Octubre / 2016
📍Polis6:24 P.M - Mansión Woods
Alexandra Long Woods—¿Me lo prometes?
—Lo prometo.Busque a alguien con la mirada, alguién que me tome de la mano y me grite que despertara. Alguién que me pegué con un poster y que así pueda despertar de ésta horrible pesadilla. Busque y busque, espere y espere pero nadie llegaba. Estaba sola en la puerta de ese granero, Escuchaba las risas de las personas a unos metros de mi, pero ellos no escuchaban mis llantos. No podía controlarme y las lágrimas no tenían control, ¿Por qué me duele tanto? ¿Por qué me tocaban las batallas que no podía ganar?
Mamá siempre me dijo que siempre era posible perder una batalla o dos, pero que siempre iba a ver esperanza cuando llegara el momento de la guerra. No me di cuenta hasta ese momento, pero Mamá me mintió, la esperanza no llegaba en forma de velo o pañuelo, Llegaba en forma de espada. Una espada tan trande y pesada que yo no podía sostener y, si no podía sostener la espada, entonces no podía contar con la esperaza para liderar con la guerra que empezaba a tener lugar dentro de mi.
Durante toda mi vida nunca tuve que chocar contra el suelo cada vez que caía porqué siempre había alguien para sostenerme. Siempre había una niñera poniendo almohadas en cada lugar que creía que era peligroso para mi. La pusieron en los lados de la mesa, en mi habitación de juegos, la pusieron durante toda mi vida. Y, si eso no funcionaba, entonces estaban las palabras de animo.
"Todo va a salir bien"
"No llores"
"Mañana sanara"
"El dolor no es más que un estado mantal"
"Todo Pasa"Me acostumbraron tanto a las almohadas y a esas palabras que, allí de pies, Cuando realmente las necesitaba, no aparecieron. No aparecio mi nana para decirme que lo que veía era producto de mi imaginación, que mañana lo que me dolía iba a sanar. No apareció Mamá para poner las almohadas y no apareció para prepararme una taza de té. ¿Por qué nadie dejaba de bailar y me iba a buscar? ¿Por qué no podia gritar?
Oh, mamá, ojalá también hubieras puesto una almohada en mi corazón, allí el dolor es más cruel que en el cuerpo.
Estúpida, mamá. Debía dejar que me golpeara contra la mesa cuando tenia seis años. Debía dejar que mi caída del sofá me doliera, que me hiciera llorar. Debió dejar de poner almohadas en las esquinas de lo que ella consideraba peligroso, así yo hubiera aprendido que era el dolor, hubiera aprendido qué se sentía cuando no podía controlar las lágrimas llenas de dolor y quizas así, esto no me hubiera dolido tanto.
Pero lo más importante, debió dejarme ser novia de ese chico que solo queria darle celos a su novia cuando ambos teníamos dieciséis. Así, al menos, hubiera aprendido desde joven que se sentía cuando te rompen el corazón. Me hubiera acostumbrado a escuchar esos latidos rápidos que te indican que nada iba bien. Pero nunca lo aprendí, así que ahora que me enfrento a ello de la manera más inesperada mi corazón no tiene tiempo para ir quebrandose poco a poco, se ha roto sin la cuenta regresiva y una curita de mamá no puede repararlo. Podía fácilmente hacer un ruido y acabar con todo, enfrentarme a la realidad o ser fuerte como mi madre.
¿Pero como espera mamá que sea fuerte si nunca me permitió Lastimarme?
Así que corro. Escapo cómo una rata al darse cuenta que ha sido vista por el gato. Me doy la vuelta y sigo corriendo, las personas al fin me ven y gritan mi nombre para que me detenga, pero no me puedo detener. Mis pies se niegan a detenerse y sé que si corro sin mirar atrás quizás despierte y me de cuenta de que todo era un sueño, una pesadilla. Los guardaespaldas corren detrás de mi para detenerme, pero ya he corrido muy lejos de ellos, así que estoy a salvo. Estoy a salvo del dolor.
Abro la puerta del auto sin mirar atrás, arrastro mi vestido blanco y tiro el velo por la ventana. Quizás logre servirle de algo a mamá, tal vez lo guarde como recuerdo cómo planeo desde el principio. La llave estaba pegadas al auto así que simplemente la giro y enciendo el auto, mamá llega al auto pero no logro escuchar lo que grita. Lo único que logro escuchar es el sonido de mi corazón romperse una y otra vez. Lo oigo palpitar, pedir ayuda, lo oigo gritar justo antes de desangrarse.
Arranco el auto y dejo todo atras. Los gritos, las personas, los guardespaldas subiéndose a otros autos y, más allá, tambien dejo a quienes me rompieron el corazón. Lo dejo todo, solo me llevo el dolor y mis lágrimas sin control. Conduzco Mientras las luces de las farolas pasaban a gran velocidad, los autos se hacen a un lado sonando las fastidiosas bocinas que siempre odie y mis manos tiembran en el volante.
Me permito gritar. Grito tan fuerte que mis pulmones se quedan sin oxígeno. Aprieto mis manos contra el volante y vuelvo a escuchar a mi corazón romperse otra vez, Y otra, y otra vez. Lo vi todo, vi como la persona que amaba se convertía en alguien completamente desconocida y me Engañaba con mi mejor Amigo mientras se hacían estúpidas promesas. ¿Como pudieron hacerme eso? Tener relaciones en el granero cuando solo había pasado una hora desde que nos casamos y juramos estar juntas por siempre...¿Como se lidea con esa situación? ¿Existe algún remedio para ese dolor?
¿Por qué las curitas de mamá no curaban las heridas del corazón?
Lo vi todo. Los vi a ellos, vi a mi madre y a los guardespaldas. Vi a los invitados y a las damas de honor, los vi correr detrás de mi y vi como dejaba caer la espada que me iba a ayudar. Pero, al levantar la vista de mi vestido blanco, veo aquellas dos luces. Era un auto, quizás iba lento y yo conducía muy rápido o quizás íbamos a la misma velocidad. Pero doble, guire aquel volante tan deprisa que perdí el control de todo el auto, siento como el auto choca con algo y mi cabeza choca contra el volante, y lo último que veo es el gran cielo lleno de estrellas. Estrellas, siempre me gustaron las estrellas. Floto, como si estuviera en una gran nube demasiado esponjosa para no dejarme caer, con olor a paz y risas por doquier. Las estrellas eran hermosas.
Pero luego siento como caigo con todo el auto hacia el vacío, y el cristal se hace añicos. Me equivoque al pensar que la nube no me dejaria caer, pero las nubes no pueden cambiarse a si mismas por otras personas, las nubes solo son eso; nubes. Los pedazos de cristales salen disparados y unos se clavan en mi rostro, hasta que el auto empieza a girar y todo se vuelve negro permitiéndome descansar de la batalla.
Quizás, ya no tenga que levantar la espada. Quizas la guerra ya estaba perdida.
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En La Oscuridad (CLEXA)
FanfictionUn accidente Dos mujeres Un lazo especial Y una decisión necesaria -Madi... -Te odio, Lexa.