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El trayecto hasta el 221B había resultado extremadamente largo para ambas chicas, pues mientras una no dejaba de despotricar contra todos los hombres, la otra debía oírla y sostener el peso de su hermano, a quien su cuñada se negaba a tocar desde que este le besó la mano con toda la melosidad que podía caber en su gran cuerpo.
—Juro que en cuanto vuelva a sus sentidos lo mataré- protestó Victoria caminando detrás de ambos Holmes.
Enola asintió dirigiéndole una mira suplicante.
—¿Qué te parece si primero me ayudas a llevarlo al apartamento? Digo, si vas a matarlo necesitas experiencia en transportar cadáveres.
Sonriendo maliciosa, la joven se adelantó a ellos haciéndole una trancadilla a Sherlock cuando pasó por su lado. Ignorando los quejidos de ambos, pues este cada vez se sostenía más de su hermana, señaló las escaleras.
—Si quieres lo subes, de lo contrario lo dejas aquí y alguien lo recogerá.
Pensando en tomar un baño y relajarse junto a Watson -porque si Masón no estaba en la casa tampoco tenia sentido que ella siguiera allí- colocó las llaves que previamente en el carruaje le había quitado a Sherlock en la puerta, disfrutando del sonido que hacían al girar en el picaporte.
—Watson, ven con mami que muy pronto seremos solos tu y...
Victoria detuvo de golpe sus palabras sintiendo que las piernas casi le fallaban.
—¡Sherlock Holmes! ¡Te maldigo!
Midiendo cada uno de sus pasos, la pelirroja fue ingresando cada vez más a la casa, sintiendo que por cada paso una nueva forma de castigar a su esposo se le ocurría.
Papeles rotos en el suelo, cuadros esparcidos sobre el piano, almohadones rotos seguramente por Watson y marcas secas de lo que parecía ser orina del cachorro decoraban cada habitación.
Mientras reconocía la escena del crimen, Enola pasó por su lado dejando caer sin ninguna consideración a Sherlock en un sillón.
—Que desastre hay por aquí- comentó.
Y era verdad, Victoria no quería admitirlo pero por cada paso que daba el escenario que descubría era peor.
Por un momento inclusive se preocupo por Watson, hasta que logró divisar una de sus patas traseras estirarse debajo de lo que parecía un almohadón destruido por sus dientes.
"De tal dueño tal demonio".
—Es perfecto, no toques nada- farfulló Sherlock mientras tanto en dirección a su hermana. Girandose levemente a su esposa, agregó con una pequeña sonrisa- Tú puedes tocar lo que quieras.
Vicky gruñó molesta comprendiendo su indirecta, y aunque una parte de ella deseo reírse, supo que aquel niño gigante necesitaba una lección antes de que destruyera todo el apartamento.
—¿Por qué lo haría? Todo lo que esta aquí apesta a basura y a insignificante.
Lejos de mostrarse ofendido, Sherlock hizo un puchero que estando en sus cabales la pelirroja estaba segura de que jamás haría. Mientras tanto, y ajena a lo que verdaderamente hablaban, Enola comenzó a recorrer el espacio.
—¿Que estás investigando?
—No te lo diré. Trabajo solo. Es privado.
Vicky rodó los ojos haciéndole una leve señal a su amiga para que continuara mirando si era lo que deseaba. A su vez, se acercó a Sherlock acomodando un almohadón tras su nuca.
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Victoria Holmes
FanfictionLa recién casada Victoria Holmes comienza a descubrir que ser la esposa de un reconocido detective y la madrastra de su mejor amiga, no es tarea fácil. A su vez, observa como su hermano Masón se desinteresa cada vez más por encontrar de nuevo el amo...