독특한

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Desde hace billones de años, los astros del cielo se han encargado de la creación de los mundos, ellos decidían la forma que este tendría, el color, su nombre y cuantos soles y lunas cuidarían de él.

Una noche, todos los astros del cielo se juntaron y dieron una pizca de su luz y de su vida para crear un nuevo mundo, al cual decidieron llamar Tierra, ya que este era el elemento que más abundaba en él. Todos los astros libres peleaban por cuidar de la Tierra, ya que, este era el primer planeta en el que habían logrado crear vida con éxito, a los grandes astros ningún sol y ninguna luna los convencía, ya que sabían que estos solamente querían resguardarlo para poder presumir ante los demás que ese nuevo mundo les pertenecía. Durante años buscaron al sol y a la luna indicados, dejando a la Tierra en caos y oscuridad, pues todos parecían tener las mismas intenciones, todos menos 2, un sol y una luna que miraban todo con indiferencia en lados diferentes del cielo, alejados, como si para ellos la Tierra fuera un mundo más, eso a los astros les interesó, porque significaba que no cuidarían la Tierra en base a su avaricia, al contrario, lo harían al igual que se han cuidado a todos los demás.

Así que lo decidieron, ellos cuidarían de la Tierra.

Cuando se los informaron no fue una noticia muy de su agrado, todos los demás lo aceptaron porque esa era una de las principales reglas del universo "Siempre debe haber paz y armonía".

Lo que nadie sabía era que ese sol y esa luna no se hablaban, no se soportaban, no podían estar juntos, porque estaban enamorados él uno del otro y eso está prohibido en el universo, era la orden principal "Ningún sol y ninguna luna tienen permitidos estar juntos" pero no piensen mal, no era que no les permitieran amar, lo que sucedía es que al momento de enlazarse ambos podrían morir incendiados por el calor del sol o apagarse con el frío de la luna.

Nadie podía desobedecer a una orden de los grandes astros, se consideraba traición y se pagaba con la muerte, aún así, ellos pelearon por no ir a la tierra o al menos no juntos, pero nada sirvió, los grandes astros decidieron que ellos irían y así tendría que ser.

Al pasar de los años, esconder sus sentimientos fue cada vez más imposible, hasta que llegó un momento donde se confesaron al otro y decidieron tener una relación a escondidas de los astros, cada noche ellos bailaban hasta que era hora de que sol fuera a embellecer y darle vida a todo con su luz, mientras era observado por la luna.

Lo que ellos no sabían era que cada vez que ellos se juntaban para bailar, cada vez que sus manos se tocaban, creaban un nuevo monstruo que amenazaba con destruir la Tierra y todo lo que había en ella, evidentemente, los grandes astros notaron que algo extraño sucedía con la tierra así que mandaron a una estrella para que vigilara.

Esa estrella los delató.

El sol y la luna fueron llevados a juicio, los grandes astros estaban furiosos y no había nada que los hiciera calmarse.

-No hagamos esto largo, ustedes saben que lo que esconden es lo peor que pudieron haber hecho y eso solo tiene una consecuencia, los dos serán apagados.- dijo el mayor astro del cielo completamente decepcionado de sus más jóvenes creaciones.

-¡No!- Dijo la luna- Es mi culpa, yo me enamore de él, yo fui quien le propuso escondernos de ustedes, yo soy el responsable de esto, castíguenme a mi, apáguenme a mi, pero no dañen a mi Sol.

-Eso no es verdad- replicó el sol- No es su culpa, yo fui quien acepto y fui yo quien le propuso bajar a la tierra a bailar todas las noches, yo fui quien se acercó, yo provoqué que la tierra ahora esté así, él no, por favor, castíguenme a mí, apáguenme y exílienme si quieren, pero dejen que mi luna siga alumbrando a la tierra.

Ambos astros estaban al borde del llanto y la desesperación, pero ¿quien podía culparlos? Por su culpa su amado dejaría de existir, porque un astro apagado no dura mucho con vida.

Los mayores notaron su amor en los ojos del contrario, apreciaron él como lucharon porque el otro no dejara de existir dando así hasta su propia vida, ellos no eran malos, pero no podían perdonarlos como si nada, fue una falta grave, así que mientras los enamorados se despedían ellos debatían cual seria su castigo, no podían dejarlos libres pero igual estaban de alguna forma enternecidos por su amor, luego de algunas horas de debate se llegó a una conclusión y volvieron a llamar al sol y la luna.

Ellos tenían su sentencia.

-Quiero confesar que estoy sorprendido del gran amor que dicen confesarse- hablo el mayor- sé que es sincero, que su amor es puro, pero por más sorprendido y maravillado que esté, ustedes han cometido una falta muy grave y eso no podemos dejarlo pasar como si nada- todos los miraron con pena, los pequeños bajaron la cabeza, pues se esperaban lo peor

"–Uno de ustedes arderá en lo más alto del cielo terrestre, mientras que el otro se congelará y dará luz y frío en la oscuridad, no podrán volver a cuidar a la tierra uno al lado del otro, pero estarán ahí, uno a cada lado de ella, Luna ahora serás conocida como Día, un astro de luz ardiendo eternamente, Sol tú ahora te llamaras Noche y nunca mas podrás sentir calor, estás condenado a la frialdad eterna, pero una noche cada cierto tiempo ustedes podrán encontrarse, en lo más alto del cielo y podrán bailar, enseñándole a todos su amor, deslumbrándolos con la luz que juntos irradiarán, en ese tiempo podrán volver a sus estados de nacimiento y tocarse sin dañarse."

Y es así como ahora, la noche y el día sufren en una agonía eterna por no tener a su amado junto a ellos, pero esperan con ansia el momento en el que puedan volver a juntarse, para bailar durante unos minutos, para poder volver a verse, tocarse, besarse y amarse lealmente, creando este fenómeno tan hermoso al que nosotros llamamos "Eclipse"

•Eclipse• OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora