¿Die?

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:Changlix

Cada vez estaban más cerca de la libertad, pero todos sus pensamientos positivos se esfumaron cuando intentaron abrirla de todas las formas posibles y nada funcionaba.

-Vamos a pensar otra forma, seguro que al final logramos abrirla -dijo Changbin con esperanza.

-¿Qué forma hay más Bin? Esta puerta no se va abrir ni aunque le digamos "ábrete sésamo" -dijo con un notorio agobio.

-Busquemos una ventana o algo, seguro que aunque no veamos ninguna ahí una por ahí escondida en algún sitio.

-Confío en tus suposiciones.

Justo en ese momento escucharon la voz de Felix hacer eco por el gran hall.

-No me jodas -susurró el mayor sin poder creerselo. -sígueme -agarró de nuevo la mano del pelinegro para guiarle.

-¿A donde creéis que vais? Creísteis que el juego había terminado? -se rió con sarna cuando les vio salir corriendo.

-No lo escuches Lixie, solo quiere provocarnos y creyamos que nunca saldremos de aquí.

Felix se tapó el oído con su otra mano mientras entrecerraba los ojos, confiando plenamente en el otro.

Entraron a una habitación y más alejada, cerrando con pestillo.

-Aquí -indicó Changbin una especie de armario donde habían muchas cajas.

-Bin sabes que me da mucha claustrofobia estar encerrado.

-Lo sé, pero no creo que quieras meterte debajo de la cama junto a los bichos y el polvo.

Sin otra opción, ingresaron dentro esperando que no los encontraran por nada del mundo.

En cuanto desvió la mirada de la puerta, se encontró a milímetros de los ojos de Felix.

Se le notaba que estaba nervioso pues sus ojos no paraban de mirar a todos los lugares posibles.

-Felix, mirame -agarró su antebrazo con cariño y le hizo fijar su atención a él -te voy a sacar de aquí aunque me cueste la vida.

-No digas esas cosas Binnie, sabes que si tú no sales de aquí yo tampoco lo haré -susurró lo más mínimamente.

En continuación, bajó sus ojos y se fijó en los labios del otro.

-Sabes que moriría por ti.

Felix besó sus labios delicadamente.

Los dos eran un cúmulo de emociones inexplicables que les hacía florecer mariposas en el estómago.

Changbin no podía dejar de mover sus labios contra los otros, pensando en el vicio que eran estos.

Y justo cuando terminaron sin respiración, escucharon un pequeño crujido seguido de algo filoso deslizándose por la pared del pasillo que daba justo a la habitación donde estaban.

El mayor hizo un ademán de silencio mientras el pelinegro se aferraba a su camisa.

-Se dónde estáis, no hace falta que juguéis al escondite, me gustan los juegos pero si son muy fáciles me da una rabia y creedme, es peor. -gritó la voz de quién parecía ser el espiritu de Felix.

Sus corazones ahora iban más rápidos, pero no por lo anterior acontecido.

Felix se abrazo a Changbin, su única esperanza con fuerzas.

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