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Después de escribir aquellas palabras resonantes de tu corazón, te alejaste para mirar la hoja con detenimiento, sonriendo solo sacudiste tu cabeza dejando el papel en un cajón teniendo así, una pequeña dispersión mientras te estirabas en el acto.
Probablemente podrías dejar que la rutina te consuma en su totalidad pero ese día te propusiste tomar las riendas de tu vida.

Preparaste cada una de tus estrategias antes de salir de casa, no sin antes preparar todo para el siguiente día: una clasificación de cosas escolares, un pequeño riego a las plantas del corredor, cerrar con seguro la ventana de tu cuarto ya que ésta siempre se abría por las noches y realizar una lista de cosas para comprar en el supermercado.

Teniendo todo listo, procediste a bajar las escaleras, en esta ocasión no te colocaste los auriculares ya que necesitabas estar alerta de tus propios pensamientos.

Llegando al portón de la entrada, inspiraste y abriste la puerta. La calle estaba un poco gélida pero alegre, sin duda este sería un día muy productivo e interesante.

Mientras cruzabas a la otra esquina te aseguraste de contar con todo para hacer que este día fuera inolvidable y esclarecedor con aquel hombre de linda sonrisa y cálido mirar. Sintiendo un pequeño retortijón al verle caminar dentro del local, haciéndote sobresaltar un poco; apretando la mandíbula decidiste caminar hacia el local.

La campanilla de la puerta se agitó ligeramente. Detrás del establecimiento se percibió una voz ―¡Adelante, un segundo!

Al adentrarte en el lugar, una explosión de aromas llegó a tus fosas nasales, era la primera vez que te encontrabas dentro mostrando una fascinación por tan inmensidad y diversidad de secciones que contaba, cambiando la perspectiva que tenías al ver solo una fracción desde la ventana. El hombre de ojos canela llegó tarareando una canción, dejando una caja sobre el mostrador esbozó aquella sonrisa la cual, hace que su mirada cambie totalmente, ya que la ilumina por completo.

"ˈdom naʃ ˈʃiɪdeŋ ˈgnieʒdo

bez veˈdeɪ̆ doˈkude ˈjit͡ʃiʃ

ˈʃiʒa ˈsunt͡so nad tiˈe..."

―Hola, ¿qué vas a querer?

―Hola amm... Soy la persona que pide las flores por correo, quisiera otras iguales, las de siempre, por favor...

Quisiste dirigirle la mirada y decirle todo tu discurso que preparaste previamente pero al mirarle sus ojos, detuviste tus intenciones teniendo una vista hacia el suelo. Verle delante tuyo, con su semblante cansado, sus párpados hinchados te hacen creer que no durmió, es más, hasta te atreves a pensar que se ve como si hubiera llorado toda la noche.

―Es lindo llevar el mismo ramo en cada encuentro especial, pero si fuera yo te recomendaría algo experimental... ¿Puedo?

Levantaste la mirada sintiendo una ligera calidez en mis mejillas, no escuchabas una recomendación de alguien desde hace mucho tiempo.

Al asentirle, él caminó decidido ante unos anaqueles del fondo, colocando una canción para inspirarse mejor, teniendo su rostro más calmado.

—Y ha hecho bastante frío ¿no cree?

Cortando los tallos respondió —No tanto como otros años, a comparación de ese, ahora si contamos con un pronóstico temprano para estos frentes fríos que llegan a la ciudad... Te ves de las personas de las cuales no necesitan ver las noticias para saberlo

—¿Por qué lo dice?

—Simplemente lo supongo, la chaqueta, la bufanda, la sombrilla y los guantes solo me hacen coincidir un poco en mi teoría además que me hace pensar que el estilo va de la mano contigo

Ojos Canela !¡! 𝑫𝒂𝒏𝒊𝒆𝒍 𝒙 (___)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora