Amor de los 30.

Capitulo 1

Su cuerpo estaba frio, lo único que podía hacer era sentir su pulso y asegurarme que estuviera muerto, después de todo jamás fue una buena persona... Golpeaba a su mujer y a sus hijos, pero igual seguía siendo un humano, llame a medicina forense y lo primero que hicieron fue culparme de su muerte ... Yo era el único que estaba en el lugar del crimen, fui el único que llamo para avisar que estaba muerto y también fui el único que de cierta manera le tenía odio como nadie.

Para contar como sucedió todo debo devolverme en el tiempo, a la época en la que conocí al hombre más grotesco que jamás piso la faz de la tierra, la época en la que conocí al amor de mi vida y supe que jamás podría estar con ella.

Era el 1 de mayo de 1932, encendí mi radio con la esperanza de escuchar algo de Bing Crosby, pero de lo único que se hablaba era del estreno de la película Sin novedad en el frente, prendí un cigarrillo y me senté frente a la chimenea a esperar que mi viejo radio sonara un poco de buena música antes de ir a dormir.

Mientras me terminaba mi cigarrillo me asome por la ventana para observar un poco el paisaje de aquella ciudad fría, pero al acercarme mis ojos solo se enfocaron en una sola cosa: "Era una mujer de unos 28 años, con el cabello corto y unos ojos azules que penetraban a toda persona que los mirara, eran tan grandes e intensos que mi cuerpo quedo pasmado y no pude salir a preguntarle su nombre"

Esa noche no pude dormir, mi cabeza no sacaba a aquella hermosa mujer que había observado por la ventana... ¿Cuál sería su nombre?, pensé mientras encendía otro cigarrillo y me servía un trago de whisky para tratar de olvidar.

El día llego y me dispuse a trabajar como era lo habitual, trabajaba en una estación de radio informando sobre lo que pasaba en el día a día, era muy contento y la gente escuchaba todo lo que decía con detenimiento: "Bienvenidos a las noticias del día, hoy se intensifican los accidentes automovilismos y se pide a la comunidad transitar con precaución para evitar más muertes".

Por un segundo el tiempo se detuvo cuando mire por la ventana y aquella mujer iba pasando por allí, esos ojos azules fueron imposibles de olvidar, tome alientos y deje música de Bing Crosby en la radio mientras me disponía a correr a la calle donde se encontraba aquella hermosa mujer de los ojos azules.

Cuando la detuve para preguntarle su nombre ya no era la misma, estaba golpeada y sus ojos grandes e intensos se habían vuelto pequeños de tantos golpes que había recibido, sus labios rojos ahora eran un mar de sangre y sus hermosas y largas piernas estaban manchadas de tantos moretones.

En aquel momento entendí dos cosas: Primero, que estaba casada y segundo que tenia al lado a una bestia que no tenía ni la más mínima idea de lo que era ser un hombre, no le importaba levantarle la mano a una mujer que se había dedicado solo a amarlo y respetarlo... O eso quería pensar yo.

- Disculpe señorita – Le pregunte tímidamente.

- ¿Quién es usted? – Me dijo ella en un tono frio que cortaba cada fibra de mi cuerpo.

- No es mi intención ofenderla señorita – Le dije – Solamente quiero saber si usted se encuentra bien, a juzgar por su rostro diría que fue golpeada o algo peor, tampoco es mi intención entrometerme en su vida ni mucho menos, solamente quiero saber si le puedo ayudar en algo.

- ¿Usted? – Me dijo ella – No creo y aunque necesitara ayuda jamás se la pediría a alguien que no conozco y que solo aparece de la nada.

- Le pido disculpas de nuevo – Insistí – Mi intención jamás fue ofenderla ni mucho menos, pero, aunque suene un poco raro usted no es la misma hermosa dama que mire el día de ayer por mi ventana, esa mujer de hermosos ojos azules y labios rojos que miraba el mundo desde otra perspectiva.

- ¿Enserio cree eso de mí? – Me dijo mientras una hermosa sonrisa salía de su rostro – Como sea, yo a usted jamás lo he visto y no me interesa seguir charlando con alguien como usted.

¿Cómo olvidar esa charla? Ahora que me siento a pensar en ese día solo puedo decir que aquella dama golpeada y con cicatrices era la mujer más hermosa que jamás había visto, aun recuerdo su aroma como si hubiera sido ayer, era un olor penetrante que por donde pasaba dejaba rastro de una mujer segura de si misma y que no temía decir lo que pensaba.

¿Cómo podía conquistar a una mujer tan perfecta? ¿Cómo se podía ella enamorar de un triste locutor de radio como yo? Eran preguntas que todo el tiempo rondaba en mi cabeza, sabía que probablemente estaba casada, pero eso no me impedía tenerla en mi mente, no me impedía soñar con ella y con una vida juntos... Hasta ese punto de mi vida supe a lo que llamaban "Amor a primera vista".