Capítulo 64: Convicción

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Unas 3 semanas habían pasado desde que Luxy y Hikaru habían salvado al starly shiny comprometiéndose a cuidarlo, desde ese entonces, ambos pokémon tomaban cada momento de descansó de su entrenamiento para tomar discretamente algunas bayas y pociones y llevárselas a su peculiar amigo, aunque en un principio esto no levantó sospechas, más temprano que tarde los padres de la luxio comenzaron a notar cosas extrañas a su alrededor, aunque no tuvieron una conversación al respecto sino hasta la tarde de ese mismo día, luego de notar como ambos se tomaban más tiempo del usual en sus descansos...

— Se están tardando demasiado... — Dijo Mangetsu con ligera molestia — Antes cuando salían en sus descansos volvían como mucho en una hora, pero desde hace unas semanas se han estado tardando cada vez más...

— Es normal, Hikaru-chan se irá pronto del pueblo — Dijo Hoshi con tranquilidad — seguramente están más concentrados en pasar todo el tiempo que puedan divirtiéndose, después de todo, luego de la mudanza ellos no podrán verse tan seguido.

— Es probable... Pero algo en todo esto me inquieta — Replicó el mightyena algo pensativo.

— Tu siempre has sido de darle muchas vueltas a las cosas sencillas — La luxray le dedicó una leve sonrisa a su pareja para que luego ésta se tornase en un ceño fruncido — yo estoy más preocupada por otra cosa...

— ¿Hmm? ¿Qué sucede? — preguntó Mangetsu bastante extrañado, pues era raro que su amada, siendo tan calmada como solo ella podía, se preocupara por algo.

— Parece que algunos arbustos del huerto están dando menos bayas que de costumbre — Replicó Hoshi con leve preocupación — en especial el arbusto de bayas rimoya, quizás no lo he regado bien o no está tomando suficiente sol desde la posición en la que está...

— O quizás alguien las esté robando — Sugirió el mightyena con seriedad.

— ¿Eso crees? — Cuestionó la luxray un tanto extrañada — ¿Pero por qué alguien robaría bayas de nuestro huerto? Son baratas en los mercados y de todos modos se pueden conseguir en la naturaleza.

— Eso no quita que sea más fácil conseguirlas aquí si se es lo suficientemente sigiloso — Mangetsu analizaba la situación pensando en cada posible detalle — además de que al tomar una baya del tallo no queda rastro de ella, por lo que es relativamente fácil tomar una sin que se den cuenta.

— Es cierto... ¿Pero entonces quién nos está robando? — Inquirió Hoshi un tanto confundida — Quizás algún pokémon volador aprovecha cuando el patio está vacío para tomar bayas...

— Puede ser... O también pueden ser Luxy y Hikaru, después de todo, cuando ellos leen en el patio nosotros estamos aquí dentro y solo salimos a verlos de vez en cuando — El mightyena rápidamente se mostró dudoso ante su propia suposición — aunque las bayas rimoya son muy ácidas para su gusto... Ambos son de bayas dulces como las meloc o las mais...

— Bueno ambos están en crecimiento, los gustos suelen cambiar con el tiempo y cuando los pokémon se desarrollan comienzan a comer cada vez más — Dijo la luxray encontrando tranquilidad en su propia explicación — además su entrenamiento es algo intenso y necesitan reponer la energía que gastan, quizás no hemos tomado esas cosas muy en cuenta y las raciones que les damos no los llenan.

— Es probable... — Aunque la explicación de su pareja sonaba plausible, Mangetsu aún se mostraba algo dudoso — De todas formas, les preguntaremos sobre eso cuando lleguen...

Al cabo de unos minutos, los jóvenes pokémon llegaron, si algo había que destacar sobre ellos, era que el eevee llevaba puesto un bolso amarillo que parecía algo grande para su cuerpo, aquí era donde usualmente cargaba los libros que llevaba para leer junto a su amiga.

Pokecuento: Cambiar al mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora