Capitulo 32. - Llega el invierno.

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Capitulo 33.

*Kiara

Un escalofrío me recorre toda la espina dorsal. Mis ojos se abren lentamente y parpadeo para acostumbrarme a la claridad que entra des de una de las ventanas de la habitación. Escucho ruidos, y me quedo quieta, escuchando. Lentamente, las comisuras de mis labios se elevan, y sonrío. Escucho perfectamente sus susurros, y no digo nada, no me muevo. Sigo escuchando.

-Por que en verdad no sabía qué hacer…¿Qué te gustan más, las rosas o las margaritas? no sabía que elegirte entonces no te cogí nada…

Vuelvo a sonreír más abiertamente.

¿Habla solo?

Sigue hablando en susurros y le escucho, mientras ahogo una carcajada.

-Mi madre siempre hablaba de las margaritas. Pero realmente me gustan más las rosas…¿Por qué regala la gente flores? no lo entiendo, se mueren. Yo siempre he pensado que es mejor regalar botellas de alcohol o algo así….paquetes de tabaco. Se disfrutan más y es más barato. Aunque estoy haciendo un intento por regalarte cosas de tías, …podría regalarte unas bambas. Si, como las que llevo yo, quizás te gusten…tendré que comentarle a Keira…

Arrugo el entrecejo, y abro los ojos. ¿Keira?

- Hace tiempo que no quedamos con ella…la verdad es que le tengo que dar las gracias por su…ehm…su ayuda…sin ella creo que no hubiese sabido que hacer…

En fin, espero que te encuentres bien…la verdad es que estoy nervioso. No hay mucha comida, ¿sabes? y tu padre algún día de estos vendrá a vigilar que todo está bien…así que si se entera de que he traído aquí a su hija y  le he robado su virginidad posiblemente me castraría o algo así…no sé exactamente qué haría, nada bueno eso seguro… Nunca he estado con una chica virgen…supongo que las otras eran más fáciles…siempre me ha atraído lo rápido y fácil…No quiero hacerte daño, de verdad  no quiero. Me gustas mucho, y no quiero que te vayas…

Me quedo escuchando, sin decir nada. Y él sigue hablando, me encanta escucharle hablar, que me explique cosas. Es algo que sinceramente, estaría todo el día escuchando. Su voz suena ronca y noto como se alborota el pelo con su mano. El corazón se me encoje al escuchar sus últimas palabras, y lentamente me destrozo por dentro. Se me seca la boca, y lo único que quiero hacer es abrazarle, y decirle que no me voy a ir. Pero le estaría mintiendo si le dijera eso.

Me muevo, y me doy la vuelta para encontrarme con sus ojos. Y cierro los ojos, porque si le digo que le he escuchado entonces tendríamos que hablar y no quiero hablar sobre esto. No me quiero ir, a si que no quiero preocuparle con todo esto. Solo quiero disfrutar.

Apoyo mi mano sobre su pecho, y mi cabeza en su hombro, y inspiro. Su olor llena mis fosas nasales y me relajo. Olvidando todo. Solo me centro en él, que ahora sonríe, con su pelo revuelto sobre su frente, y sus ojos entreabiertos que me miran dulcemente. Levanto mi mirada, y mis ojos se encuentran con los suyos.

Y noto la química, todo lo que siento se intensifica en segundos. Acerco mi mano a su mandíbula y trazo líneas des de sus labios hasta su pecho descubierto. Trazo con la yema de mi dedo cada uno de sus lunares y cicatrices notando como se relaja con cada caricia y aprovecho para guardar esta imagen en mi mente, este momento que está siendo perfecto.

Princesa, ven conmigo hasta el infinito y más allá [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora