Un poco del pasado
Elena
Los vampiros trasladaron a Leilya a una de las habitaciones de la cabaña y le vendaron el cuello. Las malas miradas de algunos caen sobre nosotras pero trato de ignorarlos.
Me despego de la cama en la que Leilya yace inconsciente, siento la presencia de alguien y me volteo para mirar hacia la puerta. Mi pecho se calienta cuando veo al vampiro recostado al marco.
¿Qué debería decir?
¿O qué debería hacer?
Los nervios me atacan y me paseo por la habitación con las manos en los bolsillos de mi pantalón. Me paro frente a la ventana que hay al fondo y miro hacia afuera. El sonido de sus pasos acercándose llega a mis oídos.
—Elena... ¿me recuerdas? ¿sabes quién soy? —pregunta a mi espalda.
Me giro lentamente y levanto la vista para mirarlo a los ojos.
—Lo único que sé de ti es lo que he visto en mis sueños.
—Ya veo... entonces todo sigue igual —Vi la desilusión en su rostro.
—Álzar —su nombre sale de mis labios sin darme cuenta—. Yo... necesito hacerte algunas preguntas.
—No tengo problema con eso, pero vamos fuera y dejemos descansar a tu amiga —Asiento y salimos de la cabaña.
Dimos un pequeño paseo en silencio hasta una cascada cercana, y luego de verla bien, la reconocí. Fue donde me encontré a Luis la noche anterior. Me agacho en la orilla y meto una mano en el agua. Me quedo mirando al fondo y Álzar es quien empieza la conversación.
—Bueno, ¿cuál es tu primera pregunta?
Me pongo de pie y me giro hacia él mirándolo a los ojos —¿Tú y yo ya nos conocíamos?
El suspira triste—Si.
—¿Y por qué no puedo recordarlo?
—Quizá, ésto te ayude a saber el por qué —rebusca en su bolsillo y saca un par de hojas de papel dobladas por la mitad.
Me las extiende y las tomo, las desdoblo y miro los escritos, reconozco la letra enseguida.
Máx.
Comienzo a leer la primera hoja.
Max:
Siempre pensé que era el único que rompía las reglas y cruzaba al territorio contrario. Pero aquél día que vi a Álzar jugando con la hija de los Duncan supe que había algo que no me había contado. Los años pasaban y Elena Duncan Jones iba creciendo con el tiempo, volviéndose una hermosa joven de corazón puro.
Había algo en ella que era diferente. Matar vampiros era algo que estaba en su ADN y aún así se notaba que eso no le agradaba. Tal vez eso fue lo que enamoró a Álzar.
En el incendio de la cabaña nadie sabía que Elena estaba dentro de ella y resultó herida con varias quemaduras por todo el cuerpo. Vi con mis propios ojos cómo él formó un vínculo con ella, y todo por salvarla. Rompió las reglas y se arriesgó a la muerte, todo por ella. Eso no era una amistad, era amor. Me sentí afortunado de presenciar aquel amor prohibido y a la vez profundo que se convirtió en un lazo tan poderoso que pudo salvar la vida de Elena.
Pero las consecuencias fueron peores para Elena. Sus recuerdos felices con Álzar debieron ser borrados y ella fue aislada del mundo por varios meses. Vi el dolor tomar posesión del vampiro y ahí entendí toda esa tristeza en sus ojos.
Él la amaba, y era doloroso ver cómo la circunstancias los separaban.
Una lágrima corre por mi mejilla y bajo lentamente la hoja para luego mirar a Álzar con la vista empañada.
—Entonces... ¿borraron mi memoria? —susurré, el dolor en mi pecho se extiende.
Él asiente.
—¿Hay alguna forma de recuperarla?
—Recordarás cuando tu mente se sienta preparada.
—Pero... ¿y si no recuerdo nunca?
—Te falta por leer la otra página.
Hago caso y leo la otra hoja.
Me puse a investigar sobre los recuerdos de Elena. Descubrí que éstos pueden ser recuperados gracias al lazo formado. Existen varios tipos de vínculos y el de ellos es el más poderosoy nunca visto, el lazo prohibido creado a base de amor y justicia. Cada día me convenzo más de que la humanidad está equivocada sobre los vampiros.
Pero a pesar de perder la memoria, había algo que Elena no había olvidado, su instinto de justicia. La veía todos los días en la cuidad, ayudando a vagabundos que lo necesitaran y despreciando a los racistas como lo eran sus amigos.
—Entonces sí podré recordar.
—Si, los recuerdos llegarán a ti como mismo hasta ahora, a través de sueños, visiones, incluso si visitas alguno de los lugares donde estuvimos puede que más recuerdos surjan.
—Vale... supongo que solo tengo que esperar.
—Si, es mejor así. Si llegases a recordar todo de golpe sería perjudicial para tu mente, Máx lo dijo una vez.
No aguanto más, me giro hacia él desatando un silencio profundo. Las lágrimas emergen de mis ojos y me apresuro a hablar.
—No recuerdo la mayor de nuestros momentos juntos, pero te agradezco haberme salvado la vida en aquél incendio —le regalo una sonrisa y una lágrima cae por mi mejilla.
Y pasó algo inesperado.
Álzar me agarró del brazo y me jaló hacia él para envolverme en sus brazos. El calor que me brinda me hace sentir nostalgia y las lágrimas se intensifican.
—Siempre estaré ahí para salvarte, aunque tenga que matar por ti.
—Álzar, yo...
—Tranquila, recordaras todo a su paso, y cuando eso suceda, volveremos a ser como antes.
—No se cómo éramos antes, pero por mis sueños sé que sentía algo más hacia ti que una simple amistad.
Él se separa un poco y me mira. Me acaricia la mejilla y me limpia las lágrimas con sus pulgares.
—Elena, nuestro vínculo fue creado por el amor que nos teníamos, pero era un lazo prohibido y tal vez por eso es tan fuerte.
—Entonces... quiero recordarte.
Sujeto sus manos y le sonrío con más lágrimas en los ojos.
—Quiero recuperar el amor que nos teníamos, Álzar Forger.
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Lazos Prohibidos [DETENIDA]
FantasyElla rompió todas las reglas por él, creando el más fuerte de los lazos. **** Esta obra es mía propia. TODOS LOS DERECHOS RESERVADOS