Día 1

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He perdido las ganas de vivir.

Mientras hago un esfuerzo para mover vagamente mis manos de un extremo al otro del teclado, golpeando suavemente y sin casi nada de empeño las teclas, pero escribiendo rápido, ya que soy una persona impaciente; me pongo a pensar... he perdido las ganas de vivir.

No recuerdo cuándo sucedió (lo cuál no es de extrañar) he olvidado muchas cosas y cada día olvido más. Quizás perdí las ganas de vivir cuándo la burbuja en la que vivía se rompió, esa burbuja que me mantenía alejada de lo que es el mundo "real", haciendo que descubriera que el mundo de color rosa en el que vivía era solo una fantasía.

Quizás perdí las ganas de vivir cuándo descubrí que soy una persona trans en un país con casi nada de empatía ni tolerancia hacia quien es diferente.

Quizás perdí las ganas de vivir cuándo descubrí que no importa que tan poco coma mi caja torácica no va a reducir su tamaño.

La verdad es que no lo sé y tampoco es cómo si me interesara descubrirlo, creo que la única cosa que en verdad me interesa es la naturaleza, siento que es lo único lo cuál al verlo me genera curiosidad, "quisiera saber cómo se ve el esqueleto de esta nueva especie que acabo de conocer, o cómo se alimentan los hongos".

A veces desearía ser parte de esta misma, no quisiera ser algo tan relevante cómo lo es un animal salvaje, ni si quiera quisiera ser un animal, quisiera ser parte del césped, o ser una hoja de un árbol, cuyo único propósito es alimentarse, reproducirse y morir. Y poder contemplar el silencio, pero un silencio que no me causa ansiedad, un silencio relajante, un silencio cómo el de estar en tú cuarto de noche, sin nadie más, mientras llueve, sólo tú. Es curioso que es este mismo silencio el que me recuerda mi soledad y hace que quiera acabar conmigo.

PensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora