Eclipse ▸South Park Fanfic◂

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Buenos días.

¿Qué mejor que pasear con mi alma ballena tomados de las manos y volviéndonos a South Park a pie por la carretera?

Sí, sé que papá y mamá van a matarme. Sí, estoy consciente de que es peligroso y creo que hasta ilegal. Pero con Linda nada me parecía atemorizante. Con ella era un pez libre.

Íbamos escondiéndonos en los pastizales, jugando entre nosotros y corriéndonos hasta atraparnos. Ni me había dado cuenta que habíamos llegado a South Park, hasta que distinguí las casas en venta a lo lejos. Sí, aquellas que años después se convertirían en las granjas.

— Nos fuimos a la mierda. — comentó Linda. Giré y carcajeé.

— Somos unos locos. — sonreí — papá y mamá van a matarme.

Linda se acercó a mí y me dió un pico rápido.

— Estarás bien. — me dijo — creo que si les avisas solo te regañarán un poco y nada más.

Bien, ahora me sentía un rebelde sin causa. Pero si a mi hermano no le dijeron nada por escaparse a Denver, ¿Por qué a mí me dirían algo por irme corriendo de la ciudad a el pueblo caminando con mi novia por los pastizales, y corriendo tres riesgos gigantes? 1) Animales. 2) Detención policial. 3) Richard.

Y hablando del rey.

Una camioneta se paró en frente mío. Sentí escalofríos y me paralicé. Linda los miró y me cubrió con sus brazos para protegerme de ellos.

— Hey, fenómeno. ¿Qué haces ahí, eh? ¿Esperando a que te coman tus hermanas las ratas? ¡Ja, ja!

Steve y Ryan se estallaron de risa. Linda se agachó a mi altura y acarició mis manos para intentar calmar mi futuro ataque de ansiedad.

— Súbanse al coche, quiero hablar con ustedes dos. — pidió Richard. No respondí — súbanse, dije.

— ¡No queremos, zoquete! — se defendió Linda. Y no se tardaron mucho en subirla a la fuerza. En cuanto escuché sus gritos y como la entraban dentro del coche sin vergüenza, me metí también. Ellos la soltaron y ella se aferró a mí en lágrimas.

— Muy bien. Y más te vale que cierres bien tu bocota si no quieres que te vaya mal.

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A Linda y a mí nos tiraron en la plaza.

Sí, era un lugar público. Sí, no tenía idea de porqué nos habían secuestrado de esta forma. Cuando Linda se estampó contra el piso, corrí hacia ella y la contuve en mis brazos para que mantuviera la calma.

Un coche se estacionó al lado. Era uno que se veía mucho mejor que el que Richard, Steve, y Ryan conducían. Era moderno pero bastante chocado. Como si su dueño no le hubiera prestado la suficiente atención.

Cuando Linda vió a Helen, Betsy, y Liane bajando del coche, se puso pálida y se aferró a mí en un ataque de pánico.

— Bien, muchachos. Ahora que estamos todos, nos divertiremos un rato con ustedes.

— ¡Sobre mi cadáver le harán algo a Linda! ¡Déjenla ir, yo me ofrezco a recibir todos los golpes! — Richard sonrió y miró a Ryan. Este último se metió al coche y sacó una bolsa repleta de agua — ¿Q-qué?

— ¿Lo reconoces? — me preguntó Richard.

Cuando lo analicé, me puse pálido, me paré e intenté arrebatarle la bolsa. Dentro de él había un pez dorado. Mi pez dorado.