ਏϊਓ:𝟷𝟾

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Christopher despertó primero, desconcertado por la luz solar que comenzaba a molestar sus ojos, a su lado, Minho descansaba tranquilamente, su respiración tranquila y estable, el mayor no soportó tanta belleza y abrazó al menor por los hombro, feliz de que por fin estuviera entre sus brazos.

Comenzó a dejar besos por todo su bonito rostro y cuello, provocando que el cenizo se despertara de a poco.

—Oh, perdón, no era mi intención despertarte tan temprano.— admitió sin separar aún sus labios de su rostro.

—No te preocupes, aún puedo dormir más.

Las cosquillas que le hacía la nariz de Christopher provocaba pequeñas risitas en Minho.

—Estoy muy feliz ahora mismo.— habló de la nada el menor.

Aquellas palabras despertaron algo en Christopher, que volvió con su sesión de besos, esta vez comenzando a tocar el abdomen bajo de Minho.

—¿Ah, si?

—Mhm.

Christopher colocó su mano justo donde se encontraba el tatuaje del menor, causando un estremecimiento contrario.

-—Qué opinas del sexo mañanero?— preguntó con cierta burla el mayor, planeando llevarlo a cabo.

—Me encantaría, pero en serio no, me siento sucio, mejor tomemos un baño y ya.— el menor fue el primero en salir de la cama, dirigiéndose al baño.

—¡Maldito imbécil de mierda, Christopher!

El mencionado corrió a ver qué pasaba, aunque no evitó sonreír con malicia al notar porque su pareja gritaba.

—¿Eres un estúpido caníbal o qué? ¡Mira!— recalcó señalando su cuerpo entero, con pequeñas marcas rojizas.

—Te ves lindo así, al menos sabrán que eres mío.

Minho no quiso enfadarse más, por lo que lo dejó pasar, y más cuando Christopher le abrazó por atrás, recargando su cabeza en el espacio en su hombro, susurrando muchos “Lo siento ”.
Al final Christopher tuvo que prestar su ropa a Minho.

—Ow, te ves adorable en mi ropa.

—No es como que me quede muy grande, ¿sabes?

Afortunadamente no era así, median casi lo mismo, la única diferencia eran los hombros, pero eso era lo de menos, y bueno, su tarde se basó en darse mimos y ver televisión.

—Minho, creo que me acostumbraré a verte en mi casa y con mi ropa.

—Oh, entonces no vendré más.

El mayor sonrió y abrazó de lado a Minho, subiendo su pierna a su pecho y abrazándolo cómo si de un enorme peluche se tratase.

—En serio te quiero mucho, Honnie.

—Yo lo hago también, Chris.

Christopher comenzó a tocar nuevamente la piel de Minho, sobre la ropa, creando una extraña fricción que causó escalofríos en el menor.

—Christopher...— amenazó el cenizo dándose cuenta de lo que quería hacer.

—Vamos, verte en mi ropa en serio me está poniendo.

Los besos no tardaron en llegar, subiendo desde sus piernas hasta su cuello, en ese punto, Minho comenzaba a decir incoherencias, cuando llegó a su boca, ambas lenguas se encontraron, moviéndose como agua.

La mano de Christopher ahora se encontraba explorando bajo la incómoda playera, la odiaba en ese momento.

—Minho, si no quieres...

Un beso fue suficiente para saber que podía continuar, poco a poco, la ropa fue desapareciendo, no sabía si fue una coincidencia o a propósito, pero Christopher sacó una botella pequeña de lubricante de la mesa junto al sofá, vertiendo un poco en sus dedos un poco para no lastimar a su chico.

Los sonidos de amor que salían de Minho solo eran música para los oídos del mayor, que no detenía sus movimientos.

—Cariño, ¿puedo?

Minho asintió cubriendo su boca con su antebrazo, Christopher llevó una de las piernas de Minho a su hombro, mientras que sujetaba la otra, tomándolo de su muslo. Entró despacio, cómo si temiera romperlo.

Esperó hasta que el menor le diera otra señal, comenzó a moverse lento, pero después rápido y sin piedad, los gemidos y jadeos no tardaron en ser más altos, besos eran dados y caricias también.

El cenizo se sentía tan bien, cada que Chris le decía palabras bonitas y de ánimo, rasguñaba un poco más la espalda contraria, cosa que solo lograba exitar más al mayor.

—Oh, Minho, quisiera poder dejar tus piernas temblar.

Dicho esto, comenzó a moverse más rápido y fuerte, provocando que ambos terminaran con tan solo unas cuantas embestidas más.

Al salir del menor, Christopher pudo observar cuan destruido estaba Minho, sus bonitos labios hinchandos, su respiración agitada, las marcas de su mano en sus muslos, y una que otra nueva marca de amor, oh, y lo más importante, sus bonitas piernas temblar.

—Eres muy bonito, Min.

El mencionado solo alcanzó a sonreír antes de atraer a Christopher hacia sí y juntarlos en un abrazo, que se sentía demasiado íntimo, demasiado cariñoso. Si, ambos estaban cómodos juntos.

ਏϊਓ

. ·ʚĭɞ 𝗳𝗮𝘀𝘁𝗲𝗿 ਏϊਓ | Minchan Donde viven las historias. Descúbrelo ahora