🥀 30: ¿Un gran día? No lo creo

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El clima no había sido el mejor últimamente, el frío de los últimos días de septiembre era terriblemente delicioso para pasar en casa, sábanas calentitas, chocolate caliente y uno que otro dulce para pasar el rato viendo la TV o dormir si era posible.

Para algunas personas era tedioso este clima, pero para otros, como Evangeline, era perfecto, y lo sería más si su padre no le estuviera jodiendo la mayor parte del tiempo.

—Voy a irme, ¿feliz? —cuestionó Evangeline con recelo mirando a su padre sin expresión y con una pequeña pizca de decepción.

—¿Por qué el cambio? Hace unas horas no decías lo mismo —comenta Isamel entre cerrando sus ojos en vista del cambio de actitud de su hija.

—Encontré las ventajas de irme —respondió.

—¿Ah sí? ¿Y cuáles son si se puede saber? —preguntó Emma entrando a la habitación.

—Si me voy, no viviré con ustedes, si no vivo con ustedes, tengo más libertad, si tengo más libertad, puedo disfrutar de mi vida, si disfruto mi vida, voy a ser feliz y si soy feliz no necesito nada más —confiesa Evangeline dando una sonrisa falsa a sus padres que la veían con cierto dolor.

—Estás siendo muy cruel con nosotros —murmura Emma con pesar.

—¿Cruel? ¿Yo? —pregunta irónicamente—. Son ustedes los que me tienen encerrada en esta maldita casa, son ustedes los que me trasladaron a otra universidad a mis espaldas, son ustedes los que me separaron de mi hermano, son ustedes los que arrebataron al hombre que me gusta, son ustedes los que me están haciendo odiar lo que más amo, son ustedes los culpables de todo lo malo que me pasa, ¿sí entienden eso o se los explico con manzanas para qué lo hagan? —cuestionó, recibiendo una fuerte bofetada por parte de su padre, su mejilla ardía por el impacto, la mano de su progenitor estaba marcada y profundamente roja en su rostro.

—No vuelvas a decirnos eso —siseó Ismael señalándola con su dedo índice.

—¿Por qué? ¿No te gusta que les diga la verdad? —reto la chica—. Admitan que son ustedes los que están haciendo de mi vida una pesadilla.

—Nosotros solo queremos lo mejor para ti —dijo Emma en un susurro, Evangeline no se tragaría sus lamentos, lo hizo muchas veces en el pasado, pero no más, no más.

—¿Lo mejor? Pfff... no me hagas reír, mamá —dijo la joven con sarcasmo—. Lo mejor es dejarme vivir.

—Como sigas renegando te mandaré a un instituto de señoritas para que te corrijan y dejes de ser tan maleducada —habla Ismael con un tono de advertencia.

—Ustedes me han educado, así que es su culpa que sea así, ¿no?

Estaba siendo demasiado grosera con sus padres y estaba tentando a la fina línea que sus padres podrían tener de paciencia, pero ya no importaba más.

—Prepara tus cosas y no se te ocurra intentar hacer algo estúpido —finiquito Ismael saliendo de la habitación.

—Me encierras como si fuera una maldita criminal que no tiene derecho a salir de estas cuatro paredes —Evangeline no se queda callada ante las últimas palabras de su padre, pero es que ella tenía razón y todavía no entendía cómo es que todo había cambiado de repente cuando sus padres se enteraron de su relación con Max y es que para nada que tiene sentido.

—Evangeline, guarda silencio y haz lo que te dije —ordena, tratando de mantener la poca calma que aún le quedaba.

—Pero es que-

—¡Es que nada! ¡¿Cuántas veces tengo que decirte las cosas para que las entiendas?! —vociferó Ismael acercándose peligrosamente a la azabache, quien ni se inmutó ni se atemorizó por la reacción de su padre.

My Ideal BoyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora