┊ⅩⅥ┊𝐓𝐞 𝐢𝐧𝐯𝐢𝐭𝐨 𝐚 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐫 𝐦𝐚𝐥𝐞𝐬𝐭𝐚𝐫.

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Cuidado con las criaturas salvajes, esas no conocen la piedad

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Cuidado con las criaturas salvajes, esas no conocen la piedad.

La pelota blanca de béisbol voló tan lejos como pudo tras el golpe que recibió con el bate de madera, dicho objeto redondo se perdió después de algunos segundos por el horizonte sin dejar rastro. Las reglas básicas del béisbol indican que tras batear se debe correr a la primera base antes de que obtengan el balón, si para cuando cruce la primera base el balón sigue sin ser recuperado debo correr a la segunda y así consecutivamente hasta la cuarta.

Pero, ¿por qué correr si la maldita pelota se perdió?

Mike se mantuvo quieto en su lugar mirando la dirección por la que se perdió la pelota. El invierno se encontraba en su máximo punto, a pesar de eso, decidieron reunirse aquí en el club y no soy quien para juzgarlos. La sala de reuniones me tenía harto y el frío me esta matando, escoger cual prefiero es igual de repugnante, las consecuencias son similares.

Odio el béisbol, pero es el único deporte que se me da, de hecho, odio todos los putos deportes.

—Creo que se te pasó la mano— formo una mueca y suspiro.

—¿Debería correr?

—No lo sé, ¿qué dices Erwin?

Ambos miramos al rubio, encogio los hombros y bebió un sorbo de su café. La idea fue suya y desde que llegamos tiene la cabeza en otro lado, no es de extrañarse, ahora mismo debe llevarse a cabo el funeral de Zeke Jeager.

—¿Enserió nos trajiste al club con un puteral de frío solo para que te roguemos por un poco de atención como colegialas enamoradas de su profesor?

—Eso es estúpido.

Erwin carcajeo y no entendí porque. Abandono el periódico y recargo su espalda en el respaldo de la silla mirándonos con falsa diversión. Tan falsa como el suicidio de Zeke.

Arrastre el bate hasta la mesa y ocupe una de las sillas libres, veo el cielo y me causa un poco de gracia ver que ni siquiera las nubes se molestan en llorar por ese bastardo. La naturaleza no es hipócrita.

—Serían colegialas horrendas— comentó entre sus carcajadas.

—Detrozas mi corazón— dramatizo Mike llevando una mano a su pecho— ya enserió Erwin, ¿qué traes en la cabeza?

Cubrió su boca en un intento de callar sus carcajadas, suspiro exageradamente tras su última carcajada y miro el cielo. Opte por soltar el bate e intercambiarlo por mi vaso de té negro caliente, muchas cosas están a punto de cambiar y me resulta interesante que tan dispuestos estarán al cambio.

𝐀𝐍𝐈𝐌𝐀𝐋𝐒━━━ 𝐋𝐄𝐕𝐈 𝐀𝐂𝐊𝐄𝐑𝐌𝐀𝐍Donde viven las historias. Descúbrelo ahora