Yuuri no dejaba de dar vueltas en la cama, la idea de tener a un visitante de otro mundo por encantador que pareciera le era inconcebible, ¿como era posible que esas cosas le pasaran? suficiente tenía con una carrera sumida en el fracaso y un empleo monótono como para ahora lidiar con tan increíble situación, sin embargo asi era, un ángel venido del cielo estaba en la habitación vecina durmiendo como un simple mortal y dispuesto a cumplir una supuesta misión que no comprendía, pero no podía hacer nada, simplemente no le quedaba otra opción mas que cruzarse de brazos y esperar lo que el destino le tenía reservado por extraño que fuera.
Cerca de las siete de la mañana Yuuri después de finalmente dormir un par de horas despertó con un ligero sobresalto, enseguida se incorporó nerviosamente para ver a su alrededor y tras asegurarse que estaba solo en la habitación se tranquilizó un poco.
--Seguramente sólo fue un sueño, los ángeles si es que existen no bajan a la tierra para andar entre nosotros.-- se dijo a si mismo mientras tomaba sus anteojos que había dejado sobre la mesita de noche.
Enseguida se dirigió al baño para tomar su acostumbrada ducha matutina antes de desayunar e irse a trabajar, el baño era privado asi que no tenía que salir de su habitación. Después de relajarse con la tibia agua salió de la regadera para colocarse frente a un gran espejo con la intención de afeitarse, por ese motivo abrió un cajón del tocador y sacó su máquina la cual enchufó y preparó para usar, sólo que cuando levantó nuevamente la vista a través del espejo vio como detrás de él Viktor observaba con detenimiento sus movimientos.
--¿¡Pero que rayos haces aquí!?.--dijo no sin antes dar un gran salto por la sorpresa.
--Hola, es sólo que escuché que te habías levantado y vine a ver que hacías.-- contestó con sencillez.
--¡Pues no quiero que lo hagas!.-- contestó a la vez que se aseguraba la ligera toalla que lo cubría por la cintura pues esa era su única prenda.
--Pero debo de...--- quizo protestar el peliplata.
--¡Pero nada!.-- lo interrumpió el nipón.-- ¡ahora fuera de aquí!.-- ordenó con severidad señalando la puerta con el dedo.
Viktor resopló aunque rápidamente salió del lugar, Yuuri por su parte estaba realmente molesto, ¿acaso desde ese día ya no tendría privacia ni siquiera en el baño? si era asi realmente le esperaban tiempos difíciles. Después de afeitarse salió del baño aunque su disgusto aumentó al ver como el ruso estaba en su recámara husmeando entre sus libros.
--Te agradecería que dejes mis cosas en su lugar.-- le ordenó con bastante mal humor.
Viktor volvió a resoplar, era obvio que la situación comenzaba a ser tensa para ambos.-- Disculpa, no volverá a ocurrir, sólo que siempre me ha gustado leer.-- dijo finalmente dejando de lado el libro que había tomado.
Yuuri al ver la pesadumbre del chico pensó que quizás había sido demasiado brusco con él y eso lo hizo sentir mal.-- Lo lamento no debí gritarte, pero aun asi ya que vas a estar aquí por un tiempo debo ponerte en claro un par de cosas -- comenzó a decir sentándose sobre la cama viendo directo al chico.
--¿Te refieres a reglas por seguir?.--
--No exactamente, pero si a algunas normas ya que quizás por el tiempo que tienes lejos de los humanos has olvidado cosas básicas como por ejemplo respetar los espacios privados.--
--Si es porque quise dormir contigo déjame decirte que en el cielo los ángeles compartimos dormitorios y eso no es motivo de escándalo ni nada por el estilo, no sé que es lo que habrás pensado pero lo que sea que haya sido estás equivocado.--
Yuuri se sonrojó ligeramente, era claro que él no había pensado de la misma forma.-- Te comprendo, es sólo que yo personalmente prefiero mantener mi privacia al momento de dormir, y por supuesto también al ducharme.-- añadió.
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Send me an angel
FanfictionEn una noche de invierno un carruaje corre frenético, dentro de el seis huérfanos conducidos por su profesor huyen de la revolución rusa la cual está en su punto álgido, creen que van hacia la salvación pero...la muerte los acecha en una remota mont...