Capítulo 30.-Tú eres mi regalo

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Jueves/24/Diciembre/2020.

Ya no había vuelto a clases porque las vacaciones habían comenzado desde antes de que saliera de la clínica, los días habían pasado y estar en casa con mis padres después de salir del único lugar en el que podía estar feliz sin que de por medio estuvieran mis padres dispuestos a arruinarme la felicidad.

En los mensajes del grupo de WhatsApp del instituto habían dicho que el concurso se había retrasado, por ende tenía mucho tiempo para practicar, que sí lo hacía, pasaba horas encerrada dentro de mi habitación, de vez en cuando Angelina se metía y me ayudaba dándome algunos consejos que a ella le habían servido, era mi fiel público que me aplaudía cada que respiraba.

Los escritos cortos no los había leído frente a ella, me daba vergüenza leerlo enfrente de mi hermana sabiendo que hablaban un poco de Angelina. No me atrevía a hacerlo sin que de por medio me sintiera mal conmigo misma, pero no lo iba a cambiar, porque lo que sentí mientras lo relataba tampoco va a cambiar.

—Eres la persona que más admiro—confesó en medio de aquella habitación oscura mientras terminaba de practicar aquella melodía.

La miré de repente sin creer en las palabras que me había dicho, mis ojos se llenaron de lágrimas, hice lo posible por no derramarlas, ¿qué podía admirar ella de mí si no tenía absolutamente nada?

—¿Y qué admiras de mí?—pregunté con una leve risotada, quería saber la respuesta a pesar de que podía causarme daño.

—Tú resistencia, la esperanza que sientes y de todo lo que eres capaz para conseguir tus objetivos—respondió con una sonrisa.

La abracé fuertemente mientras me desahogaba en su hombro, por todas aquellas veces en las que necesitaba a alguien cerca de mí, por que yo quería un hombro en el cual pudiera llorar, pasaba su mano por mi espalda tratando de tranquilizarme.

Al sentirla tan cerca de mí sabía que nos tendríamos la una a la otra, que ella se quedaría por siempre en mi vida. Entendí que ella era todo lo que necesitaba, estaba tan cerca de mí que jamás pude apreciarla más de cerca que ella solo quería ayudarme, quería amarme y no sé lo había permitido, hasta ahora.

Al estar tan cerca de mí pude entender que jamás volvería a estar sola, que ella sería todo para mí, tenía que protegerla incluso de mis propios demonios.

—Gracias por quererme, Angelina, a pesar de que no merezco nada de ti—sujeté su rostro mientras la miraba a los ojos.

—Eres aquel sueño que se hizo realidad, Lica—sonrío con una leve risa.

Pasamos la mayor parte del día encerradas dentro de mi habitación, de aquel lugar seguro que sería para mí, hablamos de cualquier cosa, era su primer público que la escuchaba con más claridad, el empeño que le ponía a cada canción que entonaba.

***

—Angelina, nos vamos a la fiesta navideña, ¿no vienes con nosotros?—preguntó mi padre, estaban arreglados muy bien para ser una fiesta navideña.

Al verlos la tristeza me invadió, creí que Angelina se iría con ellos y de nueva cuenta me iba a quedar sola junto con todos los demonios que me acompañaban cuando estaba sola. Por un momento había creído que iba a estar yo incluida en sus planes, pero no hubo ni una sola invitación de su parte, creí que íbamos a ir todos juntos como aquella familia que llevaba esperando, que iba a estar incluida en sus planes, pero no fue así.

Ni siquiera me miraron.

—Si Angélica va, yo también lo hago—sostuvo tratando de incluirme en sus planes.

Balas Perdidas ¿Alguien me amará? (Nueva Versión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora