Capítulo 42.-¿A qué le tienes tanto miedo?

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¿A qué le tienes tanto miedo?

Mamá te olvidaste que despertaba por las mañanas necesitándote cada día más, te olvidaste de mostrarme el camino correcto, te olvidaste de enseñarme a amarme y de demostrarme que me amabas todos los días del año, te olvidaste de salvarme y de protegerme de todos los demonios que me acechaban, no me protegiste de aquellos que me hicieron daño y tú fuiste una de las principales que me hicieron daño, no fuiste lo suficiente buena para ser mi madre y, ¿sabes? He de decir que es tu culpa que me hayan hecho daño, no fuiste capaz de proteger a tu hija, la única que te quedaba con vida. Mamá me mostraste la crueldad del mundo a tan corta edad, hiciste que me odiara hasta el punto de querer desaparecer. Me mostraste que los verdaderos monstruos son los humanos, que incluso hasta tu propia familia puede dañarte de una forma inimaginable.

Papá, te olvidaste de que tú eras mi héroe, te olvidaste de serlo, te olvidaste de decirme cuanto me amabas, olvidaste demostrarlo, olvidaste ser todo lo que yo necesitaba, me hiciste creer que no había nada bueno en mí que alguien podría amar, me dejaste con un millón de inseguridades, me pusiste el reto de que tú querías una hija perfecta, una hija de la cual sentirte orgulloso, te encargaste de decirme la hija que querías, el protocolo que debía cumplir para tener una pizca de tu amor, me dijiste todo lo que querías más no me enseñaste a hacerlo, no fuiste el padre que yo habría querido que fueras, hubiera preferido no tenerte, que tan solo fueras un hombre al que no le quedó el título de padre, quería solo mirar una foto, saber tu nombre y preguntarme el porqué me habías dejado. Y hasta la fecha me preguntaba una y otra vez, ¿por qué nunca llegaste a quererme?

Mamá, papá, me enseñaron que estoy sola en este mundo, que jamás tuve tu apoyo, que jamás podría contar con nadie más que conmigo. Me enseñaron a destruirme a mi misma y lo hice tantas veces, solo para que estuvieran satisfechos. Quería hacer todo lo que me pedían tan solo para tener una pizca de su amor, ¡porque los necesitaba! ¡Siempre los necesité! Pero solo les satisfacía la falta que le hacían a mi vida.

Angelina, durante toda mi corta vida pasé esperando a una persona que me amara y a la misma amarla con tanta fuerza, todos los días pasé de largo en ello, en un intento de conseguir ese amor de mis progenitores te intenté matar, creía que tú eras la culpable y tú nunca has tenido la culpa, te tenía en frente de mí, tú eras la persona que estaba buscando en una versión pequeña, tú tenías todo lo que yo había deseado, tú me hubieras enseñado a amarme, me mostraste el lado de la felicidad, contigo no necesitaba a nadie a mi lado, me siento tan culpable, viví durante años encerrada en mi burbuja y mis problemas mentales que no te protegí lo suficiente, no fui esa persona de la que estarías orgullosa. Y tú fuiste ese ser lleno de luz que me ayudaba a brillar, te amé hasta el último día de tu vida, y me voy a ir de este mundo haciéndolo.

Geovanny, el hermano con el que nunca conviví y el mismo que me hizo falta cuando se fue, me dijiste que no había nada bueno en mí por lo cual seguir viviendo, no te quedaste para que te mostrara lo bueno que era estar a mi lado, no te quedaste para enseñarme a ser todo lo bueno que se busca en una persona para que alguien quisiera permanecer a mi lado, yo quería que te quedaras conmigo pero nunca te di motivos para que lo hicieras. Nunca fui lo suficientemente buena para que tú quisieras habitar en mi vida; siendo aquella persona que se quedaba a pesar de que todos se iban de mi lado.

¿A qué le temes Angélica? ¿A lo que escuchas? ¿A lo que ves? ¿A lo que sientes? ¿A los monstruos que te atormentan en forma de pesadillas?

Apaga todo Angélica, cierra todo y vete, enciérrate a ti misma y escúchate, tienes tantas cosas que decirte, te hace falta pedirte perdón a ti misma por todo el daño que te has hecho y el que has dejado que te hagan, búscate a ti misma que todavía sigues con vida, tu corazón sigue latiendo bajo tu pecho, tómate el tiempo de escuchar tu cuerpo, siente la suavidad de tu piel, descubre que eres una persona maravillosa que no necesita a nadie para ser feliz, sigues siendo la misma persona, la Angélica que tú habías querido, la Angélica de la que te sentías orgullosa y de la que no, jamás se fue, ella solo aprendió a madurar y sí, cometió muchos errores de los cuales ya aprendió y no estará dispuesta a volver a cometer.

Balas Perdidas ¿Alguien me amará? (Nueva Versión) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora