── Sweet Sixteen

dulces diesisies.

Amy Rose nació en medio del cambio de estaciones, en los últimos días de septiembre. Cuando las últimas sacudidas temblorosas del calor del verano estaban cediendo a los vientos fríos del otoño. Cuando las hojas tiñeron los árboles de rojo, amarillo y naranja y poco a poco comenzaron a marchitarse y caer al suelo.

Pero lo mejor que descubrió Amy fue que los días aún podían tener cielos azules y despejados y las rosas en su jardín casi lograron mantenerse vivas. A pesar de que sus días de gloria de principios de verano se habían desvanecido un poco.

Acarició suavemente con las yemas de los dedos los suaves pétalos y solo se desmoronaron ligeramente bajo su toque. En un intento desesperado, las regó con el regadera de plástico que tenía en la mano, tarareando una melodía edificante mientras lo hacía.

── Florezcan solo un día más para mí, por favor, queridas rosas ── Amy les suplicó. ── Hoy es mi cumpleaños, después de todo── Y después de esa declaración, pensó que en realidad parecían haberse enderezado un poco.

Un viento repentino barrió su pequeño jardín, alborotó el dobladillo de su vestido y delantal de jardinería, antes de continuar rodando sobre los prados y las colinas más allá de su cabaña.

Instintivamente, la mente de Amy se dirigió a Sonic.

Preguntándose dónde estaría y que estaría haciendo.

Lo más probable era que estuviera ocupado manteniendo la totalidad de Mobius en orden y manteniendo la paz, como de costumbre. Realizando atrevidos rescates, ayudando a personas necesitadas o simplemente disfrutando de otra aventura más en la que solo él parecía poder meterse. El peligro y los percances arriesgados lo seguían naturalmente dondequiera que iba.

Aunque seguro que Sonic también tenía momentos de tranquilidad. Veces que dejaba que su mente divagara y que su corazón anhelara algo o alguien que estaba más allá de su alcance.

Tal vez estaba pensando en ella en este momento...

En un intento vago de obtener algún tipo de conexión telepática con su amor, Amy cerró los ojos con fuerza y ​​torció el rostro en una profunda concentración.

“¡Sonic, Sonic, Sonic!” Dijo su nombre una y otra vez dentro de su cabeza.

Pero como se anticipó, no llegó ninguna respuesta.

“Tal vez está demasiado lejos”

Un pensamiento que era a la vez un consuelo y una decepción.

Afortunadamente, Amy no tuvo tiempo de pensar por mucho tiempo, ya que tenía un día lleno de actividades divertidas que esperar. Iba a pasar el día con su mejor amiga Cream y su madre y, por supuesto, con Cheese. Habían decidido hornear y cocinar todo tipo de delicias para la fiesta de esa noche.

Sería una fiesta pequeña, pero Amy no pudo evitar sentirse mareada ante la idea de pasar su cumpleaños con sus amigos más cercanos. Tails había aceptado amablemente la invitación, e incluso los Chaotix habían prometido venir, aunque supuso que el deseo de Vector de venir tenía más que ver con la asistencia de Vanilla que con cualquier otra cosa.