Jeon Jungkook, un joven que es llevado repentinamente al inframundo al casarse accidentalmente con un misterioso novio que es un cadáver mientras que su novio real, Park Jimin, le espera en la tierra de los vivos.
Aún cuando la vida en el mundo de l...
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–¿Comó moriste?–
Se quedaron en silencio. Taehyung nunca contó como había muerto. Solo a Yoongi. Ese tema no le era de su agrado en absoluto.
–Es muy larga la historia– dijo poniéndose de pie caminando hacia el balcón recargando sus brazos en el mismo.
–Creo que tengo tiempo–
–Estuve muy enamorado– dijo comenzando a responder la pregunta recordando ese día. –Hwang Hyun-jin, ese era el nombre del chico que se ganó mi corazón– sonrió con nostalgia recordando a ese chico rubio que lo amó.
–Nos conocimos por casualidad, fue amor a primera vista– suspiró –Estábamos tan perdidos el uno en el otro que la idea del matrimonio llegó sin avisar–
Jungkook estaba atento a cada palabra del peli azul.
–Mis padres sabían que me gustaban los hombres y no aceptaron mi compromiso– dijo bajando la cabeza. –Ese día escapé al viejo roble que esta en el Bosque de los Cuervos. Lo esperé mucho tiempo hasta que de pronto vi muchas sombras y todo se oscureció– se giró para sentarse al lado de su esposo.
–Cuando desperté, ya estaba muerto. Las joyas que use en ese momento se fueron igual que mi vida–
–Prometí que esperaría aquel hombre que me liberara– lo miro con ojos expectantes –Sin pensar apareciste jurando para siempre estar a mi lado–
Jungkook entendió mejor las cosas. No mucho pero no tenía tantas dudas como en el pasado.
Ninguno dijo nada. Taehyung esperaba alguna reacción del contrario, y Jungkook esperaba que Taehyung contara algo más.
–Te tengo un regalo de bodas– dijo sacando una caja azul muy oscuro. Desgastada y muy maltratada.
Jungkook acepto dudoso. Y no por el regalo si no por lo que hubiera dentro del regalo.
La sacudió un poco para asegurarse que no era nada malo. Pero el sonido que salió fue de muchas piezas como si de un rompecabezas se tratara.
–¿Gracias?– dijo incómodo por que lo que tenía no era más que huesos.
No tomó mucho tiempo para que la caja se sacudiera en el regazo del vivo causando una caída de la misma caja, dejando salir todos los huesos.
Uno de ellos estaba pasmado y el otro tenía pintada una sonrisa en su rostro.
Los huesos se armaron dejando ver la figura esquelética de un canino.
–¿Gureum...?– dijo Jungkook confundido. –¡Gureum!– soltó finalmente con una sonrisa acompañado de un brinco hacia su regazo del pequeño canino.
–Es tan tierno– dijo uno encariñado.
–Y no lo viste con pelo– contestó el contrario.
Se quedaron un momento admirando al pequeño Gureum.
