~ Mi Dulce Carta ~ (Yami/Atemxtú) [A.I.]

~ Capitulo 17 ~

"Lo único que todos saben pero que ignoran, es el hecho de que tarde o temprano, la felicidad termina".

Al escuchar la campana de la puerta, te escondes con la espalda pegada a una pared continua y te das un respiro.

Tea —¡Hasta luego, Yugi, señor Muto!—.

La joven de uniforme se despidió antes de regresar a su casa. Pasó a darle la tarea al chico, intentando aprovechar tu ausencia para acercarse.

Tea —(T/n ya no será problema. Ahora, tengo que pensar en cómo hacer que Yugi saque su otra personalidad)—.

Pensó la castaña, mientras sonreía por recordar cuando "conoció" por primera vez a Yami.

Fueron solo un par de segundos, pero sintió que de inmediato le habían robado el corazón. Algo muy romántico de este estilo no pasa todos los días.

[Autora: a mí no se me hace natural jasj]

Esperando hasta que desapareciera, te acercas por debajo a la ventana que da a la habitación de Yugi. Pensando en cómo llamar la atención, buscas por el suelo y encuentras un par de tapas de botella.

_Con Yugi_

Después de recibir la tarea, acompañó a Tea hasta la entrada de la casa y se despidió.

Yugi —(Tea es muy agradable. Espero no causarle problemas con esto)—.

Sosteniendo los libros de clase, regresa a su habitación a paso lento.

Yami —(Creo que eso de la escuela es algo complicado...)— reflexionó sobre las clases en las que había asistido con Yugi.

Realmente, ser estudiante era una etapa importante. Aunque a veces es difícil seguir el ritmo.

Al llegar, Yugi cierra la puerta de su cuarto y ríe —bueno, la tarea no se va a hacer sola. ¿Te parece si la hacemos juntos?—.

Con esas palabras, un pequeño flashback pasó por ambos. Tu eras a la que le encantaba estar presente mientras el oji-morado se concentraba.

A veces tarareabas algo, y en otras solo lo veías fijamente. Esa mirada era como si pudieras ver a través de ellos. Algo que, recientemente, habían notado que los ponía nerviosos.

Suspirando, Yugi lleva sus materiales al escritorio, pero encuentra algo extraño en el piso junto a este.

Yugi —¿Y esto? ¿De donde salió?—.

La ventana estaba abierta, pero no había explicación del cómo unas tapas de refresco llegaron hasta su cuarto, que estaba en el segundo piso.

Iba a asomarse por la ventana, cuando un par de manos se sujetaron en el marco y te impulsaste hacia arriba apareciendo de repente.

Lograste estar frente a frente de él.

—¡Hola, Yugi!— intentando susurrar, no pudiste suprimir tu emoción del momento.