Demasiadas preguntas para una solución tan fácil

Últimamente la vida me está embriagando con una lluvia de preguntas, y a ninguna consigo darle una respuesta firme sin que al dársela, llegue otra nueva pregunta.

Desgraciadamente, todas vienen desde el mismo sitio, el miedo, cada vez que me veo ante la misma situación siento un miedo abrumador que me impide pensar de forma coherente.

Ese era mi pensamiento hasta hace relativamente poco, hasta que abrí los ojos y vi que estaba rodeado de personas increíbles, que se preocupan por mí, son el barco que todo náufrago necesitaría para salir del mar de preguntas en el que estaba metido.

También estoy conociendo a una persona que, aún sin saberlo, me regaló uno de los días más increíbles de  este año. Una simple quedada en la que las horas se hicieron minutos, una simple quedada en la que hiciste desaparecer mis problemas por un momento, una simple quedada en la que me sentía escuchado, una simple quedada en la que podía ser como soy, una simple quedada en la que igual para ti no fue nada, pero para mí fue un todo, igual nunca seré capaz de decirte esto, pero una simple quedada en la que dejó de ser simple para mí en el momento en el que te vi sonreír, esa sonrisa por muy loco que suene, me llenó de paz.

Hizo algo que poca gente ha conseguido, que en tan poco tiempo que nos conocemos, sea capaz de ser totalmente honesto y me pueda abrir con tanta facilidad.

Tengo muchas preguntas, muchos miedos, muchas inseguridades. No sé cómo va a acabar todo esto, lo que sé ahora mismo es que quiero conocerte más.

Porque fuiste la primera luz que iluminó este oscuro Otoño.