Prólogo

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Se despertó como cada mañana, del lado derecho de la cama, su cabello platinado se deslizaba tranquilamente por la sábanas mientras se sentaba en la cama y finalmente sus ojos se posaron en la lejana montaña que apenas se veía entre la neblina que amenazaba con hacerla dormir por otros cinco minutos.

Se levantó con cuidado de no caer, presa de la torpeza mañanera y tras lavar su cara y cepillar su desastroso cabello, se dirigió al que consideraba uno de los mejores sitios de la casa, el comedor.

- Hogwarts? Y por qué se supone que debo ir?

- Porque eres una de las mejores que hemos visto antes y... no hemos visto mucho avance en estos 3 años en la preparatoria, así que tus últimos 4 años los realizarás en Hogwarts- El señor Lavertange habló con un tono neutro sin mirar a su hija mientras leía el periódico.

- No necesito una carta? No recuerdo que fuera así de fácil... - La joven refutó casi de inmediato mirando ahora a su madre en busca de ayuda.

- Tu carta llegó a los 11 años, fue nuestra decisión que no ingresaras... - Se excusa la señora Lavertange golpeando el brazo de su esposo con el pañuelo que iba a usar para sujetar su cabello- No fue una decisión justa para ti, pero los Malfoy... - El señor Lavertange interrumpe la oración carraspeando la garganta y se levanta del sofá para segundos después besar a su esposa y darle un abrazo a su hija.

Sale de casa y ambas mujeres se quedan en silencio por unos segundos, se miran la una a la otra, cada una a punto de hablar pero por algún motivo sin atreverse a hacerlo. Es entonces cuando de la boca de la señora Lavertange suelta un suspiro ahogado e intenta huir de la escena.

- Los Malfoy... qué? - Dice la joven al fin tomando temblorosa la mano de su madre, sintiendo nuevamente esa extraña sensación, pues no había escuchado su apellido en cinco años - Dime, Qué hicieron los Malfoy?

- Cariño, no hicieron nada...

- Mamá, te lo ruego, necesito saber... que hicieron- Lo único que buscaba, muy dentro de sí, era información suficiente para volver a odiarlo, cualquier cosa que alejara el deseo de volver a verlo, eso era lo que necesitaba.

- Su hijo, entraría a Hogwarts 1 año después de nuestro... inconveniente, por lo que Lucius amenazó con, tomar represalias si estudiabas ahí... Temimos por ti y decidimos que era mejor ignorar cada carta... y enviarte a otro sitio, mudándonos y haciendo una vida nueva, pero debemos regresar, todo está arreglado, hay alguien ahí... que te cuidará, en cuanto llegues y hayas subido al tren... busca a Harry Potter!

El aroma de mi AmortentiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora