Supe desde la primera vez que lo vi quien era él, lo susurraba el suave ardor de mi muñeca derecha y el chocolate de sus ojos pero el no dijo nada y yo también preferí quedarme callada.
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Supe desde la primera vez que lo vi quien era él, lo susurraba el suave ardor de mi muñeca derecha y el chocolate de sus ojos pero el no dijo nada y yo también preferí quedarme callada.