Capítulo |9| -Que dichosa eres, señorita Elenne.-

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Sentí una picazón en la nariz, me picaba mucho, todo olía extraño, olía a muchas cosas, cosas que no había olido nunca, pero no quería abrir los ojos, tenía mucho así, sabía que no estaba en casa, lo sentía, desde eso que tenía suave debajo de la espalda, hasta por ese destello que pasaba por mis ojos cerrados, y por algunas voces lejanas que escuchaba, -¿y si todo era mentira?, ¿y si estaba en casa y solo era padre que estaba muy aburrido y hizo todo esto de mentira?, pero luego recuerdo los sollozos de madre, las lágrimas, los gritos y es que no puede ser mentira.- tenía miedo de abrir los ojos, madre no estaría, madre ya no iba a estar más.

Quería llorar, quería a madre, quería comida, quería volver a casa, estaba muy triste.

Escuché una risas, ¿habían más personas como ese señor que fue a casa?, no quería saberlo, no quería nada, quería a madre. Solo eso quería.

Pero los abrí, abrí los ojos, y no pude creer lo que vi, Madre, HAY MÁS NIÑAS COMO YO. Me senté en eso que estaba, y vi que tenía algo en la mano que me dejaba permanecer ahí, habían niñas, con diferentes tipos de cabello, de ropas, de color de pieles incluso. Habían más niñas como yo, madre, ¿qué era esto?, estaban acostadas en las camas y con esa cosa en la mano.

Y las camas eran super pequeñas, pero sin duda más suavecita que mi cama

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Y las camas eran super pequeñas, pero sin duda más suavecita que mi cama. Se veía todo tan organizado y espeluznante.

 Se veía todo tan organizado y espeluznante

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Algunas seguían con los ojos cerrados... ¿esas niñas también las trajeron como a mi?, esperaba que no, pero que bonitas eran, me quede callada, mirándolas, algunas niñas hablaban, otras solo estaban como yo, observando. La puerta se abrió y entraron muchas mujeres como madre, solo... que esas me daban miedo. Habían muchas, pero había una que tenía el vestido negro, y sobresalía de las demás por la altura, ademas todas las otras tenían vestidos blancos. Se le veía enojada, como la cara que hacía padre, nos miró a cada una de nosotras, nos repaso una, por una, con una mirada que daba miedo, hasta que su mirada se posó en mi y no la apartó, me miró de arriba a bajo, hasta que miró mi collar, trague saliva. Madre...

-¡ATENCIÓN!- me asusté, gritó una de las mujeres con el vestido blanco, tenían todas el cabello negro y recogido en un moño muy alto, no se le veía ningún cabello fuera de lugar, muchas de las chicas que estaban con los ojos cerrados los abrieron también asustadas.-Levántense chicas, es hora de prepáralas, no queremos hacer esperar a sus esposos. Son muy dichosas, hoy llegaran muchos hombres importantes y con dinero, así que deben lucir de lo mejor, para que se casen con un hombre con dinero.- Madre...

El pecado de ser mujer.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora