El robo

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El híbrido se dirigía a el casino del pingüino de nombre jacky, suspiro y miro sus bolsillos tratando se ver al menos un bloque de hierro.

- Que día de mierda. - bufeo el oso, tratando de mantener la calma, sinceramente el día no le iba bien. Este gruñio y miro a su alrededor, pudo ver una figura masculina y se acercó lentamente.

- Hola, maguito - se burló al reconocer su figura, juan ni se inmutó al verlo y se dio la vuelta con lágrimas en los ojos.

- Eu, ¿Que te paso? - Pregunto, mientras el castaño estaba al borde del llanto.

- ¿No lo sabes? - pregunto este, a lo que el híbrido nego con la cabeza, este solo se fue en paso lento.

" Wtf, vine a por plata y termine confundido " pensó este mentalmente, y solo logró poner los ojos en blanco, sinceramente no le importaba mucho el hechicero. Tuvieron sus momentos de guerra y odio, pero aún asi no sentia empatía por este. Además, que anteriormente le había hecho burla con el pollo destruido en el restaurante.

Al salir del casino se sento en el pasto rasposo y observó su pollería destruida, le quedaba mucho trabajo que hacer. Se quedo mirando el paisaje, pero de mientras sentía algo tocando su brazo, se alarmó y rápido miro a su alrededor

Un maullido aturdio las orejas híbridas de este, pero se alegró muchísimo al ver a este felino salvo y sano, estaba muy preocupado por su desaparición, y creyó que quizás no había sobrevivido, asi que rápido lo abrazo y sintió el ronroneo de este.

- ¡PELUSAAA! pensé que no estabas vivo, no me vuelvas a asustar así, por favor... - una que otra lágrima salió de los ojos de este y luego de un rato se quedó viendo el atardecer junto a su proyectó destruido, pero ahora lo que le importaba era su felino.

Sintió un ligero ruido, que hizo que ambos se alarmaran y dieran vuelta la cabeza sincronizados.

- ¿Quién anda ahí? - preguntó con voz amenazante, saco lentamente su espada afilada de diamante.

- ¡Joder! Ah, Hola Spreen. Disculpa las molestias repentinas, es sólo que vine de un largo día en busca de minerales. - Y así nomás salió un alien de tono rojizo y cabello celeste, a lo que el empresario guardo nuevamente la dichosa espada.

- ¿Que haces? - Pregunto Ollie, sentandose a su lado. Spreen suspiro, y miro al suelo mientras acariciaba de forma lenta y suave el pelaje de pelusa.

- Nada, recién llegue del casino de jacky y juan estaba re raro, lo ví por ahí y me preguntó sí "lo sabía." No entendí lo que decía, fue un día extraño... - dijo, estaba realmente agotado y cansado, a lo que Ollie le dio un suave empujón al hombro

- No te preocupes, ¿Vale? Aunque, creí que lo sabías. Mientras estuviste encarcelado, el profeta mencionó que Juan era su hijo. - Spreen ni reaccionó, era bastante obvio para él, y para la mayoría.

- Ah, mira vos... Igual muy importante no es - justificó, rodeando los ojos.

- Tengo una idea. - El alien le entrego una máscara de una bola con el número 8, Spreen le miro confundido, alzando sus cejas.

- Mira, ¿Y si le robamos a juan?

[...]

Entrar al santario fue fácil, por más barreras que el mago de cumpleaños pusiera no impedía que el "señor ocho" y el "señor fresa" entrarán a la localidad.

- Pip - El señor híbrido disfrazado se comunicaba a través de breves exclamaciones con tonos agudos, sentía que algo era sospechoso. Juan no era lo suficiente boludo como para dejar el paso así nomás, algo debió haber hecho.

Lanzó una enderpearl hasta que en unos 4 intentos logró entrar junto al señor fresa, miraron el establecimiento, y mientras el alien distraía las cámaras, Spreen trataba de robar el bastón del profeta. Obviamente que los bloques estaban reforzados, así que se agacho y trató de entrar en un pequeño agujero.

- ¡Pip pop pip! - Trató de hablar, quedándose atascado, Ollie rápido se acercó y trajo de jalarlo, mientras el híbrido sostenía el bastón.

Ollie oyó unos pequeños pasos, lo cuál lo desespero y de forma nerviosa intento una y otra vez desatorarlo, cosa que no logró hacer. Las piernas y caderas del oso quedaban a vista de los demás.

- ¿Quién anda ahí? - la voz resonó por todo el lugar, el alien rojizo rápido se escondió en una esquina, no tenía el valor para pelear con juan.

El castaño se acercó y logro ver una dudosa apariencia atorada tratando de salir de allí, spreen estaba totalmente desesperado, busco apurado en su inventario enderpearls, y de tantos intentos anteriores gasto todas.

- ¿Tratando robarme el bastón, eh? - dijo con una risa pícara y tono burlón, una sonrisa de oreja a oreja se dibujo en su cara. Miro el hueco y logro ver a un joven con máscara.

- ¡PIPIPIPIPIPI! - dijo desesperado, juan alzo una ceja. sonaba como el chavo del 8 llorando, Río confundido.

- Te ves ridículo tratando escapar. - Lo nalgueo de forma burlona, cosa que hizo estremecer derrepente

- ¡HIJO DE PIP POP PUP! - grito con acento argentino, algo que hizo confundir aún más a juan, dudaba mucho de quien se trataba el ladrón.

Mientras tanto ollie, tomo rapido una pala de madera y noqueó a el hechciero, quedando este desmayado.

- ¡SEÑOR 8! - exclamó desesperado, lo jaló de las caderas y rapido salió desprevenido, estaban sudando bastante ambos, y con mano larga spreen logró tomar el bastón.

Miro la cara desmayada y agotada de juan en el suelo, se le quedo mirando detenido.

- ¡Vámonos! No hay tiempo, pronto despertará si no... - lo guío y así nomás salieron del santuario, spreen se quedo pensando acerca del asunto..

[...]

"El ocho es de la suerte." Donde viven las historias. Descúbrelo ahora