Señores Castillo, si siguen intentando compartir el examen lo que van a compartir es un suspenso. Y una expulsión.


Las luces, para variar, empezaron a parpadear. Culebra me agarró del brazo y me dijo que me tranquilizara. Seguí con el examen, pero al no escuchar a Culebra me giré para mirarlo, pero no estaba. Miré a toda la clase, entre nerviosa y preocupada.


Culebra: Tú tranquila reina.


Volví a mirar hacia donde estaba, vale, estaba invisible. Suspiré tranquilizándome y seguí con mi examen. Después de varios minutos Paqui gritó.


Salvador: ¿Qué pasa Francisca?

Paqui: No lo sé.

Salvador: ¿Cómo que no sabe? ¿Por qué ha gritado?

Paqui: Es que, he sentido una presencia. Se lo juro.

Salvador: Por favor, no diga tonterías, los fantasmas solo existen en los libros - miró a mi lado - ¿Dónde está Castillo?

Culebra: Aquí, aquí aquí, estoy aquí - apareció al lado de la puerta con su examen y un boli.

Salvador: ¿Qué está haciendo ahí?

Culebra: Sacarle punta al lápiz.

Salvador: Eso es un bolígrafo.

Culebra: Ah, joder, ya decía yo que no iba claro, el saca puntas.

Salvador: Se acabó.

Culebra: ¿El qué?

Salvador: Mi paciencia, y su tiempo para hacer el examen. Vuelva a su sitio.


Terminaron las clases y estábamos mirando en la sala de profesores, donde estaba Don Salvador corrigiendo los exámenes.


Yo: Como salgan de aquí los exámenes, se acabó.

Culebra: Pero es que no van a salir de aquí. Que de eso me encargo yo.

Yo: ¿Pero que vas a hacer? Sí está ahí Don Salvador.

Culebra: Bueno, pero es que no me va a ver - dijo como si fuera obvio.

Yo: Sí, si te va a ver. Porque va a ver los exámenes ahí volando mientras tú buscas el tuyo.

Culebra: Bueno, vale, pues dime tú. ¿Tienes un plan mejor?

Yo: Pedir ayuda a Mario, que para eso es profesor.

Culebra: No, no, no. Yo me he metido en esta movida solito y yo solito voy a salir de esta movida.

Yo: Culebra, no estás solito en esta movida. Estamos todos metidos hasta el cuello. Tenemos que pedir ayuda, esto hay que contarlo.

Culebra: Ni de coña. Que no me da la gana.


Suspiré.




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3189 palabras.

Si queréis podéis dejarme un comentario de que os a parecido la historia o alguna sugerencia. Si os ha gustado podéis dejar una estrella. Gracias por leerme. ❤️

12/01/2023

Los protegidos y tú (Actualizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora