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Las cortinas blancas y traslúcidas se menean un poco por las frías brisas matutinas, los rayos del sol se niegan a verse por las numerosas nubes grises que lo obstruyen todo, las calles están húmedas por la tenue lluvia que arrasó la ciudad y pocas personas transitan la calle. Es un clima acogedor y lindo si se sabe apreciar, si se detalla lo bello que es ver cuando todo está en silencio y la claridad que brinda el sol escondido deja ver las gotitas finas caer. A TaeHyung siempre le había gustado el otoño por los temporales fríos y las lluvias constantes, ama salir con un chubasquero y un par de botas de agua para pasear por el vecindario.

Antes iba con sus amigos y entre los siete armaban numerosos juegos bajo la lluvia, hacían largas caminatas y volvían con comida chatarra, se turnaban el baño y finalmente acababan cenando de madrugada en el salón, repartidos por los sillones y la alfombra, las conversaciones se creaban y se acababan continuamente, todos hablaban y nadie se quedaba excluido.

Ahora TaeHyung observaba a NamJoon en su cama. El Alfa estaba acurrucado entre las sábanas nórdicas hasta tal punto que no se le veía como tal, sino que era un bulto grande y esponjoso en el medio del colchón. Separando la vista del Alfa y yendo hacia la derecha estaba una cama más pequeña. Se suponía que SeokJin dormía allí. Pero todos los que vivían en el departamento sabían que SeokJin dormía siempre con NamJoon. Ese día trabajaba y como de costumbre la cama estaba ordenada con todos sus peluches encima.

Tras un suspiro avanzó por el pasillo y llegó a la habitación siguiente, un poco más grande y con unos cuantos armarios más, las camas de HoSeok y JiMin se encontraban enfrentadas, eran estructuras altas que permitían el espacio suficiente para que debajo se pudiese colocar un escritorio o un sofá de dos plazas. En el caso de JiMin había un pequeño escritorio y un puf gigante en el que solía acostarse a leer, aunque terminase con babas bajando por las comisuras de sus labios y el libro aplastado debajo de él. HoSeok por su parte tenía un sillón de cuero negro que siempre estaba frío, hacía mucho ruido al sentarse y el cuero era tan duro que la incomodidad hacía que ninguno lo usase.

Ellos tampoco estaban en sus camas, habían salido desde la mañana, pudo escucharlos en la cocina unas horas antes.

La última habitación en el pasillo era la de YoonGi y JungKook. A TaeHyung siempre le dio miedo entrar allí cuando ambos alfas estaban presentes, todo estaba muy oscuro y las feromonas de ambos chicos impregnaban cada metro cuadrado, haciendo que el gamma se sintiera duramente reprimido. Así que lo hacía cuando YoonGi salía a trabajar y JungKook entraba a clases, dándole un pase libre por su cuarto. No tardaba mucho, siempre abría la puerta y hacía un rápido recorrido hasta el armario de JungKook, toda su ropa era de tonos oscuros y neutros, sin apenas colores u otro tipo de decoración. Pero el gamma amaba sus camisetas oversize y sus enormes sudaderas con capucha. Así que ese día, tras ver a JungKook cerrar la puerta principal con su mochila colgada de su hombro, Tae entendió que podía robar una de esas ese mismo día.

Entró como de costumbre, corrió y abrió la puerta más lejana del alto armario, desprendió de la percha una de las sudaderas y salió corriendo también.

Su habitación se anteponía a cualquiera de las anteriores que todos compartían con alguien. Siendo un gamma, todos votaron porque se quedara solo en una habitación, así estaría más tranquilo en su propio aroma y en sus propias cosas. JiMin y SeokJin eran Omegas y aún así compartían habitación con un Alfa, y él no podía darse el mismo lujo.

Llegó a su habitación y la tela suave entre sus dedos la llevó a su rostro, su naricita se enterró en la suavidad de la prenda y quiso que fuese portada por alguien, que estuviera abrazando a una persona y no a una simple sudadera ajena. Restregó sus mejillas contra el tejido, aspiró y suspiró, la abrazó y finalmente se la colocó.

hoodies | kooktae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora