Mi dulce Caos.

Capítulo 13

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BEATRICE.
No había podido dejar de recordar ese día. Cada roce, caricia, sus besos; si antes Cameron ocupaba la mayor parte de mis pensamientos, ahora era cada segundo hasta el final de día y gran parte de la noche. Ya había cortinado que él sentí algo por mí: pasión, cariño, pero aun no es amor y la línea entre ellos es muy delgada, estoy segura que si me lo propongo él podía enamorarse de mí.

Voy a reunirme con Litta en un estudio que ella había alquilado para vivir en él, los meses que se quedaría como artista en el casino de lo Cambell. Había acordado reunirme con ella tres veces por semana para tener nuestras clases de baile, todo esto fue una idea loca, verla aunque me incomodaba su manera de moverse, deseaba tentar a Cameron.

“Que irónico, nunca quise hacerme desear por los hombre y ahora estoy aquí para volverme una tentación para él”.

Mi prima Verónica me acompañaba para apoyar mi cuartada y poder pasar fuera de la casa varios días, así mis padres no sospecharían tanto. Litta era una maestra dura pero lo voy a lograr, iba hacer que Cameron me amara o lo intentaría al menos. No me había puesto a pensar en los riesgos.

El baile del vientre era más fácil verlo que hacerlo. Ya habíamos pasado cuatro horas en el salón y estaba agotada, sudando más que un cerdo entre esas cuatro paredes.

—Lady Beatrice deja que tu cuerpo se mueva solo, estas demasiado rígida. —me mire frente al espejo. Estaba sudada y mi elegante peinado ya se había desarreglado, sentía que no había avanzado nada.
—Tengo curiosidad: ¿Ese hombre vale tanto esfuerzo? En mi experiencia nunca lo valen.
Me senté en el suelo a descansar mientras en pensaba en una respuesta.

—Siendo honesta, sé que él lo vale.

—¿Por qué?

—Porque es lo que siempre quise. Cuando estoy con él me siento segura, rio, siento cariño, amor, deseo. Tantas emociones juntas que me hacen sentir única...

—Se nota que eres una niña experimentando un primer amor.

—El primero y el único.

—Hay más hombres en este mundo. —dijo Litta.
—Los puede haber pero puede que yo no los puedo aceptar. Ese mi problema, que mientras él exista no podría amar a otro.

—¿Y qué siente él?

—No sé qué siente él, dice que no puede compararme con otras mujeres, nos conocemos desde niños y siempre ha querido protegerme…

—Tal vez ya este enamorado y no se ha dado cuenta.

—¿En serio?

—Los hombres a veces son criaturas sencillas. Tercos y a veces unos más orgullosos que otros, al principio juran y perjuran que no se enamoraran pero sin darse cuenta caen enamorados…

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CAMERON.
Quise distraer mi mente leyendo, pero lo menos en lo que estaba interesado ahora era en leer. Desde aquella vez en la casita no podía sacármela de mis pensamientos, no quería aceptar lo mucho que la deseaba. Esto me iba a volver loco.

—¡Cam! —me sobresalto por el grito de Luna al entrar a la biblioteca.

—¿Qué te pasó?—espete.

—Nada. ¿Qué te sucede a ti? Tienes una expresión de tragedia. —ella se sentó frente a mí —¿Me dirás que te pasa estos días? Has estado taciturno y muy odioso, la odiosa soy yo no tú. Se supone que los dos tú eres el rayo de sol de la familia.
Reí.

—No me he sentido bien, admito que me he alejado.

—¿Todo esto tiene que ver con Tris? —me quedé callado. —Cam no soy tonta, además todos notamos que se han distanciado mucho, ¿se pelearon? ¿Que sucedió? Sé que podrían arreglarlo si hablan. Habla con ella, Cameron.