Capítulo XVIII -. ¿Y si...?

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Trató de no centrar su atención en el descuido de Deidara, pero sus ganas de saber qué había ahí eran más grandes. ¿Cuál era la probabilidad de que llegara en unos segundos que ocuparía para dar sólo una mirada y saciar su necesidad de indagar en las pocas palabras que se le habían cruzado por accidente?

«¿Y si lo leo...? Él nunca lo sabrá...» —pensaba mientras acercaba sus manos a la hoja para tomar la libreta y leer aquel texto misterioso que le causaba curiosidad. Finalmente, se rindió ante ésto y buscó con esmero lo que había visto, pero en el camino, encontró que había algo más.

"Su corazón sigue roto, y quiero ser su pegamento. Su mente sigue enferma e inmersa en tristeza, y quiero ser su medicina. Su alma sigue vacía, y quiero ser lo que la llene. Sus ojos siguen derramando lágrimas, y yo quiero ser su pañuelo.

Pronto, ésto dejará de ser un simple deseo..."

—¿Deidara...? —rápidamente pasó de página y siguió con más de los cortos relatos escritos a puño y letra de Deidara. Le era difícil creer que alguien como él haya caído en cosas que consideraba cursis —. «¿Tanto le gusta?»

"Es un día solo, y siento que permanecerá así hasta que vuelva a sentir su aroma a mi lado. La dependencia a mi amado me ha hecho querer irme si él lo hace, morir si lo hace...

Aún puedo sentir cada uno de sus secretos grabados en mi piel. Cada gramo de confianza que me ha dado me estremece en demasía, hundiéndome en un paraíso donde él quiera estar conmigo también"

"Maldigo cada día al sádico que decidió hacerlo llorar, al que decidió tirarlo a la basura porque se le dió la gana. Pero sólo porque lo hizo sufrir, no porque haya creado la coraza que haga que quiera rechazarme; sólo me da esperanza, la esperanza de ser quien cambie su forma de pensar, que le dé el calor que le arrebataron de golpe..."

"Su poder es enorme cuando sus palabras entran por mis ojos, nublan mi mente y acarician mi corazón"

"Lo único que mi mente puede pensar cuando lo veo pasar es "sé mío, y yo seré tuyo, Itachi""

—... —miraba boquiabierto su nombre al final del último escrito. Releía todo, sintiendo cada vez como la primera —. Me voy a desmayar...

—¿Qué tal la lectura? —dijo Deidara recargado en el marco de la puerta.

—¡Ah —del susto, soltó la libreta tirándola al suelo —. Estuvo bien, t-te estaba esperando...

—¿Y cuál fue tu parte favorita?

—No lo sé. Creí haber leído mi nombre en tus apuntes... más específicamente en la parte trasera.

—No creíste nada, sé que lo hiciste. —sonrió —. ¿Qué te pareció?

—Me... gustaron mucho. —su rostro había sido invadido por rojo puro. Justo cuando creyó que se enfadaría con él por leer algo oculto le pasó todo lo contrario, ya que su sonrisa nerviosa mostraba que eso era exactamente lo que esperaba que pasara, exceptuando su reacción ante ello —. ¿Estás practicando para algo?

—Para confesarme a ti de la forma en la que te gusta, ya sabes, con un... poema. Lo vi cuando tu rostro se iluminaba todos los días con los de Shisui —rió —. Sasori tenía razón, fue una idea muy estúpida el haberle "copiado". ¿Recuerdas que recibiste otra carta y la tiraste?

—No sabía que era tuya —cubrió su boca con rapidéz y sorpresa al saberlo —. Perdóname...

—No te disculpes, sé que no querías a otro Shisui en tu vida. —se acercó a él y se sentó a su lado.

—Sí. Por eso mismo no lo creí. Pero ahora sabiendo que eres tú tal vez...

—Sepas que no soy Shisui. También que cada uno de esos escritos, desde el primero hasta el último te pertenece, porque todo ésto empezó  por y para ti, y estoy cansado de fingir que no. Que estuviera en otra escuela sólo me dió la oportunidad de que tú no sepas nada hasta el día en el que me atreva pero lo adelantaste —subió sus hombros mientras miraba su rostro incrédulo —. Supongo que es diferente que te lo diga tu mejor amigo que un primo que casi nunca ves.

—Muy diferente... ¿Ésto significa que te gusto?

—¿No quedó claro cuánto me encantas? —le brindó una sonrisa burlona.

—Te creo. Te creeré hasta el día en el que muera... —le devolvió la expresión —. Además también empezabas a gustarme mucho, pero no pude hacer mucho para demostrártelo. Le pedí ayuda a Sasuke y me dijo que tal vez podría intentarlo, aunque al final terminaste siendo tú quien dió el primer paso. —acarició levemente la mano del contrario para después dedicarle una sonrisa nerviosa.

~○♡○~

«¿Y si no es tan malo...?» —Sasori se encontraba también estudiando, pero se distraía constantemente con el pensamiento de lo que sucedió con Shisui. Leer le era una tarea casi imposible, ya que con cada letra recordaba más a Shisui.

Entendía que su intención no era la correcta, que lo único que quería era manipularlo para quién sabe qué. Saber que él estaba ahí afuera le provocaba angustia por recordar el corazón destrozado de su amigo, el sentimiento que sabía que aún no había llegado a comprender bien, ya que no lo había vivido como tal; sin embargo, empezaba a sentirse envenenado por el sentimiento de culpa al imaginar: "¿Y si no es tan malo?" "¿Y si tiene razón y cambió?".

Sacudía su cabeza ante aquella pequeña posibilidad. Poco a poco, y a pesar no quisiera, su mente empezaba a contemplar la opción de perdonarlo a pesar de todo. Ésto no significaba que se llevaría bien con él, mucho menos que se dirigiría a él como lo haría con sus amigos, pero creía que, si de verdad había cambiado, entonces merecía perdón. No obstante, estaba vacío, no tenía pruebas, pero sí muchas dudas, aunque al mismo tiempo sus pensamientos persistían confundiéndolo aún más.

—¿A quién engaño? Es terrible ese hombre. —aunque le había parecido imposible antes, logró evadir esos pensamientos y siguió estudiando.

× ¡YO TAMBIÉN QUIERO! ×   [DEIITA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora