He odiado mi ser durante años por no ser quien era antes de conocerte, aunque he intentado odiarte resulta imposible, me has decepcionado tantas veces que no sé porque sigo esperando cosas buenas de tu parte.
El corazón se hace migajas, mi mente recuerda nuestros momentos juntos y solo me siento utilizada.
Me he recordado constantemente lo mucho que valgo y que no merezco sentir está mierda por ti pero no logro deshacerme de esa mierda fácilmente. No comprendes lo duro que es soltarte después de aferrarme.
Y es que no lo comprenderás porque nunca te aferras. Cambias de chica como de calcetillas.
Me quedé sola, me quedé gritándole a un Dios que no sé si existe que te devuelva a mi lado, o que me ayudara para dejar de sentirme así. Y morí ahí, entre mis lágrimas, la desesperación, la falta de aire y la falta de amor.
Me has hecho decepcionarme de mi misma y sentir asco de lo que hago por ti.
Quizá, tienes razón, no sí. Tienes razón, tú no tienes que justificar nada, no tienes que explicarme nada, tú no me debes nada y estás en lo cierto, pero.. ojalá me hubieras avisado y hablado claro que no ibas en serio. ¿Sabes? A veces solo pasa por mi cabeza el hecho que nunca me quisiste como demostrabas hacerlo.
Nunca te importó como me sintiera con lo que hicieras, sabiendo cuánto me afectaría. Y eso no es amor, ni cariño, ni una mierda. Y es mi culpa por meterme con alguien tan imbécil como tú y dejar que se llevara mi luz.
Quiero creer en tí y como en un mundo de fantasía por un segundo mirar tus ojos y decir que cambiaste pero solo son patrañas porque lo único que sabes hacer bien es ser un imbécil, y han sido tantas veces que esto ya es intencional.