La verdad, no esperaba que morir fuera tan pacífico. No le creía a nadie cuando decían que parecía ser un sueño muy realista, el cual te consumía conforme ibas cediendo ante la idea.
Pero su vida fue buena, al menos las partes lindas que podía rescatar de todo lo vivido. Quitando los traumas y crisis de por medio, no tenía las más grandes de las quejas, ya que, vivió bien estos últimos años, rodeado de personas con buenas intenciones a excepción de unos cuantos, fue feliz la gran mayoría del tiempo.
Y, por más que quisiera quedarse, ya era hora.
Su reloj finalmente se detenía, la arena dejó de correr por el pequeño camino que seguía con normalidad, el río se secó, no existía luz para impregnar en la oscuridad de su habitación. Ya no más. Ni sonrisas, ni alegría, ni personas amables, ni abrazos cálidos, ni vinos costosos, ni sombreros, ni películas antiguas, ni sentimientos.
Sin embargo, tampoco habría dolor. Ninguna clase de ello. Emocional, físico o psicológico, todo se convertiría en un mal sueño como si jamás hubiese tenido que preocuparse por su estabilidad emocional o mental, o por su apariencia, o por las relaciones sociales, o por su forma de ser, o por sus insultos problemáticos, o por personas que le hacían daño. Todo se iría.
Al fin, un poco de armonía.
Por muy raro que suene o parezca, en esos pocos segundos comprendió el fanatismo de Dazai con morir. Era hermosa y aterradora. Dejar de sufrir, y a la vez, dejar de disfrutar.
Ni tardaría en morir, era más que seguro y su cerebro de alguna manera lo estaba procesando, lentamente repasando lo que pasaba a su alrededor, escuchando las últimas palabras provenientes de la boca de su compañero. El agua le transmitía calma. Sus manos se sentían extrañas, como si quisiera atrapar la esperanza de sobrevivir entre ellas, sin conseguir nada en lo absoluto.
Lo ocurrido antes no tenía importancia, no necesitaba nada más que el simple hecho de morir ahogado. De todas las veces que había estado cerca de la muerte, ninguna era tan sencilla y aburrida como esta, agua acabando con sus pulmones. Interesante que fuera tan tranquilo.
Hubo un peculiar momento en toda la burbuja que lo envolvía, y es que, sin su presencia en ese lugar era muy posible que el bando contrario hubiera ganado. ¿Era un requisito su muerte para lograr la victoria? Por lo visto así debía ser, porque Dazai no se escuchaba arrepentido en lo más mínimo.
Lentamente llegaba a su límite, quizás la habilidad del vampiro había llegado a su fin, pero aún así iba a morir. Sin dudar, sin pensarlo dos veces, sin replantearse alguna pregunta, sin siquiera soltar el nulo oxígeno en sus pulmones, sólo se dejó llevar por la calamidad.
Allí adentro no podría hacer que Corrupción surgiera para salvar la noche, o el día, o lo que fuera allá en el exterior.
Todo lo que hizo fue confiar su vida en manos de Dazai, y lo acababa de condenarse literalmente. ¿Por qué los genios increíblemente inteligentes y astutos tenían que ser unos completos desgraciados? Era fácil dedicarse a otra cosa, si lo que quería era cambiar el rumbo de su destino o lo que sea, podría haberse inscrito a un curso de medicina y salvar vidas con sus propias manos, no arrebatarlas.
Pero, ¿qué sentido le encontraba ahora a debatirse esos temas? Ya no le quedaría ni tiempo para reprochar.
Y estaba bien. Se sentía como algo que estaría bien si eso les daba la victoria a los demás, entonces no le molestaba en lo más mínimo.
Fue sepultado junto con sus pesares y alegrías, muy por debajo de lo que alguna vez imaginó cómo su muerte, puesto que era un poco insignificante ahora. Él, a cambio de la paz.
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Iridiscencia // NikoChuu
FanficEl destino le había dejado muy en claro que la vida tenía únicamente dos tonalidades. Sin color, como un tablero de ajedrez en el cual debe ser partícipe incluso si es contra su voluntad y sus deseos. Entonces, decidió ir tras la flama ardiente del...