capítulo siete

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Los cinco nos quedamos un buen rato pensando que podíamos hacer que sea decente para competir en la batalla de bandas, pero yo jamás he tocado algo y ser buena, aparte que no tenía nada que poder destacar. Nos quedamos en silencio hasta que Abyo habló.

—Yo me presentaré solo, tengo demasiado talento que ustedes serían opacadas por mi. —Se paró, sacándose la camisa bruscamente, a lo que me sobresalté. —Nos vemos, les daré mi autográfo cuando gane.

Lo miré enarcando una ceja, para después ver como se dirigía hacia la salida, llamando a Garu, quien señaló la salida también saliendo.

Ellas siguieron hablando, pero yo solamente escuchaba atenta y en silencio, cuando preguntaron por mi sonreí un poco nerviosa, negando abrazando mis piernas mirándolas.

—Las apoyaré chicas en el público, no soy tanto de bandas, pero, tampoco me gustaría dejarlas solas cuando han sido muy cálidas conmigo. —Las miré seriamente, para después soltar una sonrisa. —Espero entiendan.

Pucca me sonrió, y Ching se acercó a mi tomando mis manos, me sentí cálida con ese gesto, sonreí por inercia, se parecía muchísimo a Stephanie, más cuando dijeron que no había problema 

Solté el aire que contenía en los pulmones, despidiéndome de ellas para luego salir de la casa. Me dirigía al restaurante, pero vi la fila que había entonce me coloqué en el último lugar para poder entrar. Santa estaba al frente mío, lo inspeccioné y vi que no llevaba ningún instrumento, estaba en frente así que por cortesía pregunté.

—Hola Santa, ¿cómo así no llevas ningún instrumento? —Señalé a los demás atrás nuestro. —Parece algo serio.

—Cantaré un clásico de navidad, ya sabes, para que la gente se anime y pueda recordar lo hermosas que son estas festividades. 

Ahora que dice eso, nunca me había puesto a pensar como habían sido mis navidades. 

No han sido nunca la gran cosa, es más, mi última navidad con mi papá y mamá fue cuando tenía 11 años, de ahí, mi madre decisió salir a explorar y jamás volvió. Mi papá empezó a ser más estricto conmigo hasta el día de hoy, supongo por el resentimiento que tiene con mi madre, realmente no le he preguntado.

Y tampoco lo haré.

—Me parece bien de tu parte. —Sonreí colocándome las manos en mi cintura. —Nos vemos.

Esperé unos minutos, perdida en mis pensamientos, hasta que siento como alguien me observara, volteo hacia los arbustos y no encuentro nada. Fruncí el ceño entrecerrando los ojos, restándole importancia.

Al cabo de unos segundos sentí lo mismo.

Ya un poco frustrada, cuando me iba a acercar a estos la fila comenzó a moverse, se movían rápido y escuchaba el gong repitivamente sonar, supongo que a los chefs no les gustaban los que cantaban. Me senté en una mesa un poco más alejadas que las de él, cooqué mi mentón en mi mano atenta.

Un señor vestido con muchas argollas se subió al escenario con dos chicas bastante jóvenes y bonitas, eso me dio curiosidad así que presté atención colocando el peso de mi mejilla en mi mano derecha.

—Tengo mucho poder, vivo en el cielo, sobre una nube yo me muevo...

Las dos chicas comenzaron a bailar alrededor de él, me tapé la boca para no literalmente morir de risa, volteé a ver a los chefs y estaban con cara de asco.

—Traigo los rayos, traigo los truenos, parezco malo pero soy muy bueno..,ay....soy el amo del desastre, el rey del mal, a las chicas enamoro con mis tesoros...ay 

Voto de silencio [Garu y tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora