51 ♥︎

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- De todo lo que está pasando entre nosotros.

Hice una mueca, pero al final asentí.

- Dime, viejo cascarrabias. 

- Elizabeth, he estado hablando con tu madre -suspiró- Quiere que vayamos a terapia. 

- ¿Que vayamos te refieres a...? 

- Tu madre y yo -rascó sus ojos, creo que está escondiendo las lágrimas.

- Eso me parece bien, Scarlett va a terapia y le ayuda mucho.

- Si yo sé que... ayuda. Solo que... creo que tu madre quiere el divorcio -pude notar sus ojos cristalizar. 

- ¿Estás jodiendo, verdad? -me acomodé en la silla como pude.

- No, no lo creo.

- ¿Pero hablaron de esto? 

- Sí y no. 

-Papá que eres un puto abogado y no puedes preguntar las cosas como son -le hice una mueca levantando las manos.

- Estoy asustado.  

- Lo siento -relajé mi voz- no fue mi intención ser insensible. 

- No es que quieras ser insensible, sé que me merezco tu sarcasmo y que no merezco tu simpatía. 

- Eres mi papá, es mi trabajo odiarte, no en serio -reí nerviosa- y amarte al mismo tiempo. 

Vi cómo tragó seco. Puso su mano en su mentón mirándome directamente. 

- Eres la hija perfecta -rió por la nariz.

- Tú fueras el padre perfecto si pasaras más tiempo con nosotras. 

Asintió aún echado hacia atrás. 

- Estoy tratando, hablé con Robert.

- ¿Sobre?

- Le pedí que me dejara llevarme a Hailee a la firma para que nos dividiéramos los casos. Así poder cerrar los días festivos, no viajar tanto. Ella es joven, obviamente tampoco le dejaría todo...

- Tal vez en unos 25 años tus nietos puedan llevar el mando -acaricié mi vientre- No te estreses, todo estará bien. 

Comencé a sentir los pequeños moverse, le pedí la mano a mi padre para que sintiera sus puños y patadas. 

- Son igual de inquietos que tú -rió- qué tiempos, cuando aún estabas bebé.

Una sonrisa apareció en mi rostro, en serio estaba feliz de que hubiese arreglado las cosas con mi padre. 



Han pasado unos días ya, y no paramos de pensar cuándo será el juicio con Larson y Chris. 

Había llegado el pago de la película, y era mucho dinero. 

Quería comprarme un auto para salir a pasear, pero a la misma vez no creo que lo necesite. Ahora estaré mucho tiempo en casa, aún no sabíamos cual era el plan para cuando nacieran las mazorcas. 

Había estado echada todo el día en la cama, el peso de mi barriga era demasiado para mí, tenía los pies hinchados y siempre tenía que ir al baño de la presión que estos chamacos causaban en mí. 

- Amor  -asomó su cabeza- Llegó la nueva cuna. ¿Quieres ayudarme? 

Asentí tratando de ponerme de pie, pero en el intento perdí el balance y caí nuevamente en la cama.

Scarlett salió casi volando a mi lado, pero yo no paraba de reírme.

- Eso no es gracioso -dijo con el corazón en la boca- pudiste haberte caído de verdad.  

¿Solo es actuación, no?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora