Capítulo 32 - Miedo inconciente

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Los días habían pasado después de aquel incidente.

Todo parecía ir con normalidad en la vida de los dos protagonistas, después de todo, ya todo había acabado y no había nada por lo cual preocuparse...

A Gakushū le hubiera gustado decir eso, pero no sería más que una cruel mentira.

No quería admitirlo, le dolería hacerlo sinceramente, pero había algo en él que lo dejaba intranquilo, algo que le provocaba un miedo inconsciente debido a las constantes pesadillas que tenía, donde lamentablemente, se apreciaba como su novio jalaba el gatillo de aquella arma y terminaba con la vida de una persona.

Sabía que Karma había hecho eso por mera venganza, para descargar su enojo, y eso lo ponía nervioso, porque no sabía sí Karma había cambiado en ese momento.

Le temía a la persona que lo había estado cuidando en los últimos días.

Sentía que ya no lo conocía.

Y eso le dolía.

— ¿Estás bien, Violett? — Karma preguntó un poco extrañado por el comportamiento de su pareja.

Desde que Gakushū había salido del hospital había tenido un comportamiento casi evasivo con su pareja.

De primera mano se podría entender que ese comportamiento se debía al mal episodio que había vivido a manos de aquellos hombres, y si, ese comportamiento lo tenía también con sus progenitores, pero aún había una muy notable diferencia entre Karma y ellos.

Aceptaba cualquier toque tanto intencional o no intencional de sus padres, pero con él era diferente.

Siempre se sobresaltaba por cada toque por más mínimo que fuera, también temblaba ligeramente cuando se le acercaba o hablaba, y ni hablar cuando trataba de tomarlo de la mano o besarlo.

— Si, claro, sólo que no dormí muy bien anoche — Respondió tratando de justificar su comportamiento evasivo en ese momento.

Se había alejado de Karma cuando éste trató de tomarlo de la mano.

Tampoco era como sí lo hiciera a propósito, sino más bien que había "algo" que le daba un mal sabor de boca, sobre todo porque aquel recuerdo del arma siendo disparada llegaba siempre a su cabeza.

— ¿Y qué pasó?, me dijiste que ya no necesitabas tomar las pastillas para el insomnio — Comentó frunciendo ligeramente el ceño.

De los dos, Karma era el más preocupado sobre esos temas, después de todo, Gakushū había comenzado a sufrir de insomnio, y las pesadillas que tenía no ayudaban en nada. Por eso mismo insistía en que tomara dichas pastillas sí sus recuerdos no lo dejaban en paz.

No le gustaba ver a Gakushū de esa forma.

— Ya no las necesito, sólo tuve un mal sueño — Respondió con calma, viéndolo con una sonrisa tranquila.

No podía decirle la verdad.

— ¿Y de qué trataba? — Cuestionó un tanto curioso, esperando poder ayudar a su querido novio con esa pesadilla que no lo había dejado dormir.

— No es nada importante, sólo una tontería — Le quitó importancia al asunto mientras dirigía su mirada a la televisión, no quería decirle la verdad y admitir que le tenía algo de miedo.

Porque por más que quieras a alguien no puedes olvidar lo que hizo.

No puedes evitar recordar el momento donde pudo haber cambiado.

Porque inconscientemente tus sentidos lo ven como un peligro.

— Vamos Violett, puedes decirme — Karma insistió, ahora más preocupado por lo que su pareja pudo haber soñado.

Quería descubrir lo que le afectaba a Gakushū, quería ayudarlo para que dejara ese mal episodio en el pasado para que se enfocara en su presente, para que su mente estuviera en calma y ya no tuviera que preocuparse por nada.

— Todo está bien Karma, sólo es una tontería — Respondió, cambiando ligeramente el tono de su voz y dejando notar su irritación por la insistencia.

Abre los ojos, Gakushū.

Tu pareja sólo busca ayudarte a mejorar.

No lo hagas sentirse más desplazado de lo que ya está.

— Entiendo... — Murmuró regresando su vista a la televisión, pero inconscientemente se delató a sí mismo cuando alejó su mano de la de Gakushū.

Ambos eran sólo adolescentes que apenas logran entenderse, necesitan la ayuda de un tercero para lograr mejorar.

Se necesitan a si mismos para sentirse mejor, se necesitan mutuamente para saber que la persona por la que darían mucho y más estaba a su lado.

Ambos necesitan ayuda, y uno de ellos lo sabe, pero el otro teme buscar lo que nunca recibió.

Gakushū vió de reojo a Karma al escuchar su voz más baja. Karma seguía viendo la televisión, pero fácilmente su mirada lo delataba, y eso le hizo acordar a Gakushū, de que él no era el único que necesitaba ayuda, y se hizo la pregunta:

¿Alguna vez Karma recibió ayuda?

El pasado de Karma no era ningún misterio para él, pero seguía siendo una incógnita el daño que Karma pudiera estar ocultando dentro de él.

Karma era demasiado inestable, eso lo sabía mejor que nadie, no por nada por las noches que se quedaba en la casa de Karma lo consolaba, buscando que éste durmiera tranquilo sin tener que pensar en sus amigos fallecidos.

Algo nuevo cruzó por su mente, y fue el hecho que en esas dos semanas donde había sido dado de alta, Karma no volvió a mencionar a dichos conocidos como antes solía hacer antes de que él incidente ocurriera.

¿Acaso ya lo habría superado?

¿O dejaba sus sentimientos de lado para ayudarlo a él?

— Tengo que conseguir ayuda, yo no puedo estar así, y tú tampoco —.

Dejando su miedo de lado recostó su cabeza en el hombro del pelirrojo, entrelazando su mano con la de él para que, al menos un poco, la melancolía que Karma sentía se fuera dispersando poco a poco.

Karma hizo más fuerte el agarre en aquel momento, mordiendo ligeramente su labio, y sintiendo nuevamente esa calidez y cariño que por varios días las personas –sobre todo Gakushū– le habían estado negando.

¿Podría todo regresar a la normalidad?

¿O debía de acostumbrarse nuevamente a su soledad?

— Karma, cuando acabe la película vamos a tu habitación, tengo que hablar de algo contigo, ¿está bien? — Sonrió ligeramente, en un acto para relajar el ambiente.

— Si... de acuerdo — Karma respondió con cierta inseguridad, pero algo más tranquilo después de ver la sonrisa de Gakushū que por mucho tiempo no había visto.

Ambos eran adolescentes heridos con malos episodios que solos trataban de superar, pero no siempre las batallas solitarias se ganan, hay veces en las que se necesita la ayuda de alguien más para poder ganar.

Amor en la oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora