37. Nuevos cambios

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El día era sumamente tranquilo y agradable.

Pronto iba a comenzar la primavera y con ello, la mejor temporada del año. Tony suspiró con irregularidad, escuchando el sonido de los besos de Hydra al recorrer su cuerpo.

Se habían reconciliado y todo parecía ser sumamente maravilloso.

—Están creciendo. —susurró Hydra tocando con delicadeza el abdomen abultado del castaño.

Anthony asintió con una sonrisa.

¿Cuantos meses habían pasado? El tiempo pasaba con calma y sus chequeos eran cada vez más favorables. El suero Extremis hacia su trabajo y mejoraba cada parte de su cuerpo sin ningún inconveniente.

—Al final, te saliste con la tuya. —bromeó el soldado, bajando las manos hacia los muslos del contrario y abriendo sus piernas—. Eres tan malo, SIM. —gruñó, metiendo uno de sus dedos en el interior.

El mencionado se removió, lleno de placer.

«¿Se dió cuenta tan rápido?» pensó Tony tratando de callar sus jadeos, aún cuando se encontraban completamente solos. En los últimos días habían logrado tener más privacidad ya que el Dios del Trueno se llevaba seguidamente a Peter para jugar.

Gracias a ello, habían incrementado su tiempo de pareja.

—Aún así, comprendo el porqué lo hiciste. —continuó Hydra sin dejar de tocarlo y simulando embestidas con sus dedos—. Nuestros hijos son tan importantes para ti como para mí, así que no dejaremos de luchar por ellos aún si cruzamos la línea de lo moralmente ético. —concluyó con una sonrisa maliciosa al ver que SIM parecía no escucharlo—. ¿Entendiste? Siempre te voy a apoyar, aún cuando intentes engañarme.

—Hmm, sí. Perdóname por eso. —jadeó Tony mordiéndose el labio.

«No puedo más con este juego» pensó cuando las manos de Hydra viajaron por sus muslos. Había estado jugando por un rato en su interior. ¿Cuánto tiempo más tendría que hacerlo esperar?

—P-Para. ¿Me estás castigando por lo de antes? —susurró Tony levantando un poco la cabeza para verlo.

Hydra sonrió en grande.

—¿Recién te das cuenta? —preguntó el soldado, acercándose para besarlo—. Me hiciste creer que estabas arrepentido y dejarías el Extremis.

—Pero-...

—Ahora, no importa. —cortó Hydra separándose con un hilo de saliva—. Ambos somos villanos, es algo que comúnmente hacemos.

Tony iba a refutar, cuando sintió que los dedos de Hydra salían de su interior y lo dejaban extrañamente vacío.

El genio observó como el soldado se quitaba el boxer, mostrando su gran miembro erecto y palpitante ante él.

—Pídelo. —ordenó Hydra, acomodándose entre sus piernas.

Tony sintió la punta rozar su interior.

—Mierda. —soltó Tony cerrando los ojos y moviendo sus caderas inconscientemente—. Hydra, por favor. Es suficiente.

—Esas no son las palabras que quiero oír. —respondió Hydra moviendo al genio y sometiéndolo debajo de él con cuidado de no presionar el abdomen.

Tony se excito aún más al sentir la presión en su rostro contra la almohada.

Estaba de rodillas y su trasero se alzaba, quedando totalmente expuesto ante el soldado.

—¿Tanto te gustan estás cosas? —cuestionó Hydra divertido, volviendo a acomodarse entre sus piernas—. Tu entrada se está dilatando, SIM.

—Deja de jugar conmigo.

Hydra negó con la cabeza y agarró las caderas del genio con fuerza.

—Pídelo debidamente. —dijo con la voz ronca.

—Hazlo de una vez, Hydra. —pidió Tony mirándolo de reojo con los ojos llorosos—. Por favor, cariño. Fóllame.

Hydra asintió, soltando un leve jadeo lleno de excitación.

—Maldito manipulador. —murmuró entre dientes.

Sin dar previo aviso, Hydra entró rápidamente en el interior del castaño con una certera embestida. El movimiento de su cadera fue rudo, entrando hasta lo más profundo y tocando el punto que muy bien conocía.

Tony se aferró a las sábanas, viniéndose al instante.

—Que travieso. —gruñó Hydra comenzando a moverse sin darle a tiempo a recuperarse.

Hace un tiempo, habían dejado de tener sexo de esa forma y se sentía exquisito el recordar cómo era ser follado con tanta brutalidad.

El pene de Hydra entraba y salía con fuerza, ocasionando ruidos morbosos cuando sus pieles se chocaban.

Tony se deshizo entre gemidos, sin poder pronunciar algo coherente.

Hydra sonrió complacido, viendo cómo la entrada del genio estaba rojiza y parecía apretarlo cada vez que ingresaba.

Era una magnífica vista que observar.

—¡Ah! ¡Steve! —llamó Tony con la boca entreabierta.

El mencionado acercó sin dejar de moverse, cubriéndolo con todo su cuerpo y cogiendo su barbilla para besarlo.

—¿Ha sido suficiente el castigo para ti? —preguntó Hydra dándole una estocada con fuerza—. ¿Quieres que pare?

Tony negó con la cabeza y mordió el labio del contrario con una sonrisa traviesa.

—No pares, por favor. —pidió moviendo sus caderas hacia arriba, buscando más contacto—. Me gusta así.

Hydra sonrió complacido.

Ambos eran un desastre cuando estaban juntos. Completamente, hechos el uno para el otro.




[...]

Era una tarde cálida y el atardecer de la Tierra era un panorama colorido.

—¿El sol se está escondiendo de nosotros? —preguntó una voz infantil a su lado.

Thor volteó a ver una cabellera castaña y ondulada. Era un pequeño ser humano que lo observaba con curiosidad y alegría.

—El sol no se esconde, Peter. —explicó el Dios con tranquilidad—. Le está dando lugar a la Luna para que también pueda estar con nosotros.

—¿En serio? —preguntó emocionado.

El Dios asintió y le dió una suave caricia en la cabeza al niño.

Estaban en medio de la naturaleza. Un bosque que el Dios del Trueno había encontrado fuera la ciudad y era el lugar más pacífico que había encontrado, lejos de todo el caos que ocasionaban los villanos con el nuevo régimen.

—¿Quieres regresar a casa, Peter? —preguntó Thor cuando vio al niño estar callado por unos minutos.

El infante negó con la cabeza y se acurrucó en la capa del Dios que estaba como una manta en medio de la naturaleza.

—¿Entonces, qué sucede? —preguntó el hombre confundido.

El niño alzó el rostro con duda y se acercó con cuidado al Dios.

—Hice una pequeña travesura en la mañana. —confesó Peter con culpa en la voz y mostrando su diminuta mano—. Estaba jugando en el taller de papi y me mordió una araña.

Thor se reincorporó y observó con cuidado la mordida en la muñeca del niño. No obstante, no encontró nada inusual o grave.

—Estás bien, tranquilo. —consoló el Dios en tono suave—. Eres un niño fuerte, Peter. No te va a pasar nada.

—Gracias, tío Thor. ¡Eres genial! —dijo alegre, lanzándose a los brazos del hombre—. ¿Puede ser un secreto de los dos? No quiero que papi se moleste conmigo por entrar a su Taller sin su permiso.

—De acuerdo.

Peter chillo con emoción, enrollando sus pequeños brazos con agilidad alrededor del cuello del hombre.

Se acomodó con cariño, descansando pacíficamente sobre el Dios.

—Mis papás ya no me abrazan cómo antes. —susurró Peter de la nada—. Tampoco juegan conmigo.

—Quizás, están un poco ocupados. —respondió rápidamente—. Vas a tener hermanos en unos meses.

—¿Entonces, ya no me quieren a mi? —preguntó Peter levantando el rostro con confusión.

En el rostro infantil del niño, la expresión de no poder entender porque sus papás no pasaban tanto tiempo con él y dejaban de prestarle atención, rompía el corazón del Dios.

¿Qué podía decir?

Hydra le había dado una leve idea del porqué SIM estaba embarazado nuevamente. Sin embargo, ¿cómo podría explicarle a Peter aquello? ¿Cómo le decía que no era suficiente "malo" como sus padres esperaban?

Teniendo un corazón tan puro y valioso.

—¿Tu me quieres, tío Thor? —volvió a preguntar Peter con los ojos brillosos.

El Dios asintió rápidamente.

—Te quiero más de lo que crees. —dijo con sinceridad—. He sido capaz de hacer muchas cosas por ti, pequeño midgardiano. Eres importante para mí.

Peter sonrió, mostrando sus pequeños dientes.

—¡Entonces, seré muy feliz! —chilló el infante, abrazándolo con fuerza—. ¡Tío Thor me quiere mucho! ¡Y yo también lo quiero!

El Dios sonrió, correspondiendo el abrazo y haciéndole cosquillas al infante para que no piense en nada más y siguiera sonriendo como siempre hacía.

Un movimiento fugaz en el firmamento, pasó desapercibido para Thor que estaba concentrado en jugar con Peter.

Al parecer, los dioses no estaban muy contentos con sus recientes acciones.





Los meses habían pasado rápidamente y Hydra junto a SIM se mostraban cada vez más sorprendidos por el evidente avance del embarazo.

—Van a nacer a inicios del verano. —dedujó Hydra viendo el enorme vientre del genio—. Pareces una sandía.

—Gracias por el cumplido. —dijo Tony rodando los ojos.

A pesar, el tamaño en el que había crecido el abdomen de SIM. Según, los chequeos que regularmente se hacía, no había ningún inconveniente o problema alguno.

El médico había comentado que era una de las gestaciones más estables que había visto.

—¿Quieres manzanas? —preguntó Hydra yendo hacia la cocina—. Compré algunas y-...

—No, son un poco dulces. Las odio. —cortó Tony recostándose en un mueble—. ¿No hay algo más ácido? Quiero arándanos azules.

Hydra bufó, buscando lo pedido en la alacena.

—A Peter le gustaba mucho las manzanas. —murmuró el soldado trayendo lo pedido al genio—. Quizás, los gemelos serán un poco diferentes.

—¿Tu crees? —preguntó Tony comiendo con delicadeza.

«Sí, demasiado» pensó Hydra recordando que Tony en el anterior embarazo, se volvía como un niño al comer manzanas y muchos dulces durante todo el proceso de gestación. Sin embargo, ahora era más exigente y testarudo.

Habían días donde Tony parecía querer odiarlo y lo evitaba durante horas hasta volvía en busca de afecto y besos.

También, parecía mucho más inmerso en su Taller y sus pasatiempos favoritos eran construir cosas o destruir lo que contruía por meramente diversión.

—Creo que los gemelos serán adorables. —dijo Tony con un brillo extraño en los ojos.

«Debido al Extremis, sus ojos parecen ser mucho más claros» pensó Hydra viéndolo con curiosidad.

—¿Acaso, piensas que no? —cuestionó Tony tirando a un lado las frutas con molestia—. ¿No crees que sean tan adorables como Peter o porque no respondes, imbécil?

Hydra casi se ríe ante tal repentino cambio de humor de su pareja.

«Ya me acostumbré a esto» pensó con un poco de resignación, yendo a abrazar al genio con suavidad.

—Estaba admirando al maravilloso hombre con el que estoy. —dijo Hydra besando sus mejillas—. Nuestros hijos serán tan hermosos como tú, SIM. No hay duda.

El mencionado suspiró y se tranquilizó.

—Dijiste lindos, no adorables. —bufó, mirando el recipiente con los arándanos en el suelo—. ¿Puedes traer más?

Hydra soltó una pequeña risa, sarcástica.

—De acuerdo, cariño. —dijo volviendo a levantarse.

De reojo, observó a SIM que tocaba con cariño su vientre abultado.

«Mis adorables gemelos, ¿serán tan terroríficos como su papá?» pensó Hydra con diversión.

¡Proyecto de Amor!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora