Ladrón que roba a Ladrón | [ Jade Meldea ]

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El arte de tolerar era algo que había desarrollado luego de años.

Dominarlo, sinceramente, fue algo de segundos.

En primera instancia sabe que no todos tienen el privilegio de la educación, por lo cual los groseros no eran un problema. Al final de cuentas ¡hasta ella misma había sido objeto de ignorancia en el pasado! En la brillante epoca en donde apenas empezó a limpiar los pisos del burdel que lidera hoy. Mismo en el cual a la fecha abundan los promiscuos que, dentro de lo que cabe, tampoco juzga; porque ella nadie es y nadie sera para juzgar el libido sexual de las personas y como piensan liberarlo.

Venga que también seria hipócrita de su parte criticarlos.

Era una mujer que tuvo una buena vida yendo de señor en señor hasta que se asentó. La castidad resultaba ser una leyenda urbana mas que una realidad para ella y muchas otras mujeres.

Este hecho la hizo reír risueña; como cuando dijo su primera mentira piadosa.

¡Que gratificante había sido salirse con la suya!

Entre risas era conciente de que tan despreciable es. Por lo cual su inmensa tolerancia hacía, incluso, el mas nefasto ser era facil de explicar.

Juzgarlos a ellos era como juzgarse a si misma.

¿Y a quien le apetecía realmente proyectarse para medir su nobleza?

Su risa se detuvo.

' Oh, cierto '

Solo personas con la moral alta como Ariana de Secramise tenian el pasatiempo tan vulgar de juzgar. Increible de pensar teniendo en cuenta que sus pensamientos sobre " lo que tolera " lo inició por culpa de la dichosa princesa y su reciente traición al pacto que acordaron.

Regresemos en el tiempo.

Ella podía tolerar a los groseros y a los promiscuos. Podia tolerar las mentiras piadosas y la falsedades de las personas al verla. Podia tolerar tantas cosas que a la larga las personas creían que Yelena Bolach, matriarca del bajo arbezela, era imperturbable. Siempre y cuando no ocurra eso.

Lo único que no toleraba.
Lo que mas aborrecía.

La traición.

' Te doy la mano y lanzas a tus joyas para que me las corten. '

Era hasta divertido llegado a ese punto.

Ariana de Secramise, única princesa de Arbezela, termino siendo la que dio el primer paso.

Yelena chasqueo la lengua como si realmente lamentara la situación. La lamentaba, pero mas por la princesa que por ella misma.

En su defensa podía decir que la indiferencia hacía la situación estaba justificada. Las acciones de Ariana no tenían un verdadero peso que la llegue a perjudicar. Era irrelevante; una raya mas al tigre.

Un crimen mas del condenado a muerte.

' Ja '

" Si así quiere que sea... "

El subordinado, que esperaba sus ordenes a dos pasos para darle espacio después del informe, se inclino cuando la dama se giro en su dirección. Tan tranquila y sin una gota de ira en el rostro que era difícil concebir la idea de que sea la señora del bajo mundo.

" Querido, tan servicial como siempre ¿podrías decirle a Teodor que traiga al amant- "

Se detuvo. Silencio absoluto abrumo el ambiente hasta que el subordinado, curioso ante el rostro pensativo, ladeo la cabeza.