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*Knoc knoc*

Sus padres le habían enseñado que cuando tocaran la puerta y ellos no estuvieran en casa no abriera por nada del mundo, así que trató de hacer oídos sordos, sin embargo, el golpeteo era más y más estruendoso, y en eso oyó:

—¡Policía, por favor abra la puerta! —gritó una voz femenina.

Se asustó, su pequeño cuerpo tembló un poco mientras sujetaba a su hermana menor en brazos, quien lloraba exigiendo comida. Era la policía, no debería ser alguien peligroso ¿verdad? Definitivamente era una excepción, así que se dirigió a la puerta, sujetando a la bebé con su brazo derecho y tomó el pomo con su mano libre, abrió lentamente, asegurándose de que sus ojos se toparan con algún oficial, y sí, habían dos. Una mujer justo afuera de la puerta y un hombre apoyado en el coche policial de más atrás.

La mirada de la mujer cambió de neutral a una con lástima, no se esperaba ver a dos niños pequeños detrás de la puerta.

Aphelios la observaba intrigado, ¿qué hacía la policía en su casa? debía de haber sucedido algo importante, ¿verdad?

La mujer entró y se sentó en el viejo sofá de la sala de estar con un suspiro amargo.

—Niño, ¿tienes algún familiar que viva cerca?

Aphelios negó con la cabeza.

—¿Nada? ¿Y aunque vivan lejos? ¿Tíos, primos, abuelos...?

Volvió a negarlo.

—Solo tenemos a mamá y a papá.

La expresión de la mujer se tornaba cada vez más deprimida, se notaba a leguas que la situación le afectaba.

—¿Cómo te llamas? —preguntó, mirando al pequeño.

—Soy Aphelios, ella es Alune —miró hacia la bebé en sus brazos, el llanto se había detenido pero su rostro reflejaba tristeza.

—Bien, Aphelios. Quiero que empaques tus cosas y las de tu hermana, van a acompañarme a un lugar.

El niño hizo caso inmediato, en una mochila con dibujitos de animales echó ropas suyas y de Alune, siguió a la oficial hasta el coche y entró, viendo como se iban alejando más de su hogar.
Llegaron a la estación de policía, la amable oficial los ayudó a bajar, le dijo que tomara asiento en el lugar y que volvería de inmediato.  En su espera la pudo divisar platicando con otra persona, ambos con gestos y expresiones preocupantes, la mujer que ya conocía se acercaba a ellos mientras que el hombre con el que hablaba tomaba su teléfono celular y hablaba con alguien.

—Aphelios, tengo una información que darte.

El niño, atento, dirigió ahora su máxima atención a la oficial.

—Tus padres han tenido un accidente movilistico hoy en el mediodía, fue en la carretera principal, y lamentablemente... han fallecido.

Los ojos de Aphelios se llenaron de lágrimas apenas escuchó eso.

—M-mamá... papá.... —y cayó en llanto, sus brazos perdieron fuerza por lo que la oficial le arrebató a la bebé suavemente—. N-no...

Y ese día fue la pesadilla de su vida.

Al poco tiempo hubo un juicio en donde declararon que él y Alune irían al orfanato más grande de la ciudad, el Orfanato Targon, el cual se dividía en dos secciones: A y B. Por suerte, ambos fueron designados a la misma sección, la A.

El entorno no era el mejor, pero al menos tenía un techo y comida además de que siguió yendo a la escuela a la cual solía asistir, lo único que le importaba era estar con Alune y protegerla, ya que solo se tenían el uno al otro.
En esos años algún que otro matrimonio se interesó en adoptar a Alune, pero siempre concluían en nada o escogían a otro niño, en el fondo esto a Aphelios le tranquilizaba, quería estar con su hermana y no quedarse solo en ese lugar.

club spirit blossom [sett x aphelios]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora