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13 de octubre del 2022
Eran las 4:20 de la tarde y en octubre, aunque para los alumnos de la escuela secundaria Jacobo Gaarder número 13 era uno de los mayores infiernos puesto que, a pesar de que estaba empezando el otoño se sentían como si estuvieran dentro de un horno. Oliver se encontraba descansando junto con su amigo Mike durante la clase de educación física cerca de unas bancas. Por otro lado, Evan y Jack estaban jugando a hacer pases con un balón, lastimosamente en uno de los pases Evan no logró atraparlo y el balón choco contra la cara de Oliver, de tan rápido que paso Evan solo atino a ir con el pobre chico.
-- ¡Hey! ¿Estas bien? -pregunto Evan yendo al de pelo gris con azul marino-
-- ¿Tu qué crees? -su respuesta sonó fría y cortante, aun así, le dio el balón al más alto-
El de pelo castaño con rubio cambio su cara de una de incomodidad a una de susto y sorpresa, pero no por la actitud del más bajo, sino porque de su nariz comenzó a salir sangre.
-- ¿Qué? ¿Por qué me miras así? - comentó ya algo molesto-
-- Tú nariz...
Oliver dirigió su mano a dicha parte de su cara y se dio cuenta de que de ella brotaba sin parar un líquido rojo, sin que se diera cuenta fue llevado a la enfermería de la escuela y sentado en una camilla.
-- ¿Qué haces?
-- La enfermera me dijo que buscara un paño para que ahí caiga la sangre.
-- No es necesario, puedo hacerlo por mi cuenta.
-- Insisto, después de todo es mi culpa que estes aquí...
-- No, no lo es. Solo no lograste atraparlo a tiempo, le puede pasar a cualquiera.
-- Toma, ponlo en tu nariz y mantenla agachada.
Oliver tomo el pañuelo e hizo lo que le pidió Evan, era extraño, en educación física siempre coincidían sus salones a la misma hora, pero nunca se habían dirigido la palabra; el silencio se había vuelto un poco incomodo así que decidió hablar.
-- Soy Oliver –tomo una pausa- eres de 2-L, ¿verdad?
--Si, mi nombre es Evan, un gusto –lo miró fijamente antes de volver a hablar- ¿de que 2do eres?
-- 2-K.
Hablaron un poco hasta que llego la enfermera para ver cómo estaba Oliver, no era nada grave, pero tendría que estar ahí lo que restaba de la clase, Evan se ofreció a quedarse con él y la enfermera acepto, continuaron charlando de cualquier cosa el resto de la clase hasta que sonó el timbre anunciando el recreo; Evan no perdió tiempo y llevo a Oliver a la fila de dulces donde compro 2 paquetes de obleas y 2 mazapanes.
-- Toma –extendió su mano en la cual llevaba unas obleas y un mazapán-
-- Yo...
-- Vamos, tómalo.
-- Muchas gracias –con algo de desconfianza tomo el mazapán y las obleas-
-- No es na-
-- ¡Evan! -en eso llego Jack- eres un tremendo hijo de perra, le tuve que mentir al profe con que ese chico se sintió mal de la nada y te ofreciste a ayudarlo para que no te metieras en problemas.
Y en un abrir y cerrar de ojos Jack ya se estaba llevando a Evan y Oliver solo le pudo decir "adiós".
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