Capítulo 38- Aaron

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NOTA DE LA AUTORA:

Quiero decir que este capítulo no es tan dramático cómo el noventa y nueve por ciento de los demás; este es más tranquilo. Aunque no penséis que va a ser todo aguas calmadas; será algo dramático, sí, pero no tanto cómo los otros.

<3


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Me ataba los cordones de mis botas y con los ánimos por el suelo cuando mi madre entró con un semblante melancólico. Los últimos días habían sido un gran reto para mí, ya que todo era Hazel, y por más que quisiera, no podía dejar de pensar en ella.

─ ¿Qué haces aquí, mamá? ─ Me levanté del asiento en el que estaba sentado para anudarme las botas.

─ No me gusta que estés haciendo tantas cosas ─ ella tocó mi brazo ─. Yo te puedo ayudar, quiero que descanses.

─ Yo debo encargarme de mis propias cosas... ─ retiré la mirada─. No puedo dejar que mi madre haga tantas cosas por mí, no en esta situación. De verdad que te lo agradezco, pero no acepto tu ayuda.

─ Me alegro que hayas madurado, Aaron ─ sonrió orgullosa ─, pero si necesitas mi ayuda, no dudes en pedirla.

─ Gracias, mamá.

─ ¿Qué vas a hacer hoy? ─ mi madre preguntó, cambiando de tema.

─ Iré a hablar con Clyde ─ reconocí ─. Te veo más tarde.

─ Está bien ─ ella retiró su brazo del mío ─. Suerte.

─ Gracias, adiós.

─ Adiós, Aaron. Te quiero ─ sonrió, y yo hice lo mismo.

♕♕♕

Una media hora después, llegamos a un despacho que tenía un aroma muy hogareño. Olía a frutos rojos, y aunque el olor fuese algo fuerte, era agradable. En la oficina se encontraban mi doctor, con sus gafas y expresión seria, una mujer con el cabello recogido en una perfecta trenza, con su traje de policía, el investigador Fernández, que me ayudaba con los nuevos avances sobre lo que pasaba con Hazel y esas cosas que me atormentaban la cabeza y, por último, mi padre, que hablaba con mi doctor.

─ ¿Qué está pasando? ─ inquirí, haciendo que todos los que permanecían en la sala se percataran de mi presencia.

─ Aaron ─ mi padre me miró sobre su hombro ─, el oficial que estaba a cargo de Clyde murió. Y Clyde se ha escapado.

─ ¿Y por qué no me habéis avisado a mí? ─ Bramé.

─ Decidimos decírselo a su padre. Usted no está en condiciones ─ mi doctor intervino.

─ Pero vuestro trabajo es avisarme a mí ─ sentí que el mundo se vino abajo ─. Solo os voy a decir que a partir de ya, las cosas que sucedan me las diréis a mí, sea mi estado el que sea ─. Crucé mis brazos y me dirigí al investigador ─. Investigador Fernandez, ¿qué tiene por ahora?

─ Sígame, por favor ─ él era serio, pero a la vez amable y eso me gustaba. Que fuera disciplinado.

Le seguí, tal como me había pedido y llegamos a una especie de gruta, donde hacía más frío. Había un enorme ajugero en medio del área, el cual era más que obvio que había sido planeado y hecho manualmente.

─ Se debieron de escapar por las salidas subterráneas ─ el rubio me miró con confianza ─. Lo que no comprendemos es cómo no escuchamos nada... ni a nadie ─ este se cruzó de brazos ─. Estamos investigando cuándo, cómo y quién o quiénes hicieron este túnel.

¿Promesa? [✔️ COMPLETADA] ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora