orgullo familiar

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Despertar los lunes por la mañana siempre eran de las peores experiencias en la semana, faltaba demasiado para el descanso y se había acostumbrado a la calma del sábado y el domingo, si es que podía considerarla como tal; había conseguido aceptar lo que era Sky High, al menos la mayor parte de ella, a veces habría días en los que los profesores fueran unos imbéciles en su totalidad, otros días podrían ser buenos, en ocasiones la clase de héroes tendría actitudes ególatras con sus amigos y él no sería capaz de hacer nada al respecto porque seguía sintiendo un poco de miedo al rechazo, pero habría otros días en los que podría defenderlos o incluso ellos solos eran capaces de hacerlos y eso era bueno, pero los lunes siempre eran malos, lo peor de su semana, siempre rogaba para obtener un resfriado que le permitiera faltar aunque sea un solo día.

—¡Will! ¿Ya estás despierto? —Escuchó la voz de su madre en la planta baja, lo cual lo hizo salir finalmente de la cama.

—¡Sí, mamá, en seguida bajo!

Había aprendido a no engañarla cuando hace un par de años intentó fingir un resfriado solo para que ella lo descubriera no mucho después de diez minutos, tal vez eso era porque no era el mejor candidato cuando se trataba de decir una mentira, mucho menos a su madre. Caminó hasta su armario para sacar algo de ropa, una camisa roja con dos franjas blancas y una azul en cada manga, no sabía con exactitud desde hace cuanto, quizás menos de una semana, pero esa combinación de colores comenzaba a volverse algo molesta, si tenía ánimos podría ir con Layla al centro comercial esa tarde y comprar un par de camisas que le dieran un poco de variedad a su armario.

Salió de su habitación luego de cambiarse, asegurandose de no mostrar ninguna arruga sobre la ropa y que su cabello no luciera desalineado, mirarse al espejo siempre había sido extraño, sentía que conforme más pasaban los días la imágen que tenía de si mismo en el reflejo se volvía distorcionada, como si no fuera él mismo, algo que eventualmente se convertiría en una mancha bortosa de lo que en realidad era y eso le aterraba, porque no sabía qué era lo que lo hacía sentir de esa manera o, la verdad era que sí lo sabía, pero no era capaz de admitirlo.

Llegó al comedor con una gran sonrisa al percibir el aroma del tocino y los huevos estrellados, lo único bueno de sus mañanas solía ser los desayunos que su madre le preparaba antes de irse a la escuela, era algo deprimente que su motivación por salir de la cama se acababa al terminar con el plato cuando debía aguantar un alrededor de siete horas en la escuela, pero quería mantenerse positivo, si tenía suerte podía obtener algo bueno de ese día, realmente estaba rogando para que las cosas fueran así.

—¿Listo para una semana más de clases? —preguntó Josie mientras bebía un poco de café.

—Oh sí, sin duda listo —aseguró con una pequeña sonrisa, aunque sus palabras salieron con inseguridad.

—¿Qué clase de pregunta es esa, Josie? por supuesto que lo está, algo como la escuela no es un problema grave para un Stronghold ¿Cierto, Will?

—Sí, cierto —apretó los labios en una línea recta—, pan comido totalmente.

Josie rodó los ojos con discreción, a diferencia de Steve, ella podía ver con claridad los bajos ánimos que su hijo mantenía, quería creer que no se trataba de algo grave, así que se estaba permitiendo darle su espacio a Will para que hablara de sus problemas cuando él se sintiera listo, pero si su esposo continuaba con esa actitud dudaba que en algún momento eso llegara a suceder. El sonido de la puerta abriéndose interrumpió la conversación y Will agradeció infinitamente que Layla siempre llegara en los mejores momentos para acabar con el martirio de escuchar las conversaciones que su padre quería iniciar pero nadie quería oír.

Al entrar saludó a todos los miembros de la familia, antes de sentarse en la silla que estaba cerca de la puerta, Will se sentía un poco más aliviado con ella presente porque al menos así tenía una buena excusa para ignorar a su padre, aunque en general la presencia de Layla le resultaba tranquilizadora, para ella era bastante fácil hablar con personas como sus padres, sabía que decirles, como responderles y cuales temas de conversación sacar, incluso si no pasaban ahí más de cinco minutos en lo que Will terminaba con su desayuno.

CAN YOU FEEL MY HEART? | will x warrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora