Capítulo 29

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Nota: Holaa, antes de empezar con el capítulo quería aclarar que puede que muchos no conozcáis la canción, y que no sea la mejor, pero va a tener un significado especial en otro momento. Por si queréis escucharla a la vez que lo leéis, la canción se llama 'Solo tú' de Paula Rojo. 




Cuando por fin encontré el libro, fui en busca de Culebra. Que estaba en nuestro cuarto, Alex y Sandra estaban saliendo de él. Yo entré y vi que él estaba en mi cama con un comic de Lucas.


Yo: Pero bueno, si es mi cerebrito favorito. 


Él se rio un poco, incorporándose de mi cama.


Yo: ¿Cómo estás?

Culebra: Pues ya lo ves. Ahora todo el mundo sabe que soy un cateto – dijo dándome la espalda, acercándose a la ventana.

Yo: Un cateto no. Eres un tonto. Pero ¿no te das cuenta que ahora que lo saben te pueden ayudar? Y no solamente a que apruebes y a que no te metas en líos. Sino por ti. ¿Sabes la cantidad de cosas que te estás perdiendo por no poder leer un libro? Un libro como este – dije para que se girara y mirara el que tenía en mis manos.

Culebra: Esto es para críos ¿no? – dijo acercándose a mí.

Yo: No, ¿sabes de qué va?


Él no contestó. 


Yo: Pues va de una chico y un chico. Una princesa y un campesino, que están enamorados, pero su historia es imposible. Por eso a ella la comprometen con un príncipe.

Culebra: Poco cabrona ella, ¿no?

Yo: No – dije rápidamente – Porque ella no quiere al príncipe. No hay ni un solo día en el que ella no piense en el chico que quiere de verdad.

Culebra: Ya – sonrió un poco – ¿Y él que hace?

Yo: Pues él, que es un poco imbécil – me reí un poco – Se muere de celos. Porque no sabe lo que ella siente en realidad.


Nos empezamos cada vez más.


Culebra: ¿Y al final qué pasa?

Yo: ¿Al final? Al final, se besan y terminan juntos aunque a los demás no les guste.


Por la cercanía de ambos, para variar, me puse nerviosa y la lámpara que había en el escritorio empezó a encenderse y a apagarse.


Yo: Bueno... ¿lo vas a leer?

Culebra: Yo es que no soy mucho de cuentos, vamos, que no me van.


Un poco decepcionada, me di la vuelta para irme de la habitación pero me quitó el libro de las manos.


Culebra: Pero, la verdad es que el final mola.

Yo: Mucho.


Ambos nos quedamos mirando el libro. 


Yo: Culebra, que lo siento.

Culebra: ¿Por qué reina?

Yo: Por todo – me señalé el guante – Por esto. Por los calambres, bueno, ya sabes, todo esto.

Culebra: Esto no es culpa tuya. Y se que no lo haces queriendo – dijo abrazándome. 


Yo simplemente le correspondí el abrazo, y después de un pequeño rato me separé.


Yo: Bueno, ahora te dejo disfrutando de tu lectura – dije de coña – Voy a bajar.


Él asintió y yo salí del cuarto. Bajé y me encontré con los peques, Lucas y Leire.


Yo: Hola enanos. ¿Qué hacéis?

Leire: No, que estábamos hablando. Y Valeria ha sacado el tema de cuando estábamos en casa, que nos cantabas.

Lucía: Y queríamos escucharte. 

Yo: Pero ¿ahora?

Carlitos: Si – dijo emocionado.

Yo: Joe, no sé. ¿Qué queréis que cante?

Valeria: La que nos cantabas tú y mamá.

Yo: Bueno, a ver, puedo intentarlo.

Lucas: Ay, que se pone nerviosa mi prima – dijo sonriendo.

Yo: Hombre, pues sí. Hace mucho que no canto. Y tampoco es que lo haga maravillosamente bien.

Leire: Deja de ser modesta, sabes que cantas genial.

Valeria: Bueno, callarse, que quiero escucharla.


Los cinco se sentaron en los sofás, y yo me senté en el sillón, de espaldas a la escaleras, teniéndolos a ellos enfrente de mí. Leire puso la melodía de la canción y yo me preparé para cantar.


Yo: 

Me preguntaba
Como sería besarte
Como sería llamarte
Como sería llevarte de la mano a nuestro parque

Y me preguntaba
Si jugarías al fútbol como él
Si te parecerías a mí 
Y si ella te cedería su dulzura también
Ahora lo sé 
Sólo pregunto el por qué
Como en apenas segundos 
Cuando te vi la cara 
Te comencé a querer

Los protegidos y tú (Actualizada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora