Libro: A través de mi ventana. Autor/a: Ariana Godoy

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Aguante la respiración cuando note que estaba a escasos centímetros de undirme en una piscina.

Unos brazos roderon mi torzo para sumergirme y al abrir un poco los ojos... Cuando lo ví, estuve cerca de soltar todo el aire.

Después de unos segundos me dejó subir y alce las manos para comenzar a impulsarme hacia arriba. Dí una larga respiración y aparte el cabello de mi cara con ímpetu, entonces lo ví con más claridad.

—Ares —el agua escurría por su cabello negro y tiene una mirada de satisfacción en el rostro. Mis piernas se enrollaron alrededor de su torzo, olvidaba lo mala que era Raquel nadando. Cuando mis manos se pegaron a su pecho solo pude pensar:

>>Madre mía, ahora entiendo porqué tanto rezo a la virgen de los abdominales<<

—Llevame a la orilla —le pedio en un susurro molesto. Ares negó con la cabeza. Sus ojos son tan azules, adoro a Julio, pero madre santa como competir contra esos ojos.

>>Maldición Raquel, suéltalo y undete, es mejor que sufrir la humillación<<

—Por favor —murmura ella muy cerquita de su cara, Ares no reacciona, pero su entrepierna si.

>>Ay dios mío, líbrame de esta<<

—¡Ares! —una voz dulce lo llama y de pronto veo con atención como un chico corre en nuestra dirección.

Mi corazón comenzó a latir rápido en mi pecho.

>>¡Es Apolooooo!<<

El menor de los Hidalgo dió un salto y abrazo sus piernas en el aire para caer en un oblivio, al golpear el agua nos salpicó a mí y a su hermano y solté una ligera risa. Ares nado a la orilla y por fin me soltó.

Apolo nado hacia mí y sentí a Raquel sonreírle.

—¿Te diviertes?

—Claro, gracias por la invitación.

—No es nada —me sonrió de vuelta. Sentí a mi corazón llenarse de la misma emoción tranquila que me rodeaba cuando leía de él.

Coloque mis manos sobre el piso y me impulse hacia arriba, la torpeza y fuerza casi nula de Raquel no fueron de gran ayuda, porque sentí mis manos flaquear, aunque no supe si en realidad se trataba de su fuerza o si esa era la reacción de su cuerpo a la cercanía de Ares.

Al salir, el vestido que lleva permaneció chorreando agua por un par de minutos en los que todos me miraron. Visualice con claridad a Artemis a lo lejos y trague, porque esa si que era una mirada.

>>Raquel, dios mío muévete de aquí<<

En vez de eso, Raquel se sacó el vestido por la cabeza, dejándose únicamente en ropa interior, con estampados de corazón.

>>¡Noooooo! ¿¡Que estupidez estás haciendo!?<<

Una sonrisa ladina se poso en su rostro y camino de vuelta a un círculo de chicos.

Cuando ví al chico de una profunda piel morena y de mirada intensa no hizo falta que dijera su nombre.

—Marco —Raquel se sentó a lado suyo.

>>No, no, no, no, no, por favor no. No soporto un segundo más, no puedo ponerme en el papel de esta mujer otro segundo, no soporto hacer el ridículo tantas veces seguidas. Santo de Wattpad, sácame de está<<

Todo se detuvo, ninguno de ellos parpadeo ni se movió un solo milímetro, el agua que alguna chica chapoteaba dentro de la alberca se quedó pausada, con las gotitas flotando en el aire.

¿ᴅᴇsᴇᴀs ᴜsᴀʀ ᴛᴜ ʙᴏʟᴇᴛᴏ ᴅᴏʀᴀᴅᴏ
ʏ ᴛᴏᴍᴀʀ ᴘᴏʀ ᴄɪɴᴄᴏ ᴍɪɴᴜᴛᴏs ᴇʟ ᴄᴏɴᴛʀᴏʟ
ᴅᴇ ʟᴀ ᴘʀᴏᴛᴀɢᴏɴɪsᴛᴀ ᴅᴇ ʟᴀ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ?

La voz resonó con fuerza en todo el lugar, respire profundamente.

Desde que leí a través de mi ventana solo he querido hacer una cosa.

—Sí —esta vez, mi voz si salió de la boca de Raquel.

sᴏʟᴏ ᴘᴏᴅʀᴀs ᴜᴛɪʟɪᴢᴀʀʟᴏ ᴘᴏʀ ᴜɴᴀ
ᴏᴄᴀsɪᴏɴ ᴅᴜʀᴀɴᴛᴇ ᴛᴏᴅᴏ ᴛᴜ ᴘᴀsᴇ
¿ᴇsᴛᴀs sᴇɢᴜʀᴏ/ᴀ?

—Si —no dude ni un poco.

Todo se reactivo de nuevo y me levanté de golpe.

Mire mis manos y toque su cabello castaño y largo.

Aún regando un poco de agua camine hasta la orilla de la alberca y mire a Ares con, la que supuse era Sammy colgada del cuello.

—¡Ares! —ambos voltearon a verme, él no me contestó, solo arqueo una ceja —, pudrete maldito engreído de mierda. Espero que se te caiga el pene. —le enseñe el dedo corazón acompañado de una sonrisa ladina, Sammy lo miro con disgusto mientras que él me miraba fijamente lleno de enojo —, ¡Y te digo que he leído personas que la tienen más larga y se creen menos!

Frunció el ceño, dí media vuelta y frente a la mirada de todos, salí corriendo de ahí.

Al salir de la mansión Hidalgo —no sin antes caerme de bruces en medio pasillo debido a que no traigo zapatos y estoy toda mojada, me resbalé en el reluciente azulejo—, ví las luces en la siguiente calle y corrí sintiendo el pavimento caliente bajo mis pies.

No quiero volver aquí nunca.

Nota:

C.C: Ariana_Godoy

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