Epílogo

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Habían pasado tres meses desde el accidente. Las visitas empezaron a escasear, pero él seguía allí, allí para ella. Los médicos decían que estaba reaccionando bien, que cada vez la veían mejor, pero él la seguía viéndo igual, con los ojos cerrados luchando por vivir o rindiéndose poco a poco.

- Harry Styles, ¿prometes solemne aceptar a Ana Tylor como mujer, en la escasez y en la abundancia, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad hasta que la muerte os separe? -dijo con una voz fingida- Sí, quiero. Tú, Ana Tylor ¿aceptas a Harry Stytes como tu esposo ?... ¿Me hubieras dicho que sí verdad? Sí, acepto -dijo con voz de chica - ¿Qué, no te ha gustado nuestra boda? -le preguntó - Ha sido increíble - volvió a poner voz femenina.

Algunas personas e incluso los enfermeros pensaban que se estaba volviendo loco. Ahora hablaba con ella, montaba una conversación como si ella estuviese hablando con él. Algunos decían que eso era lo que la estaba mejorando, pero otros decían que eran claras consecuencias de una locura. Harry era más que atento con Ana, la cuidaba, hablaba con ella y la acompañaba y no solo por el hecho de no dejarla sola, sino porque él decía que ella se movía cuando dormía y temía que se cayera, por eso la velaba siempre, también había empezado hablar de las conversaciones raras y divertidas que tenían. Eso llegó a asustar a los médicos, pensaban que a cierta hora ella reaccionaba o lo hacía por tiempos determinados. Sin embargo, luego de mantenerla en intensivos por veinticuatro horas se dieron de cuenta que en vez de mejorar estaba empeorando, la medicación era más fuerte y más frecuente, no sabían si Harry se había dado cuenta de eso pero era tiempo de hablarlo.

- No puedo creer que todavía sigas ahí, ¿no te cansas de dormir? ¿Cuándo vas a salir conmigo? ¿Cuándo buscarás el vestido de novia? ¿Qué? ¿Que tienes mucho tiempo todavía? Yo quiero casarme lo antes posible, ¿me dejarás esperando? ¿De qué te ríes? ¿Nora no te ha llamado? A mí me ha hecho varias llamadas diciéndome que quiere ser tu madrina de boda. Bueno, de ella me lo esperaba, te adora, aunque depende de ti, no sé si has pensado en alguien más, porque sea nuestra amiga-tía no quiere decir que le hagas caso.

Voy a salir un rato a caminar -dijo después de un largo silencio -. ¿Que no quieres que me vaya? ¿No me soltarás? No mi amor, no me molesta, está bien no peleo más, sé que no puedes moverte, pero dime ¿no quieres dar esos paseos que siempre damos por el jardín? ¿Cómo que te sientes cansada? Has dormido todo el día. Vale, me quedaré sin pelear.

Llamaron dos veces a la puerta, provocando un pequeño eco en la habitación. Harry miró a su amada.

- Espera, yo abro.

Del otro lado lo esperaba un señor con barba y pelo canoso, de cuerpo medio y de tez oscura, era el doctor de su esposa.

- Señor Styles, ¿podemos hablar? -preguntó con calma.

- Sí -dijo después de mirar hacia la cama de su esposa y luego hacia el doctor.

Se encaminaron hasta el pasillo

- Dígame, doctor.

- No sé si se ha fijado en su novia-dijo con una cara triste.

- La veo todo los días doctor, no aprecio ningún cambio, vaya al grano -soltó con crudeza

- Han pasado más de tres meses y no reacciona a ninguno de los tratamientos, cada vez las dosis son más fuertes y frecuentes. No sé cómo decirle esto. Le vengo a informar de que vamos a desconectarla esta misma noche.

- No sabía eso, pero entiendo. Es su trabajo y ella no reacciona, y ustedes no pueden hacer nada -dijo con absoluta serenidad.

- Me alegra ver que lo entiende, no sabíamos cómo decírselo por temor a su reacción.

- Muchas gracias por hacérmelo saber, doctor. Antes de que pase todo eso ¿podría darle un último paseo como siempre lo hacíamos?

- Sí, creo que no habría problema, quizás así ya puedas despedirte -dijo con su humor ya calmado.

- Gracias.

Llegó a la habitación y puso a su prometida rápidamente en la silla de ruedas, tomó todas las máquinas que la hacían vivir. La contempló allí totalmente ida y empezó a llorar nuevamente. Sintió tal rabia que golpeó las paredes y tumbó todo lo que se encontraba cerca de él, golpeó la camilla, el piso, se volvió loco, era como si esas palabras fueron la gota que colmara el vaso de su locura. Trató de calmarse y sonrió.

-Perdón, mi amor, ¿seguimos?

Era más que normal en su vida, él le hablaba mientras la llevaba por las instalaciones del hospital. La noche iba llegando, sin embargo, en vez de parar en la habitación siguió hasta los otros ascensores. Miraba de un lado a otro para no ser descubierto. El ascensor llegó al primer piso, luego de moverse lo más rápido posible, para no ser sorprendido, llegó a otro ascensor, este los llevó directamente al estacionamiento subterráneo que había en el hospital. Corrió hasta su vehículo y la montó con delicadeza y agilidad, le puso el cinturón de seguridad, colocó los aparatos en el suelo del coche, miró la carga de la batería que indicaba media carga, suficiente para llegar, pensó. Volvió a observar si había alguien a su alrededor, apartó la silla de ruedas a un lado y subió al coche. Giró la llave y el motor se puso en marcha, introdujo la primera velocidad y salió de aquel lugar tranquilamente.

-Sé que ya debes de estar cansada, mi amor, pero quería darte otro paseo. ¿Que para dónde vamos? Jaja no comas ansias, es una sorpresa-le informó con mucha emoción.

Encendió el cd y una música romántica inundó el vehículo. Al poco tiempo se encontraban frente al restaurante de aquella noche.

- Nunca llegaste...por eso te traje, este era el lugar en el que te iba a proponer matrimonio, yo te estaba esperando en esa puerta con un ramos de flores en la mano mientras hablaba contigo... Ana Tylor ¿aceptas casarte conmigo? - y entre lágrimas le puso el anillo que había mandado hacer exactamente para ella-. Vamos a ir a un último lugar.

La carretera se fue haciendo empinada, cada vez más estrecha y las curvas más bien cerradas. Sin pausa llegaron a la cima de la montaña. Se detuvieron, la vista era hermosa, las luces de los edificios y la sombra de la noche era una perfecta combinación.

- Recuerdo la primera vez que te traje a este lugar. Tú quedaste deslumbrada y yo solo me sentía feliz de verte tan emocionada. También recuerdo cómo te daba miedo las curvas del camino a este lugar, yo trataba de calmarte.

Poco a poco las gotas de lluvia fueron cubriendo el lugar, mojándolo, limpiándolo, era como si llegasen justo a tiempo. Harry sonrió al notar que era como el día que le propuso matrimonio.

- Perdóname si alguna vez creíste que no te amaba. Perdóname si alguna vez creíste que era la persona equivocada. Te amo Ana, por eso quiero que lo nuestro sea para siempre.

La besó. La cogió de la mano y aceleró el vehículo haciendo que el precipicio los recibiera y los llevara a la perdición.

Tragedy|| H.S||O.S| [CUN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora