2-0

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El partido de hoy había sido lo que todos esperaban.

Argentina se había alzado sobre México con 2-0, lo que era una sensación refrescante de consuelo tras su última derrota. Está de más decir que entre el público Mexicano no había más que decepción y algunas lágrimas por la derrota de la selección, especialmente por quienes hasta el partido de hoy habían puesto toda su Fé en el portero Alfa Memo Ochoa, quién había logrado parar el penal que les dió el empate en el último partido contra Polonia.

La selección Argentina celebraba el partido de hoy entre gritos y aplausos, sin embargo uno entre ellos no parecía del todo contento. El az del equipo, Lionel Messi, parecía un poco  distraído. Con el seño fruncido y mirada de preocupación miraba a todos lados como si buscará algo. Caminaba a ritmo apresurado tratando de abrirse paso entre la multitud, ignorando los llamados de sus amigos quienes lo invitaban a unirse al festejo.

Pero entonces lo encontró.

A unos pocos metros de distancia estaba parado el motivo de su preocupación. Su alfa, Memo Ochoa.

A pesar de haber estado buscándolo desde que terminó el partido, en el momento en el que sus miradas se cruzaron no supo exactamente cómo reaccionar y la angustia lo invadió. ¿Estaría bien ir a consolarlo? ¿Memo estaría enojado con él por haber perdido? ¿Acaso el partido de hoy podría haber fracturado su relación? De ser así, habría preferido no jugar, aunque eso significará decepcionar a todo su país.   Al final no pudo moverse y dar el primer paso, pero entonces vió a Memo caminar hacia él.

Por un momento el mundo pareció desaparecer. Alfa y Omega mirándose frente a frente después de la aplastante derrota. La tensión llenó el lugar llamando la atención de todos los presentes, pues era bien conocido que ambos contrincantes eran compañeros y estaban vinculados, y al estar frente a frente todos esperaban  alguna reacción negativa de parte de alguno, específicamente de Memo, quién debería tener el orgullo herido por ser un alfa y haber perdido frente a su Omega.

Sin saber que decir o hacer, Messi sentía que las lágrimas se le escaparían en cualquier momento, fue solo hasta que Memo se agachó y recargo su cabeza sobre su hombro al mismo tiempo que olfateaba un poco su cuello que Messi pudo sentir un poco de tranquilidad.

- Fue un buen partido - Dijo Ochoa mientras acercaba a Messi a sus brazos - Lo hiciste excelente.

Messi sintió al fin cómo su preocupación se iba. Se acercó un poco más a Memo buscando sentir un poco de su aroma y estrechó más el abrazo.

- Tu también lo hiciste genial, estoy orgulloso de tí - respondió Messi conteniendo las lágrimas que ya se asomaban un poco de sus ojos.

Fue un abrazo muy breve, pero muy significativo para ambos. Quienes esperaban una disputa entre ambos quedaron un poco decepcionados, pero al final nada le ganaba a la sensación dulce de ver a una pareja que se ama en un momento tan emotivo.

Antes de soltarse, Memo se acercó a Messi y le susurró al oído -Cuando todos se vayan, espérame en los vestidores.

-¿Eh?

Antes de poder responder, Memo ya se había alejado para volver con sus compañeros.

Messi se quedó un poco aturdido, pero sabiendo que Memo no estaba molesto con él al fin pudo saborear un poco la victoria que acababa de obtener. Volvió también con sus compañeros y por fin pudo celebrar el logro de su país.

Cuando los ánimos de calmaron un poco y todos comenzaron a retirarse, Messi aprovechó la oportunidad y logró escabullirse discretamente a los vestidores. Al llegar encontró las luces apagadas y el lugar en completo silencio.

Y al final, ¿Quién se la metió a quién?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora