PRUEBA DE VELOCIDAD

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Territorio de Pridelands, ocaso, dos semanas después de "El gran rugido"
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La luna alumbraba las tierras del reino mientras los pridelanders dejaban frutas y flores en las "tumbas" de aquellos que habían perecido durante la larga batalla contra los forasteros.

Hace dos semanas que la paz comenzaba a retoñar el reino, principalmente una flor de color hueso, aquella flor florecía con creses en el reino. Su peculiaridad, un brillo relucía sus pétalos durante la noche gracias a la luz de la luna, el aparecimiento de esa bella y rara flor anunciaba la llegada del "sadaka wafu" una tradición que aquellos leones llevaban haciendo desde hace ya algunos años.

la flor iba y venía, pero no por el viento, sino por el movimiento que hacía el caminar de los ojos verdosos, la leona llevaba esas flores en el hocico, sabía que no había un reciento en donde estuviera su madre, pero la intención estaba ahí. Makini, la chamana del reino les había recordado celebrar la fecha, con tanto alboroto aquella tradición había casi sido olvidada.

¿Makini?, ya estoy aquí, me dijiste que podía dejar las flores en este lugar. Tiifu bajó las flores, acercándolas lo más cerca al árbol inmenso que Rafiki había dejado solitario, frio y descuidado. Sin embargo, su sucesora había tomado el cargo que su maestro tenía, con un poco de esfuerzo logró devolver a la vida a ese gran baobab.

La hembra no recibió respuesta, seguramente la mandril estaría bastante ocupada con sus asuntos para poder escucharla.

Después de un momento, la hembra se sentó sobre sus patas traseras para admirar como poco a poco los pétalos de la flor se encendían en ese color hueso brillante gracias a la luz de la luna, mientras más le diera, más rápido brillaba, y así, mantenía su brillo toda la noche hasta que saliera el sol.

Como te extraño, mamá.

La hembra habló en voz baja a la flor mientras admiraba su peculiaridad.

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Del otro lado de la moneda, Kaste se encontraba echado, recargando su cabeza entre sus patas delanteras mirando de lejos como aquellas flores de encendían a su alrededor, casi formando su silueta.

A lo lejos también observaba a los pridelanders celebrar aquella extraña tradición.

Pero su mente estaba revuelta, concentrada en todo y en nada a la vez, tanto así, que no observó a la reina llegar hasta que ella pudo sacarlo de sus pensamientos.

Y tú, ¿no tienes en donde dejarle?, Makini dijo que prestaba el árbol de Rafiki para ponerlas.

Aquella leona se acercó al macho con una sonrisa modesta, desde hace varios días que ella, aparte de Tiifu, había sido la que más se había acercado a ese asesino como si formara parte de la manada.

El macho despegó la cabeza de sus patas para mirar a la reina a los ojos. No entiendo por qué dejan flores, ni siquiera van a verlas, no pueden oírlos, aun no sé que significa el nombre.

Kiara sonrió con un poco de ternura. Ellos aun siguen vivos, están arriba, vigilándonos desde el cielo y ayudándonos en nuestros problemas, para eso es sadaka wafu, para recordar a los que ya no están.

Kaste respondió de inmediato. ¿Dhakar también está ahí arriba?

La reina borró su sonrisa para formar una de incomodidad, realmente no sabía si todos los leones llegaban a ser parte de las estrellas, si Scar se encontraba ahí vigilándolos desde lo alto, o si esos leones observaban con una sonrisa maniaca al reino desde la distancia.

¿Y SI ALGUIEN MUERE, QUE HACES?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora